Mujeres poderosas, luchadoras, empoderadas, que dejaron de ser lo que se esperaba de ellas para ser protagonistas. Se levantaron para hacer lo que deseaban y lograron un éxito nunca antes visto. Pero fue efímero, debieron volver al lugar que la sociedad entendía que les correspondía. Fue una bella historia que dejó bastante claro el valor de este equipo, que consiguió emocionar a todo un país, pero también que estaba lejos el momento en que ellas pudieran abandonar esos lugares periféricos dentro de la sociedad. Un hecho épico que ahora nos llega a las tablas para emocionarnos y sobrecogernos.
Una obra descomunal, que nos emociona y nos divierte, un montaje prodigioso que nos muestra a once mujeres diferentes que se unen para conseguir sus sueños. Once historias que se unen para formar el mejor equipo y que nos transmiten toda la fuerza y las ganas de un elenco prodigioso, de un equipazo capaz de conseguir todo lo que se proponga. Una historia que nos obliga a recapacitar, a ver más allá de la propia obra, para ver las injusticias sufridas por las mujeres en tiempos demasiado cercanos. Ellas lo consiguieron, porque lo tenían claro, lucharon por ello, pero el mundo volvió a darles la espalda y volvió a empujarlas fuera de los focos. Todas estas pequeñas hazañas deben darse a conocer, para que veamos las injusticias sufridas por las mujeres, para ver todo lo que se ha conseguido, para pensar en todo lo que nos queda por luchar para alcanzar una igualdad real.
Esta producción de Barco Pirata ("Una noche sin luna", "Los secuestradores del lago Chiemsee", "Blast"), en coproducción con losTeatros del Canal y Producciones Rokamboleskas, vuelve a ofrecernos un complejo montaje coral, en el que se han especializado y que vuelven a demostrar que son unos virtuosos. Un compendio de pequeñas historias, en el que cada una de las once mujeres tiene sus propios problemas, sus propias ideas, pero todas se unen por una idea común, por la ilusión de conseguir un objetivo que les convierte en referentes, una bella historia que no tuvo el final merecido pero que se ha convertido en una poderosa obra que nos engulle y nos emociona.
Sergio Peris-Mencheta ("¿Quién es el Sr. Schmitt?", "Castelvines y Monteses", "La cocina") se ha convertido en todo un referente de la escena de nuestro país. Cada nuevo montaje como director es todo un acontecimiento. Basta señalar que en este caso han agotado entradas incluso antes del estreno. Sergio vuelve a adaptar un texto de Stefano Massini (tras la fabulosa "Lehman Trilogy"), con la colaboración de Daniel Val, una historia grupal en el que es el elenco lo que sobresale, en un abanico de pequeñas historias que conforman una obra descomunal, con el mundo del fútbol femenino como telón de fondo. Sergio cuenta que "el autor utiliza el fútbol como metáfora, porque es un deporte eminentemente masculino y lo convierte en una metáfora de libertad para las mujeres. Ellas deciden dejar de ser madres, esposas, hijas o abuelas para convertirse en portera, defensa o centrocampista como una manera de ser, porque es un carácter: no todas están hechas para estar en la portería o en la delantera. Entonces, se encuentran consigo mismas".
Desde su Barco Pirata, Peris-Mencheta se embarca en proyectos aparentemente faraónicos que siempre lleva a buen puerto. Experto en proyectos con elencos corales, sabe sacar pinceladas de cada personaje para construir una historia potente, a la vez que consigue la máxima precisión de todas las actrices. Como pudimos disfrutar en anteriores espectáculos, el director domina a la perfección las obras con elencos amplios, con historias que se solapan, con grandes escenografías que van cogiendo viva propia conforme avanza la historia. Estas señas de identidad le han convertido en uno de los directores más aclamados de los últimos años. La frescura con la que dirige, el compromiso de todo el elenco, la habilidad para engarzar las distintas piezas como si de un puzle se tratase, todo con la majestuosidad de las grandes obras, que nos atrapan de principio a fin.
La historia nos remonta al Viernes 6 de Abril de 1917 (en medio de la Primera Guerra Mundial), a la fábrica de municiones de Doyle & Walker Ammunition, en el que un grupo de trabajadoras aprovechan una pausa en el jornada laboral para ponerse a jugar al fútbol. Ese fue el comienzo de un equipo femenino de fútbol que llenó estadios durante el conflicto bélico, y que fue desterrado de los campos cuando sus maridos regresaron del frente. Mientras los hombres luchaban en el frente, eran las mujeres las que trabajaban en las fábricas, las que fabricaban las armas que luego ellos utilizaban. Pero ese día, al encontrarse con una pelota en el patio, ellas comenzaron a jugar y cambiaron sus vidas para siempre.
