Los que hablan en Teatro del Barrio

Un jardín de palabras, una terraza de silencios, un café de miradas, una sala de espera de gestos, de ruidos, de… no sé como seguir.

Voy a empezar, bueno, no, en fin, parece ser… acabemos. No hemos empezado, si bueno, tal vez… QUE ENORME… Así podría ocurrir, en una terraza cualquiera (tan cotizadas en la actualidad) , en un café de barrio, en cualquier lugar… dos sillas, dos personas, HABLAR.A menudo tengo que pensar en las palabras”. Tenemos que empezar una conversación, tenemos que hablar, pero ¿así nos comunicamos? ¿Hablar es comunicarse?.

Muchas reflexiones nos plantea este maravilloso texto de Pablo Rosal. Un texto lleno de un vacío. De la incomunicación diaria. Del día a día. Personajes que nos trasladan a conversaciones encontradas en cualquier lugar, es entretenido esto de hablar ¿no?”. Como nos gusta hablar, como nos satisface, como nos gusta que nos escuchen. Pero, ¿realmente decimos algo? ¿Nos gusta escuchar? ¿Es necesario hablar a cada momento? ¿Son molestos los silencios? Piensen en ello.

Luis Bermejo y Malena Alterio, desde todos los planos posibles, y con un humor magnífico, (más es menos) nos hacen pensar en cada palabra, en cada sonido, en cada época. Crean personajes con un gesto, con un golpe de voz, con una mirada. Que fácil lo hacen… como nos van llevando a su jardín, a su terraza, a sus dudas, sus silencios, sus sonidos, sus pausas… Que maestría. Elevan una conversación a un placer, emiten palabras, muchas palabras, con un sentido. Escuchar lo que dice el otro, lo que dice el otro, lo que dice el otro. Una actriz y un actor que llenan el escenario con su presencia, con su talento. Sostener cada palabra, cada momento, cada mirada no es fácil, Y ellos lo encuentran. Juegan, se recrean, disfrutan.
Y nos hacen disfrutar y sentir. Nos hacen teatro a los que escuchamos, sin poder hablar. Comunican, que es de lo que se trata. Bajo un humor de verdad, con unos toques irónicos, sutiles, vastos en ocasiones, nos ofrecen miradas de clown mientras esperan a decir algo porque… “uno se acostumbra fácilmente a esto de hablar”.

Pablo Rosal a la dirección establece una complicidad teatral fantástica entre ellos, los coloca, los sitúa, los libera para que podamos escuchar lo que dicen, y que cada cual extraiga lo que necesite de ese lenguaje, de las palabras, de las suyas, de las nuestras.

Los que hablan necesitan ser escuchados, los que escuchamos necesitamos que nos hablen. Comunicarnos. Valentín Álvarez en la iluminación ayuda a que esto suceda, con juegos de luces y sombras, con su propio lenguaje también, al igual que el vestuario de Almudena Bautista y el resto de profesionales que han trabajado en este montaje. Todo suma. Todo comunica.

Y nos vamos sin respuestas, o con muchas. Que cada cual haga uso o no de la palabra, que cada cual hable, escuche, transmita o calle según sienta, piense o padezca. Yo de ustedes acudiría al Teatro del Barrio a escuchar, a opinar, a hablar. A callar también. No se pueden perder tanta palabra. Quizá demasiadas en esta reseña. Únicamente una más. GRACIAS.

Acudan al teatro. Vivan la cultura. Seguro y segura.


El día 20, este pasado Domingo, la obra se despide (con entradas agotadas todas las funciones) del Teatro del Barrio. Pero no os desaniméis, aquellos que no hayáis podido disfrutar de esta joya tendréis una nueva oportunidad a partir del día 19 de Enero, cuando regresa al Teatro Abadía, donde estará hasta el 7 de Febrero. Avisados estáis, hay montajes que no se pueden dejar escapar, y en estos tiempos de desánimo, este canto a la palabra merece la pena una (o varias) visitas. Nos lo agradecerán.
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Teatro: Teatro del Barrio
Dirección: Calle Zurita 20.
Fechas: Hasta el 20 de Diciembre. Del 19 de Enero al 7 de Febrero regresa al Teatro Abadía.
Entradas: Desde 19 €



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