Llegamos a la Travessa dos teatros y nos acomodamos tomando algo mientras esperamos que comience la función, en un espacio inventado que podría ser un pequeño lugar en cualquier parte del mundo, o mas bien que te aparta de todo ruido exterior. Un espacio bohemio y encantador que han creado con el encanto de quien parece creer en las historias ya contadas y en las que están aún por contar, apacible, acogedor donde si miras a un lado verás un libro de Picasso destacado en la estantería de lectura y si miras al otro, atisbarás a ver maletas, alguna silla detalladamente colocadas como si en la esencia de este espacio estuviera siempre la imaginería del viajante, aunque su espacio es permanente, como si al rato se fueran a ir de gira. Es muy bello ver que han construido un lugar con la esencia del teatro y la cultura, de tal modo que como pone en la propia entrada durante un rato tu también formas parte de este ensueño.
Pero Travessa dos teatros, como bien se especifica es una calle y cuando se abren las puertas entramos en la prolongación de esta, para ver una comedia políticamente callejera, y que mejor que en el lugar que les hemos contado.
Algunos
les vamos persiguiendo por la calle, vamos a las fiestas medievales para
toparnos con ellos y nos paramos y damos algo de lo que podemos porque entendemos que los artistas
callejeros, hacen arte, comen, pagan facturas y ante todo tienen la sonrisa del
resto como forma de vida. Desgraciadamente otros, se ríen de ellos y no con
ellos, a Pimiento le robaron los malabares, o a Nina le quitaron la
recaudación. Agridulce, ¿verdad?.
Juan
Francisco Cuelguin, Chacovachi entre
tantos y tantos artistas que no se rinden, que entienden la alegría como el arma revolucionaria mas potente, donde la
función del clown es la crítica social. Entre todos debemos descartar de
nuestro imaginario, aquel payaso “micolor”, donde parece no existir Carablanca,
ni augusto, ni contra-augusto sino mas bien una suerte de colores chillones y
estridentes que poco dicen del clown, que en definitiva es la esencia que todos
llevamos dentro, o que el clown solo es para los mas pequeños, cuando no hay nada mas lejos
de la realidad.
De
esto les vamos a hablar nosotros, y de todo ello nos habla “A ver un Aplauso”. Cesar
de María autor de la propuesta, presenta un texto con una dura crítica a la
sociedad, a los políticos, los corruptos, supone una denuncia contra los
desahucios, a la pérdida de valores, a la falta de libertad de expresión, desde el humor acido y agridulce, pero
también desternillante en ocasiones. De la mano de un clown hacernos cambiar de
la rabia a la risa, se permite mucho mas fácilmente. Para los mas cinéfilos,
podremos hacer ciertos paralelismos con el largometraje “Noviembre” de Achero Mañas.
Ronal
Cruces Marquina versiona y dirige una divertida y critica puesta en escena
optando por el teatro físico y el teatro de objetos, que dan dinamismo y
agilidad a la función, de la mano de un elenco que pone toda su energía y
verdad en escena. Manuel Campos, Irene Mariné y Alba Navarro componen un elenco
que conecta a la perfección y transmiten esa complicidad al público, los
cambios de registro y la ruptura de la cuarta pared dan una maravillosa
presencia escénica. Si bien hemos de decir, que en esta propuesta versionada, nos
faltó algo de jerigonza, que supliese alguna palabra mal sonante, que nos hacía
ver a la persona mas que al clown.
Les contamos la historia. Tripaloca y
Tartalora, son una pareja de payasos callejeros que transitan por las calles de
Madrid buscando alguna plaza o esquina en su afán de arrancarle unas sonrisas a
su público. A ellos se suma repentinamente, un emisario de la muerte, que
viene a buscar a uno de ellos; y que sin remediar en espacios y tiempos
consigue colarse en el espectáculo callejero. Así se cuentan las aventuras y
desventuras de estos payasos callejeros que recorren con humor y rebeldía
nuestra ciudad, con el único afán de conseguir que el espectador ría, y no huya
con indiferencia cuando se le emplace a aplaudir con la frese típica del
animador callejero “A VER, UN APLAUSO!”
Nosotros
dimos un simbolismo a la muerte del payaso, en consonancia con el texto
apócrifo que se atribuye a Quino “La
vida debería ser al reves”. Tripaloca es un payaso callejero que junto con
Tartaloro están tranquilamente, hasta que viene la muerte a buscar a Tripas,
como ya les dijimos, y comienza así un
relato junto con la ayuda de Tarta para esquivar a la muerte, atenta a todo
movimiento. En este recorrido a lo largo de su vida, cuanto más cuenta
sobre las injusticias, los desmanes, la precariedad de sus iguales, mas se acerca
la muerte hasta llegar a él. Entendimos así, que cuando mas enfangado está el
sistema, cuanto menos luchamos, ni nos preocupamos por el otro, muere así un
payaso o lo que es lo mismo muere la parte mas esencial de nosotros mismos.
Una
cuidada escenografía, gran trabajo de Elena Elejandre, que nos sitúa en un espacio callejero, junto a
la cuidada elección de objetos. En cuanto al espacio sonoro y la elección de
canciones, podríamos decir, no vienen a cuento algunas de las elecciones
musicales. Efectivamente, esperamos que esto no les desagrade. Es la esencia del clown, se trata de que
nos dejemos llevar por el clown, un payaso no cantará lo que esperamos o lo que
es políticamente correcto, cantará lo que le
apetezca y cuando le apetezca. Les invitamos a dejarse llevar por ellos
y si lo hacen, les aseguramos que no pararán de reír.
Y
no se asusten con esto de la muerte. Es solo un espectáculo callejero. Eso sí,
que sin duda nos hará reflexionar y aunque parezca increíble salir con una
sonrisa de oreja a oreja. Porque pensar y reír no es incompatible sino mas bien
todo lo contrario. Ahora sí, ¡ A ver un
aplauso!.
Una
última cosa, lo que les contamos de Travessa dos Teatros, vayan a descubrirlo,
les espera en la calle Primavera 11.
Teatro: Umbral de Primavera
Dirección: Calle Primavera, 11.
Fechas: SÁBADOS DE OCTUBRE 6, 13, 20 y 27 A LAS 22.30HS
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