Aquel Viernes comenzó a forjarse una nueva historia para Rosalyn, Violet, Olivia, Sherill, Abigail, Justine, Hailey, Melanie, Penélope, Brianna y Berenice. Todas ellas comenzaron a jugar juntas, a verse como un equipo, a apoyarse y defenderse, a pelear por los objetivos comunes. Y llegó la propuesta de hacer una liga con equipos femeninos. En poco tiempo lograron el afecto y la atención del público, que acudía en masa a verlas jugar. Como era de esperar, esto no gustó a las instituciones del fútbol masculino, que al acabar la guerra consiguen que las mujeres tengan que dejar el deporte y "vuelvan a ocupar su lugar", redactando incluso una ley al respecto. Este es un precioso homenaje a esas mujeres, que se empoderaron, que se unieron, que consiguieron darse visibilidad, que lograron poner una de las primeras piedras para frenar el machismo imperante que a día de hoy aún pudre nuestra sociedad.
Esta obra es un homenaje, pero también una reivindicación. Estas mujeres, relegadas a las labores del hogar, no se sentían capaces de hacer nada por si mismas, o al menos eso era lo que les habían vendido. La posibilidad de salir de sus casas para ir a trabajar a las fábricas les da la posibilidad de creer en si mismas, de ver de lo que son capaces, de hablar con otras mujeres en su misma situación, y por primera vez lo hacen desde un lugar de igualdad, de poder. El trabajo las ha convertido en piezas imprescindibles del engranaje de la sociedad, lo que las convierte en ciudadanas de primera, lejos del eterno papel de madre y ama de casa al que estaban condenadas desde la cuna. Dejan atrás sus estigmas para comenzar a tomar sus propias decisiones, a trabajar en colectivo con sus iguales. Con la excusa del balón, la hazaña fue más visible, ya que el público las apoyó y se dio visibilidad a una injusticia que no tardó en regresar, justo con el fin de la guerra. Pero también este es un montaje que reivindica a la mujer, lo maltratadas que han estado a lo largo de la historia, y en menor medida es un grito de apoyo al fútbol femenino, que parece coger auge en nuestros días. Por fin la apuesta de estas mujeres obtiene su recompensa, más de un siglo tarde.
Esta alineación lo da todo en escena. Once actrices que se dejan la piel en cada escena, sin abandonar el "terreno de juego" en ningún momento, en las casi dos horas y media que dura la obra. Una obra coral que destaca precisamente por eso, por un elenco fabuloso en el que todas tienen el mismo peso, la misma responsabilidad, el mismo protagonismo, la misma energía infinita para ganar este partido. El público vibra, se emociona, se sorprende ante la bravura de las chicas, y rompe a aplaudir enfervorecido al acabar el espectáculo. Todas ellas tienen la misma presencia, todas nos cuentan su historia, todas diferentes pero luchando por un objetivo común. Se apoyan, se complementan, para formar una máquina escénica primorosa. Once valientes, porque la función es compleja, que hacen vibrar al patio de butacas como si se tratase de la grada de un estadio de fútbol. Bello y sincero homenaje de un elenco que está a la altura del reto.
Ellas son Noemí Arribas (Rosalyn), Silvia Abascal (que se alterna el papel de Olivia Lloyd con Xenia Reguant), Ana Rayo (Justine), María Pascual (Penélope), Nur Levi (Abigail), Alicia González (Hailey), Carla Hidalgo (Melanie), Irene Maquieira (Violet), Andrea Guasch (Brianna), Diana Palazón (Sherill) y Belén González (Berenice). Y cada una de ellas aporta su granito de arena para este complejo grupo, el que tenemos una variada visión de la vida, del trabajo, de la religión, del hecho de ser mujer. Rosalyn es una mujer tímida, introvertida. Olivia Lloyd es la intelectual del grupo. Justine es coqueta y presumida, con mucha energía. Penélope es la "rara" del grupo, hablando su propio idioma y viviendo en su mundo. Hailey es una revolucionaria que admira a Trotski. Melanie es la bruta, diciendo lo primero que se le pasa por la cabeza sin pararse a pensarlo. Violet es muy sensual y odia a la Iglesia. Brianna es la más guerrera del grupo. Sherill es la invisible, está siempre en la sombra. Berenice pese a ser hija de un pastor religioso es atea, y muy reivindicativa.
