El Teatro de la Comedia abre sus puertas, después de tiempos amargos, por fin. ¡Vive Dios, por fin! Allí estábamos entre España y Portugal entre intrigas y desvelos, amores por resolver y un juego de identidades en los que Yolanda Pallín en la adaptación de El vergonzoso en Palacio de Tirso de Molina ha puesto el foco. Mujeres protagonistas de una interesante y divertida trama donde son ellas las que ponen el acento en la osadía y el valor.
Volver a compartir sinergias en el templo del teatro clásico en Madrid, acercarnos al Siglo XII entre lisonjas y requiebros, engaños y marrullerías pero sobre todo risas tras las mascarillas. Una versión que se antoja del todo acertada, huyendo de diversas tramas complejas y reduciendo el foco de acción de forma certera.
Como
hilo conductor, la dificultad del amor entre clases sociales, venía a la
cabeza, como no, El perro del Hortelano, pero en este caso con un carácter más
imponente, una visión mas libre, menos encorsetada de la mujer, con la importancia del deseo como elemento natural.
Se lo contamos:
“Mireno, un joven portugués hijo de un pequeño ganadero, decide ascender socialmente. Y para ello se dirige a la ciudad de Aveiro junto con su criado Tarso. En el camino se topan con Ruy Lorenzo, secretario del Duque de Aveiro, y su lacayo, Vasco. Ambos están huyendo de Aveiro debido a que se ha descubierto el complot que tramaban para asesinar al Conde de Estremoz, quien había deshonrado a la hermana de Lorenzo.
Mireno y Tarso intercambian sus ropas con Ruy y Vasco. Poco después, unos campesinos les confunden con los huidos y son apresados por los soldados.
Estando allí, Madalena, la hija del Duque de Aveiro y prometida del Duque de Vasconcelos, empieza a enamorarse de Mireno.
Al mismo tiempo, Antonio, Conde de Penela, llega al palacio con el objetivo de conocer a las hijas del Duque: Madalena y Serafina. Y termina enamorándose de esta última, prometida del Conde de Estremoz”
Ahondar en un autor de los menos representados ha sido todo un acierto para conocer más la esencia de la obra de Tirso.
Unido a la dirección escénica de Natalia Menendez, que ha sabido generar un pantone en escena, gama de colores que nos mantuvo expectantes. La vista parecía no alcanzar a ver cada detalle, sumergidos en el profuso verso, en cada pincelada que iba de una punta a otra del escenario. Nuestra vista puesta en modo panorámico para no perdernos nada.
Juego de espejos, de identidades y convenciones sociales que funcionan de manera perfecta mediante una hábil construcción simbólica, que muestra el envés del ser humano. Ritmo, grandiosas interpretaciones, diálogos agudos, en definitiva una dirección infalible.
Un elenco que despliega toda su energía en escena, sin decaer en ningún momento. Perfecta dicción y verso desde el personaje de Tarso, que mas nos hizo reír, interpretado por César Camino un actor que despliega agilidad y vis cómica haciendo mas grandes al resto de personajes, ya que su extrema excentricidad y sus preocupaciones mas livianas, conciben que las del resto parezcan del todo alarmantes. Anna Moliner en el papel de Magdalena, es solemne y sensual a partes iguales, una mujer que sabe lo que quiere y está dispuesta a conseguirlo, aunque que de modo hilarante podremos ver que su objetivo es harto complejo ya que Mireno interpretado por Pablo Béjart debido a su extrema timidez parece no acertar ante las insinuaciones de Magdalena.
Lara Grube en el papel de Serafina destaca en un juego metateatral al vestirse de hombre en la fiesta de carnestolendas, junto a un reparto que completan las excelentes actuaciones de María Besant, Juanma Lara, Carlos Lorenzo, , Alejandro Saá, Javier Carramiñana, Bernabé Fernández, Fermí Herrero, Raúl Sanz y Nieves Soria.a, José Luis Alcobendas
La escenografía trabajo de Alfonso Barajas nos pareció del todo original, dotando de ritmo a la obra, una estructura movible que te transportaba a diferentes espacios, bosque, jardín o alcoba en una armoniosa construcción en consonancia con el trabajo de iluminación de Juan Gómez Conejero, maravilloso trabajo que se convierte de nuevo en hilo conductor de emociones.
Almudena Rodríguez Huertas en el trabajo de vestuario ha mostrado la parte mas psicológica de los personajes que parece haber facilitado a los actores intenciones y particularidades. Mey-Ling Bisogno en el trabajo de coreografía y Mariano García en espacio sonoro, completan una inequívoca puesta en escena brillante.
No lo olviden, la cultura es segura. Vayan a disfrutarla.
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