La nada como concepto vital, el
silencio, las cosas que nunca nos dijimos, transitar, pasar por la vida sin que
en ocasiones la vida pase por ti. Sueños e ilusiones frustrados por una
familia, por hacer lo correcto y no lo deseado, para que algún día al fin no
valga para nada, una vida perdida y no invertida, una odisea interior que
colapsa y se torna en caos intentando hacer en los últimos años lo que nunca
uno se atrevió, dejarlo todo y romper con nada, porque nada ni nadie pareció ver,
las renuncias, los anhelos y el tiempo perdido.
Cada persona con sus piedras en la
espalda, sin mirarse y preguntar nunca, es esto lo que les relataremos en las
siguientes líneas y es esta la realidad de muchas generaciones, la historia de
muchas familias, la vida de mucha smatriarcas que utilizaron su imaginación y
sus sueños para huir de la apatía y la abulia que les producía su existencia y
su día a día.
Rocio Bello nos presenta un texto rotundo, costumbrista, un respetuoso homenaje
a las mujeres fuertes, que siempre estuvieron para todos, contra viento y
marea, en la enfermedad de unos y en la de otros, mientras ellas parecía que
nunca sentían dolor, nunca sentían fragilidad. Rocio ha sabido quitar las capas
de la cebolla del ser humano y nos lo muestra con sus miserias y sus pocas
fortalezas, acercando a los personajes sin optar por un lenguaje moralizante,
lo que hace de su autoría un trabajo verdaderamente hermoso.
Bello, nos relata, la historia de Anna, una mujer italiana que
soñaba con ser actriz y ganar algún día el Festival de San Remo. Sin embargo,
nunca salió de su pueblo y se casó con un hombre bueno con el que tuvo cuatro
hijas.
Pero con la muerte de aquel hombre se
abrió la caja de los truenos, ya que cada uno de los miembros de la familia
busca recibir su parte de la herencia: una casa azul al lado de una fábrica de
gaseosas.
Sus cuatro hijas, la exmujer y la otra
hija que tuvo con esta, además de la propia Anna, se ven las caras para debatir
sobre los lazos familiares y los sueños rotos.
Salva Bolta da un paso al frente con
una dirección muy a la altura de un texto de tal envergadura, llevando a cada actriz a su máximo esplendor,
sabiendo sacar lo mejor de cada una, provocando que la energía de las actrices
sea un elemento más, generando en el público una montaña rusa de emociones, la
empatía, la pena, el constante sentir agridulce harán que no podamos apartar la
mirada ni un solo segundo. Bolta se acompaña de un elenco inmejorable que se
mece constante entre las miradas veladas, y los silencios. Aquellas mujeres, tantas,
que nunca tuvieron voz, para las que no existirá el recuerdo.
Personajes en ninguna parte, encerradas
en una vieja casa pintada de azul, que pareciera mostrar el interior de cada
una de ellas, la casa como representación absoluta de la condición humana. Gallos y gallinas enjaulados, como así sus
almas y su propio ser.
Camila Viyuela en el papel de Yo, esplendida
como siempre, les dijimos cuando vimos la obra Top Girls que no sabíamos si la sororidad con el resto de
compañeras era una seña de identidad de Viyuela, cada día tenemos mas claro que
esa sororidad no la marca un libreto, será el personaje mas cercano al público,
será la que mas nos acerque a la
historia de su familia, junto a Elena González en el papel de Sofía en un
trabajo que equilibra y genera sosiego, Mona Martínez en un sublime trabajo de
movimiento y voz, con un sensacional construcción de personaje quien dará vida
a una mujer enganchada a la heroína. La desesperación de Inma Nieto y la dureza
de Nerea Moreno suponen el contrapunto con su compañera de elenco Vicky Luengo
por su llamativa vitalidad. Especial mención a Teresa Lozano en el papel de Anna, la alocada abuela en un trabajo magistral que llena de saber hacer la escena y nos mantiene expectantes con cada soliloquio, con cada palabra.
Gira la escenografía, los elementos
audiovisuales se integran adecuadamente...mientras tanto Gira, el mundo
gira, en el espacio infinito…
Completa está esencial joya teatral el exquisito trabajo de Paco Azorín en escenografía que da valor a
las sensaciones y a la palabra, optando por escuetas estructuras metálicas, Luis
Perdiguero en iluminación y vestuario de la mano de Lupe Valero junto a Luismi Cobo en espacio sonoro. Inmensamente recomendable.
Teatro: Teatro Español
Dirección: Plaza Santa Ana, Calle Príncipe 25
Fechas: De Martes a Sábados a las 20:30. Domingos y festivos a las 19:30
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