Teatro: #Puertas abiertas. Teatro Español

Un cruce de caminos, dos mundos que colisionan en un lugar común, en el que nunca deberían haber coincidido. Un contexto de violencia, dos vidas al límite, una fortuita relación que se va llenando de reproches y reticencias. El mundo se encuentra amenazado por el terrorismo islámico y los miedos azotan, nos agarrotan y acabamos por crearnos todo tipo de estereotipos para prejuzgar a todo aquel que sea diferente. El miedo nos atenaza, nos nubla la vista, hace que montemos delante de nosotros una coraza que es difícil de tirar abajo. La perspectiva de un mundo manchado por la sangre de los atentados recorre toda la historia, con un reguero del que es muy difícil escapar.



Una situación extrema pone a dos personas frente a frente. Lejos de lo que ocurre al otro lado de la ventana, donde el mundo es un caos. Dentro de esas cuatro paredes ellos pueden hablar. Las diferencias están ahí, latentes. La confianza hay que ganársela, más en el marco en el que se encuentran. Dos personas, dos mundos, dos visiones de la vida. Pero si no existe la convivencia, el diálogo, el acercamiento, nunca llegaremos a entender al prójimo. Dejemos de tener las puertas cerradas, abramos puertas y ventanas para poder escuchar y comprender.


Esta coproducción de Hold-Principal SLC y el Teatro Español nos hará reflexionar sobre lo que somos, sobre nuestros miedos y nuestros prejuicios ante una sociedad que desconocemos y ante la que tenemos (de forma consciente o inconsciente) muchas reticencias preconcebidas. La cultura islámica se ve desde el mundo occidental más como una amenaza que como una pieza más de la diversidad cultural que invade nuestras calles. Esta delicada obra nos pone frente a todos esos estereotipos que nos hacen reacios a todo lo que tenga que ver con el mundo islámico, mucho más si queda enmarcada la historia en los atentados ocurridos en París. El miedo, la desconfianza, la incomprensión, todo se agolpa en nuestra mente ante unos acontecimientos que no logramos comprender y en el que toda una religión acaba pagando por las atrocidades cometidas por unos pocos.


El texto de la columnista y novelista Emma Riverola está cargado de sentimiento, de angustia, de miedo al terrorismo, de suspicacias ante el diferente. Para la autora, la historia nace de su propia idea de "pensar en estos encuentros entre desconocidos. ¿Qué ocurriría si al abrir la puerta apareciera el rostro de la amenaza?". Ante esta inquietante pregunta, a la novelista le surgen muchos interrogantes sobre cómo actuaría, como en una situación límite puede reaccionar cada uno. "Abrir la puerta y enfrentarse a todas las dudas, todas las contradicciones, todos los temores y los prejuicios. Un diálogo en la frontera del miedo, ahí donde víctima y verdugo se confunden. También el lugar donde se gesta el dolor". Todos estos interrogantes quedan flotando en el aire cuando acaba a obra, son deja la profunda reflexión sobre lo que somos, nuestra propia identidad y nuestros prejuicios ante lo diferente, nuestro miedo a lo desconocido



El televisivo actor Abel Folk (que también ha realizado trabajos de director) se encarga de la dirección de esta claustrofóbica y angustiosa historia, que nos agarrota y nos estremece de principio a fin. Como reconoce el propio director "la situación que contamos está cargada de tensión y, en consecuencia, de emoción". Folk realiza una meticulosa dirección, en la que el peso de la historia transcurre en parte fuera de la escena, lo que vemos en consecuencia de algo que no se llega a mostrar. Con este planteamiento, la incertidumbre y el misterio sobrevuelan toda la pieza. Un conflicto como el terrorismo, tan actual, tratado desde un punto de vista periférico, en el que los personajes viven el horror desde la distancia. 

Un tema tan delicado provoca, en palabras del propio Folk, que "esta obra pone en cuestión tópicos y prejuicios en un diálogo entre dos personas, miembros de las dos comunidades enfrentadas. No sabemos de ellos más de lo que nos cuentan y lo que nos cuentan está lleno de interrogantes. No creen que este sea un conflicto de buenos y malos". Y esta ambigüedad es la que nos da pie a una profunda reflexión a cada uno de nosotros. La dificultad de empatizar con alguien al que, de primeras, nunca le abrirías la puerta de tu casa.


