Teatro: Fuenteovejuna. Festival de Almagro.

Entrar en el Teatro Adolfo Marsillach de Almagro ya es toda una experiencia. Un espacio único que nos regala cada año los estrenos de la Compañía Nacional de Teatro Clásico de cara a la siguiente temporada. En esta ocasión disfrutaremos de una contundente propuesta, valiente y poderosa, que se desarrolla en esta fabulosa villa. La versión de Rakel Camacho de "Fuenteovejuna" nos divierte y nos resulta impactante, por su contundencia y su plasticidad, por su energía y su belleza visual, por lo que cuenta pero sobre todo por la manera que ha elegido la directora para hacerlo. 



Tras un fin de semana lleno de emociones, con obras como "La Fortaleza", "Rey Lear" y "Farra", terminamos por todo lo alto, con este primoroso montaje sobre el amor, el abuso del poder y la fortaleza de un pueblo unido ante el horror del opresor. La dignidad de un pueblo que planta cara a la violencia de un dictador y sus secuaces, pero también el amor de un padre hacia su hija, que le convierte en una fuerza desatada en el momento en que la violan. En estos tiempos de locos dictadores y de genocidios espantosos que nos retratan como especie y como sociedad, es necesario mirar de nuevo obras como "Fuenteovejuna", para recordar el poder del pueblo unido, el único que puede parar los pies a unos indeseables ansiosos de poder y cegados en su egocentrismo.


En esta nueva edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) llega con su nueva producción, "Fuenteovejuna", de la mano de la siempre interesante Rakel Camacho. Esta obra es una de las más representativas de Lope de Vega y un pilar fundamental de nuestro siglo de Oro. Con esta carta de presentación llega también Laila Ripoll, como nueva directora de la CNTC. Una temporada que se presenta plagada de propuestas de lo más interesante, y que comenzará en Septiembre en el Teatro de la Comedia con este prodigioso montaje. Este estreno llega con la fuerza de un acontecimiento, manteniendo la vigencia intacta de un clásico que nos invita a reflexionar y a cuestionarnos qué haríamos hoy para enfrentar la injusticia y reinventar el amor. Una obra que dará que hablar en su estreno en Madrid, al igual que ha hecho las delicias de los que la hemos podido ver en Almagro.



Conociendo la trayectoria de Rakel Camacho ("Coronada y el toro", "Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio", "Las amargas lágrimas de Petra von Kant", "El cuarto de atrás", "Azul") y su estilo tan singular de creación, a nadie le debería extrañar que eligiese esta pieza para dirigirla, con la complicidad de María Folguera haciéndose cargo de la versión. Sus montajes suelen apostar por lo arriesgado, por lo radical, con una puesta escena grandiosa, barroca, arriesgando con propuestas que se alejan del realismo para crear su propio universo. Una directora en estado de gracia, que gusta de arriesgar e ir un paso más allá, intentando apostar por montajes transgresores que emocionen e impacten, que golpeen con fuerza al espectador y le hagan recapacitar sobre lo que ve en escena. Lo propuesta, tanto visual como argumental, es poderosa y apabullante.

Para la autora manchega "Fuenteovejuna es piel, carne, huesos. Es la humanidad lanzando y recogiendo una pregunta imposible de responder: ¿Cómo acabar con la violencia? ¿Por qué se perpetúa siglo tras siglo, año tras año, día tras día? Disculpen la osadía, y también la obviedad, ya que no entiendo, ni quiero hacerlo, cómo es posible que en pleno siglo XXI sintamos con tal fuerza el impacto que emana de los versos de esta obra cumbre del Fénix de los Ingenios. Lope de Vega escribió una historia en la que el amor es castigado. Esta Fuenteovejuna quiere mirar al pasado para no olvidar. Para comprender nuestros orígenes. Para acercarnos al centro de la esencia humana a través de la música, lo ancestral, la vibración del verso y de los cuerpos conviviendo en una comunidad con la que compartimos historia".



