Teatro: Burlas de amor de Doña Barroco. Corral de Cervantes

Una historia de enredos y amores, de risas y multitud de bellas canciones, nos hace pasar una inolvidable velada en el Corral de Cervantes. Porque estamos ante un montaje singular, que basado en textos de Lope de Vega y Calderón de la Barca, consigue crear una historia llena de momentos únicos, de escenas cómicas, de amores imposibles, de luchas por la propia identidad. Todo en esta obra desprende ingenio, pero sobre todo debemos hacer hincapié en el fondo de la historia, que nos trae los sucesos a la más rabiosa actualidad. Matrimonios de conveniencia, escarceos para conseguir la libertad, una historia que despliega honestidad con un poderoso discurso feminista.



El Corral de Cervantes sigue sorprendiéndonos cada semana con nuevos montajes de gran originalidad y de muy distinta índole. Bajo el paraguas del Siglo de Oro, las obras que hemos podido ver en las últimas semanas son de lo más variado. Durante estos días nos hemos divertido con dos de los mejores trabajos de lo que va de verano. La obra que nos ocupa en estas líneas es una ingeniosa comedia musical, en la que todo encaja a la perfección, destacando por encima de todo las interpretaciones de sus actrices femeninas. El plus de la música en directo siempre ayuda a que la obra adquiera un mayor vuelo. Dicho todo esto, yo no me perdería las próximas semanas lo que nos tiene preparado el Corral, con títulos como "El muerto disimulado", "Desventuras y muertes de Baulín el encandilado" (ambos del 24 al 28), "El caballero de Olmedo" (del 31 de Agosto al 18 de Septiembre) y "El coloquio de los perros" (del 31 de Agosto al 11 de Septiembre). Además los próximos Domingos podremos asistir a "La súper estrella de Sevilla" (22) y "Marcela, la hija del poeta" (29), dentro del ciclo ArganzuelOROS.






"Burlas de amor de Doña Barroca" es una primorosa comedia musical de la Compañía Coribante Producciones (con María Eugenia como productora) que nos engancha desde la primera escena y no deja de sorprendernos y seducirnos en ningún momento. Un elenco en estado de gracia, una dirección meticulosa y unas voces prodigiosas que hacen de cada escena musical un momento único. No soy excesivamente amigo de los musicales (por decirlo de una forma suave) pero cuando la historia encaja de forma tan perfecta con las composiciones musicales, tengo que reconocer que me quito el sombrero. Una historia muy de actualidad, con poderosos discursos feministas, que nos trasladan a lugares tan de actualidad que aplaudimos el ingenio para adaptarlos a la temática del Siglo de Oro. 


José María del Castillo ha adaptado y dirigido esta historia marcada por la poderosa presencia de unos personajes muy singulares, que luchan por mantenerse a flote y seguir siendo lo que son, aunque la sociedad pretenda imponerles su destino. El director cuenta que la historia "surge de mi necesidad de crear una obra para toda la familia que rinda homenaje y, a la vez, sirva como vehículo para reconocer el valor de nuestro teatro del Siglo de Oro. Una comedia que, a través de los textos de los grandes dramaturgos Lope de Vega y Calderón de la Barca, de vida a una nueva historia cercana y divertida, que recoja los grandes referentes de las comedias de enredos clásicas y a la que sumamos el dinamismo de música en vivo original (tan típico de las comedias clásicas), convirtiendo la obra en una reformulación de los clásicos espectáculos barrocos musicales con el peso de fragmentos de los versos más hermosos de nuestro teatro en verso".


A esta idea de suma la poderosa música original creada por Alejandro Cruz Benavides, que acaba convirtiéndose en un personaje más de la obra. Un poderoso conjunto que nos sorprende por su frescura y actualidad, pero a la vez tiene todos los mimbres de los grandes clásicos del Siglo de Oro. El dramaturgo habla de "contemporaneizar" los textos clásicos y con ello "suscitar un cambio en el modelo clásico que sobre la mujer se tenía, girando la acción en torno a una protagonista femenina que decide enfrentarse a un mundo guiado por hombres para decidir, finalmente su destino, llamar la atención de la importancia de sentirnos libres y la fortaleza para ser uno mismo bajo la presión que te impone la sociedad, ya sea en el siglo XVI o en el XXI". Este planteamiento es lo que hace de esta obra un montaje diferente, ingenioso y poderoso por su singularidad y originalidad.

El autor nos deja una interesante última reflexión sobre su visión del teatro: "cada vez más, creo en la necesidad de echar la vista atrás para nutrirnos de muchos de los grandes dramaturgos clásicos para que nos sirvan de inspiración en este lento avanzar contemporáneo. Porque como me dijo una vez alguien muy sabio que conocí: "Pasan los años, pasan los siglos... y la historia es la misma con diferente decorado".