La historia nos traslada a París, a los instantes posteriores a los despiadados atentados que conmocionaron la ciudad (y posteriormente todo el planeta). Varias han sido las explosiones que han sido detonadas a lo largo y ancho de la ciudad, provocando numerosos daños y decenas de víctimas mortales. París está sumida en el caos, la ciudad está cercada. Las calles, con el humo y las llamas inundándolo todo, se inundan de terror, de personas asustadas, de gritos y lamentos que lo inundan todo. La ciudad sumida en el más absoluto desconcierto. Frente a una situación tan extrema los vecinos del las zonas más afectadas abren sus casas para acoger a la gente asustada que corre por las calles. La gente que ha quedado atrapada en esta nube de horror. Esta es la historia de uno de esos encuentros entre una vecina conmocionada por lo ocurrido y una de las personas que huye del escenario de la masacre.



Julie es una de esas vecinas asustadas que ante los desoladores sucesos decide actuar y abrir su puerta como cobijo para aquellos que huyen del diabólico caos. Ella abre las puertas de su apartamento en esta noche de miedo, de dolor, de tragedia. Sin pensar en quien puede ser el que atraviese el umbral de su casa, deja entrar a lo desconocido. Es su manera de combatir el miedo, no pensar demasiado en lo que está ocurriendo y centrar sus energías en ayudar a las personas que vagan perdidas por las calles de una ciudad en llamas. En lugar de esconderse, decide exponerse y ser, en la medida de lo posible, parte activa de la ayuda que la gente necesita. Lo que ella no imaginaba es que al abrir la puerta se enfrenta con todos sus prejuicios, con todos sus miedos, con todo el dolor. Un hombre tranquilo, misterioso, con una ambigüedad constante, una posible amenaza. Dos seres humanos azotados por el horror, que frente a frente deben apoyarse... o juzgarse. Los dos tienen miedo, los dos sufren, los dos deben apoyarse y confiar en el otro para salir de esta. ¿Qué ocurre cuando el terror se abre paso en nuestras vidas?



En ese interior del apartamento se suceden los momentos de tensión, de duda, de desconfianza. Y todo esto lo plasman con maestría los dos intérpretes que dan vida a Julie y al misterioso hombre que se refugia en su apartamento. Ella es Cayetana Guillén Cuervo ("Hedda Gabler", "Fuegos", "El malentendido"), dando vida a una mujer al borde del ataque de nervios, superada en todo momento por la situación y recelosa de su "invitado". Brillante interpretación que deambula por lugares oscuros, cargados de matices, en los que Julie debe plantar cara a sus miedos, a sus prejuicios, intentando no verse superada por una situación incontrolable.

Él es Ayoub El Hilali ("Purgatorio", "El enemigo de la clase", "Amina busca Feina"), un hombre misterioso, enigmático, que lejos de intentar esclarecer las dudas de Julie permanece frío como un témpano de hielo. Ayoub da una réplica perfecta al personaje de Guillén Cuervo, el contrapeso que necesita la montaña rusa en la que se ha metido Julie. Una interpretación calculada, medida, que nos estremece y nos inquieta, pero que también nos deja ver el miedo y la vulnerabilidad de una persona ante los prejuicios del prójimo.


Todo esto transcurre en un enigmático lugar, un espacio escénico tensionado por las propias formas que Paco Azorín ha decidido darle. Una sola pieza simbolizando el apartamento en el que todo ocurre, un túnel que se estrecha para dejarnos ver al fondo el horror de la realidad de la calle, una estancia tensionada en la que cada arista es una nueva disputa, un lugar de conflicto. Esta contundente escenografía viene acompañada de una tenue iluminación que ayuda a enfatizar ese ambiente de thriller, de misterio, que inunda toda la obra. Y todo esto envuelto en un descomunal espacio sonoro, creado por Jordi Collet, que nos estremece y nos angustia, que nos acompaña y nos empuja.


Una obra que nos pone frente a nuestros propios prejuicios y que nos deja muchas preguntas sin resolver de cómo actuaríamos nosotros ante una situación similar. Seríamos capaces en una situación así de abrir las puertas de nuestra casa y dejar que entrase un desconocido, mientras nos atenaza el miedo? O preferiríamos sumergirnos en nuestra cueva, escondidos hasta que todo pasase? Seríamos capaces de no prejuzgar a una persona por el simple hecho de su raza o religión? Mientras en el exterior reina el caos, en el interior debemos solucionar muchos de nuestros conflictos interiores. Una obra contundente y necesaria para ver lo que somos y como la sociedad nos condiciona nuestras ideas. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.

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Teatro: Teatro Español
Dirección: Calle del Príncipe 25. Plaza de Santa Ana.
Fechas: Del 1 de Abril al 2 de Mayo. De Martes a Domingo 19:30.
Entradas: Desde 13,50€ en teatroespanol. Programa de mano.

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