La obra de Lope de Vega, publicada en 1619, se inspira en un acontecimiento histórico que ocurrió en 1476. La historia nos habla de un pueblo que se alzó contra la tiranía del comendador Fernán Gómez, quien abusa de su poder con total impunidad (algo que sigue ocurriendo a día de hoy con demasiada frecuencia). Este hecho acaecido hace tanto tiempo ha trascendido su contexto histórico para convertirse en todo un referente, en un símbolo de la resistencia colectiva, en el ejemplo del poder del pueblo frente al opresor, en la necesidad de crear redes de apoyo que sustenten a los débiles frente a los poderosos. En el famoso grito del pueblo ante los interrogatorios resuenan las luchas de poder entre el estatus del gobierno central y la vida tranquila en la villa, un desgarrador instante de unión ante la imposición del poderoso, en el que la dignidad del pueblo aplasta la prepotencia del poder. Hombres y mujeres unidos por un mismo fin, por el bien común, por la defensa de sus intereses como pueblo. 




Un hito histórico que se ha convertido en referente de lucha, de unión, de colectividad. La venganza del pueblo contra el opresor y esa unión que les hace remar todos a una, en los interrogatorios y en las posibles consecuencias, lo que les hace librarse de cualquier condena. Un argumento que sigue siendo válido y referente en nuestros tiempos, esos en los que parece que lo colectivo ha perdido fuerza frente al individualismo, pero en los que los poderosos siguen "violando" a las indefensas. Es la violencia sistemática, con un hecho puntual que hace saltar todo por los aires, lo que hace reaccionar al pueblo y unirse ante la barbarie. La pregunta que se puede hacer es ¿por qué aguantamos tanto?, ¿por qué el pueblo se deja avasallar hasta extremos humillantes? ¿Cómo puede ser que las personas no se miren a los ojos e impidan este abuso de poder? ¿Por qué pensamos antes en nuestros propios intereses por encima de los colectivos?



Como ocurre en la mayoría de los trabajos de Camacho, el elenco se convierte en uno de los elementos más destacables de la propuesta, con un trabajo coral descomunal que nos emociona y nos hace gritar con ellos su famoso "Fuenteovejuna lo hizo". Un trabajo impecable en el que destaca lo colectivo por encima de lo individual (aunque haya momentos clave de alguno de los personajes que merecen comentario aparte). Este impresionante elenco lo forman Pedro AlmagroMikel Arostegui TolivarLorena BenitoCarmen EscuderoMariano EstudilloCristina GarcíaJorge KentPascual LabordaVicente LeónLucía LópezCristina Marín-MiróChani MartínEduardo MayoNerea MorenoLaura OrdásJaime Soler HueteFernando TrujilloAdriana Ubani Alberto Velasco.

El montaje nos deja escenas de elenco demoledoras. Músicas tradicionales y contundentes percusiones que nos remueven y marcan el ritmo de la vida en colectivo, de la festividad del pueblo unido, o de la ebullición del pueblo como fiera que se despierta ante su agresor. Un montaje cargado de sentimiento, de violencia, de furia, de despotismo por parte del poder, de dolor por parte del pueblo herido, de alegría desbordada por acabar con el tirano y salir indemnes del juicio. Una obra visceral, emotiva, desgarradora, que nos deja momentos de gran belleza entrelazados con escenas sobrecogedoras. 





De este último grupo hay que destacar por encima del resto el demoledor monólogo de Laurencia, cuando aparece ensangrentada en escena después de haber sido violada por el comendador. Minutos de furia y dolor, de desgarro absoluto, en el que Cristina Marín-Miró nos pone la piel de gallina, en unos minutos que nos paran el corazón y nos encogen el alma. El punto de inflexión de la obra. Lo que hace saltar todo por los aires. La escena con mayúsculas. El silencio del público, con un nudo en la garganta y luchando por no llorar. Impresionante escena y soberbia interpretación de la actriz, que nos regala un personaje apasionado y luchador, con una evolución imponente a lo largo de la obra.

En esta pieza en la que destaca tanto el elenco, es difícil destacar las interpretaciones individuales sin que ello conlleve el menospreciar al resto de intérpretes. En este caso, destacaremos a tres actores que simbolizan la esencia de la obra, haciendo hincapié en el descomunal trabajo coral de todo el reparto. Chani Martín se mete en la piel del comendador y consigue que lo odiemos desde el primer momento, que aplaudamos su muerte. Una demoledora interpretación cargada de energía y mala leche, que el actor consigue llevar a un lugar oscuro y muy tenebroso. Frente a él tenemos a Jorge Kent, alcalde de Fuenteovejuna y padre de Laurencia. Como es habitual, nos regala una interpretación impecable, que transita entre el amor a su hija y su responsabilidad como alcalde. Simplemente fabuloso. El tercer personaje que queremos destacar es el de Mengo, interpretado por el increíble Alberto Velasco. Un personaje que representa la inocencia, la vulnerabilidad, la indefensión, pero que sabe donde colocarse a la hora de hacer piña con el pueblo. Emotivo, tierno y delicioso. Un personaje lleno de matice que Velasco sabe llenar de vida.