La historia nos sitúa, desde el primer momento, en un conflicto aparentemente muy común en este tipo de textos, pero que pronto nos daremos cuenta de que el enfoque es muy diferente. El padre de doña Barroco quiere casar a su hija con el anciano duque de Tordesillas. El típico matrimonio de conveniencia, tan común en aquella época (y que por desgracia aún se ve en nuestros días), al que la protagonista no está dispuesta. Para evitar el enlace, doña Barroca le dice a su padre que está enamorada de un joven y apuesto caballero, y que además el amor es correspondido. Todo encajaría a la perfección si no fuese por el pequeño detalle de que ese caballero no existe. Ante esta nueva situación, comienza una búsqueda contra reloj para encontrar al candidato perfecto para salvar a doña Barroco de su mentira. Las citas se suceden, los encuentros a ciegas parecen no dar sus frutos, y los criados parecen no encontrar al caballero que desenrede el entuerto. ¿Conseguirá doña Barroco librarse de su destino jugando con las burlas de su amor?

"A través de canciones originales con música en vivo, divertidos personajes, locas confusiones y mucho humor, daremos vida a los eternos versos de Lope de Vega y Calderón de la Barca en una trama original y musical, pero construida a partir de fragmentos de nuestro mayor legado barroco: "El perro del hortelano", "La vida es sueño", "La viuda valenciana", "No hay burlas con el amor" o "La dama duende", entre otras.


Además de todo lo dicho hasta ahora, tenemos que destacar al elenco formado por Verónica Ronda ("Yo soy el que soy", "Ricardo III", "Ilusiones", "Danzad malditos"), José María del Castillo ("Priscilla, Reina del desierto", "Oliver Twist", "Los espejos de Don Quijote", "La bBella y la Bestia"), Camino Miñana ("Luna, the show", "Queen Calavera", "Clitemnestra", "Extafadas")y Ernest Fuster ("Grease", "La familia Adams", "Lo tuyo y lo mío", "Moustache"), que hacen un trabajo primoroso. Todos ellos se mueven con soltura en la comedia, pero hay que destacar por encima de todo sus dotes musicales, que incorporan con maestría a sus interpretaciones.

Verónica Ronda vuelve a demostrar una vez su versatilidad, esta vez dando vida a Doña Barroco. La actriz se mueve con soltura en su papel de mujer empoderada, que huye de su destino para marcar ella misma lo que quiere hacer. Una actuación impecable, con fuerza y marcada por su descomunal voz, que nos hiela el alma en cada canción. Junto a ella tenemos a José María del Castillo en el papel de Don Enrique, el pretendiente que persigue (no sin ciertos trucos) conquistar a Doña Barroco. Un personaje muy del corte de los que se pueden ver en los textos del Siglo de Oro, que el actor defiende con solvencia.



Mención especial a la actuación de Camino Miñana, que en su doble papel de Calabazas (sirviente de Doña Barroco) y Don Silvio (hermano de Don Enrique) lleva todo el peso cómico de la función. La actuación de Camino es simplemente impecable. Su expresión corporal, su destreza en la comedia, su versatilidad y su voz, todo ello hace que se convierta en el epicentro de la obra, pese a interpretar papeles secundarios. Cada escena, cada gesto, cada mueca, cada guiño al gallego, todo a lo largo de la obra destila frescura e ingenio, una interpretación diferente que va creciendo a lo largo de la obra. Junto a ella tenemos a Ernest Fuster en el papel de Clarín, el otro sirviente de Doña Barroco. Fuster destaca sobre todo en su faceta de pianista, interpretando de forma impecable todas las piezas de la función. No podemos dejar de nombrar en este apartado a Karmele Aranburu, asesora de verso, que hace un trabajo preciso para que los actores reciten con absoluta soltura versos de una impecable estructura.



En un escenario como el del Corral Cervantes, siempre es difícil que la escenografía resalte. En este caso el montaje resalta con una ingeniosa primera escena (fuera del escenario propiamente dicha) en el que se recrea un paseo en barco. Una vez sobre las tablas, un par de sillones ocupan la escena para servir de apoyo a las escenas, así como un par de elementos que marcan las salidas de escena de Doña Barroco. La cuidada iluminación de Miguel Guirao imprime distintas tonalidades a las escenas. Pero si algo hay que destacar es el precioso vestuario diseñado por Alejandro Jaén, una verdadera delicia.  


En definitiva, estamos ante una obra impecable, que lo tiene todo para hacer las delicias de todo el que se acerque estos días al Corral de Cervantes. Un texto ingenioso, un elenco impecable y unas canciones deliciosas, hacen de este montaje uno de los más reseñables de este verano. Esperemos que pronto podamos volver a verlo sobre algún escenario, ya que merece mucho la pena. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Corral de Cervantes
Dirección: Parque Madrid Río, Palacio de Cristal, frente al Paseo de la Chopera.
Fechas: Del 17 al 21 de Agosto. De Martes a Sábado a las 21:00.
Entradas: Desde 11€ en corralcervantes.

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