Como en todos los montajes de Peris-Mencheta, la escenografía tiene una importancia vital. El diseño escénico corre a cargo de Alessio Meloni que recrea una fabulosa fábrica, que vamos descubriendo a lo largo de la historia. Un espacio flexible que va mutando ante nosotros, majestuoso, para convertirse en parte esencial del montaje. A esto hay que sumar el atrezzo, a cargo de Eva Ramón, que completa una puesta en escena impecable. La composición musical corre a cargo de Litus Ruiz, que repite tras "Lehman Trilogy", la dirección musical es para Joan Miquel Pérez y la dirección vocal de Ferran González. Otro de los elementos a destacar es el impecable diseño de iluminación de David Picazo, que sabe transmitir en todo momento el tono que necesita la obra, jugando con maestría con las penumbras. Por último, el diseño del vestuario es de Elda Noriega.
Sergio Peris-Mencheta lo ha vuelto a hacer, Otro montaje soberbio lleno de elementos complejos, para conseguir un resultado impecable. Una fabulosa historia llena de ternura, de emociones fuertes y de compromiso social. Y como en sus anteriores montajes corales, la capacidad del elenco para interpretar varios personajes es impecable, la destreza para coreografiar cada movimiento, impecable. Esperemos que pronto vuelvan a Madrid, ya que en esta ocasión han agotado las entradas incluso antes del estreno. La obra lo merece, una nueva joya del Barco Pirata. Enhorabuena al equipo por el descomunal trabajo.
Noemi Arribas Xenia Reguant/ Silvia Abascal Ana Rayo Maria Pascual Nur Levi Alicia González Carla Hidalgo Irene Maquieira Andrea Guasch Diana Palazón Belén González
EQUIPO ARTÍSTICO Y TÉCNICO
Dirección Sergio Peris-Mencheta
Adaptación Sergio Peris-Mencheta con la colaboración de Daniel Val
Traducción Ignacio Rengel
Composición Musical Litus Ruiz
Dirección Musical Joan Miquel Pérez
Dirección Vocal y Arreglos Vocales Ferran González
Diseño de Escenografía Alessio Meloni (AAPEE)
Diseño de Iluminación David Picazo (AAI)
Diseño y Realización de Vestuario
Elda Noriega (AAPEE)
Diseño de Sonido Enrique Rincón y Álvaro de la Osa
Producción Sonora Óscar Laviña
Atrezzista Eva Ramón
Coreografía Amaya Galeote
Ayudante de Coreografía Jose Luis Sendarrubias
Ayudante de Dirección Óscar Martínez-Gil
Ayudante de Vestuario Berta Navas
Dirección de Producción Nuria – Cruz Moreno
Adjunto Dirección de Producción Fabián Ojeda Villafuerte
Ayudante de Producción y Regiduría Blanca Serrano
Administración Henar Hernández
Producción Ejecutiva Barco Pirata
Dirección Técnica Manuel Fuster
Coordinador Técnico en gira Alberto Hernández de las Heras
Técnico de Sonido Enrique Rincón y Charli González
Técnico de Microfonía y Qlab Óscar Laviña y Joaquín Ramiro
Técnico de Iluminación Marina Palazuelos y Alberto Hernández de las Heras
Técnico de Maquinaria Julia Fuentesal
Sastrería Elda Noriega y Berta Navas
Jefa de Prensa María Díaz
Asesor de Peluquería Chema Noci
Construcción de escenografía Mambo decorados y Sfumato
Construcción de Flightcase New System Box
Transportes FJS Transportes
Maestro Clown Nestor Muzo
Experto en Dinámicas Familiares Joan Garriga
Trabajo con Balón Almudena Cid
Fotografía Sergio Parra
Maquillaje y Peluquería de Cartel Miriam Collar y María Mínguez
Diseño gráfico Eva Ramón
Distribución Fran Ávila Producción y Distribución
Una producción de Barco Pirata, en coproducción con Teatros del Canal y Producciones Rokamboleskas
Agradecimientos Compañía Nacional de Teatro Clásico, Teatro Español, Teatro del Bosque, Andrew Fergusson, Marlene Michaelis, Huella Marieta, Ana Rodriguez Escobar