Si el trabajo del elenco nos emociona, la parte técnica nos atrapa desde el primer instante en el que accedemos al teatro, incluso antes de que comience la representación. Y todo comienza como si de un rito ancestral se tratase, con una secuencia en la que todo el pueblo unido construye la escena, clavando estacas para crear una fortaleza que les proteja de los invasores. Una impactante escenografía diseñada por Mónica Borromello, en lo que es un nuevo alarde de belleza y complejidad al servicio de la historia. Cada nueva composición escénica se construye por los intérpretes, dejándonos transiciones de lo más elocuentes y escenografías que se convierten en imágenes épicas. Todo ello acompañado por la precisa y cuidada iluminación de Pilar Valdelvira, que sabe dar a cada escena la textura adecuada. También hay que destacar la música, que nos traslada con maestría a la épica propia que necesita la trama. La composición musical corre a cargo de Pablo Peña y Darío del Moral, y la dirección es de Raquel Molano.

Capítulo aparte para el apabullante y precioso vestuario diseñado por Rosa M. García Andújar, que diferencia de forma evidente los trajes de los poderosos por su pomposidad y sus tonos claros, frente a las vestimentas del pueblo, casi harapos que distan mucho de la elegancia de sus adversarios. Fascinante cada uno de los vestidos, que dota a su personaje de una impronta y una personalidad singular que se destila desde que hace su entrada en la escena. Trabajazo complejo del que salen verdaderas joyas.

Estamos, sin lugar a dudas, ante uno de los grandes éxitos de esta edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, y podemos aventurar que uno de los éxitos de la próxima temporada. Una obra fabulosa, una epopeya desbordante que nos deja el poso de la emoción, de la tragedia, de la lucha y de victoria del pueblo sobre el dictador. Todos estos elementos, inherentes en la obra de Lope de Vega, son exaltados y enfatizados en la versión de María Folguera, y todo ello trasladado al universo tan particular con el que nos suele sorprender Rakel Camacho, el resultado solo puede ser una producción descomunal, impecable, en la que todo funciona a la perfección y encaja en su justa medida, para conseguir una pieza que nos emociona, nos divierte y nos deja mucho sobre lo que pensar de camino a casa. Tras su exitoso estreno, Fuenteovejuna promete dar mucha guerra en los próximos meses. Y no dejemos de gritar al unísono "Fuenteovejuna lo hizo" para recordarnos como colectividad.

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TeatroTeatro Adolfo Marsillach. Festival de Almagro.
Dirección: Calle San Agustín 21, Almagro.
FechasDel 3 al 13 de Julio. Día 3 a las 23:00. Días 4, 5, 6, 8, 9, 10, 11, 12 y 13 a las 22:45. 
Duración: 120 minutos aproximadamente.
EntradasDesde 21€ en festivaldealmagroFicha.

Elenco

Pedro Almagro 

Mikel Arostegui Tolivar 

Lorena Benito 

Carmen Escudero 

Mariano Estudillo 

Cristina García 

Jorge Kent 

Pascual Laborda 

Vicente León 

Lucía López 

Cristina Marín-Miró 

Chani Martín 

Eduardo Mayo 

Nerea Moreno 

Laura Ordás 

Jaime Soler Huete 

Fernando Trujillo 

Adriana Ubani 

Alberto Velasco

Equipo técnico

Dirección: Rakel Camacho 

Versión: María Folguera 

Escenografía: Mónica Borromello 

Dirección musical: Raquel Molano 

Lucha escénica: Kike Inchausti 

Iluminación: Pilar Valdelvira 

Composición musical: Pablo Peña y Darío del Moral 

Asesor de verso: Chelo García 

Vestuario: Rosa M. García Andújar 

Coreografía: Sara Cano 

Ayudante de dirección: Marlene Michaelis 

Producción: CNTC 

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