Teatro: Eva contra Eva. Teatro Reina Victoria.

La dura lucha por la eterna juventud, la batalla de dos actrices por conquistar el corazón del público y el trono de la excelencia. La asignatura pendiente que todo ser humano tiene a la hora de asimilar el paso de los años y el envejecimiento. Una gran actriz que ve como sus días de gloria pasan, como las nuevas generaciones se van apoderando de los flashes mientras ella va quedando relegada a un segundo plano. Esta inquietante historia nos habla de egos, del paso del tiempo, de la dura lucha por ser el mejor, de la vanidad de los poderosos, de la eterna pelea por no asumir el cambio de ciclo. Pero si queremos ver un poco más allá, también nos habla de feminismo, de la imposición social hacia la mujer de tener que mantenerse siempre radiante, mientras los hombres se van convirtiendo en "maduritos interesantes".



Esta producción de Bitó Produccions ("Las cosas que sé que son verdad", "Historia de un jabalí o Algo de Ricardo", "La palabra de oro. Sangre, poder y Dios en el Gran Siglo") llega con la vitola de una exitosa gira, que culmina con su aterrizaje en el Teatro Reina Victoria. A mitad de camino entre el thriller psicológico y el drama generacional, esta lucha de poder entre las dos actrices protagonistas nos engancha desde la primera escena. La tensión entre ambas y su turbia relación, los misterios que rodean a la gran diva, la delgada línea que separa la realidad de la ensoñación, todo nos sumerge en una historia misteriosa y a la vez nos muestra el lado oscuro del paso del tiempo, al que nadie (y mucho menos las mujeres que dependen de su físico para su trabajo) quiere hacer frente y todos intentamos eludir, aunque sea pactando con el mismísimo diablo.


Pau Miró ("Tierra Baja", "Jugadores", "Trilogía animal") ha sido el encargado de crear esta fabulosa obra, inspirada en el clásico de Joseph L. Mankiewicz "Eva al desnudo". La adaptación nos presenta a una actriz veterana en permanente lucha, tanto por mantener su estatus de diva como de no dejar que una actriz joven le haga sombra. La historia nos lleva por lugares oscuros, por los miedos más íntimos de esta actriz que no asume el paso del tiempo, que quiere seguir demostrando que es la mejor, mientras en enzarza en una lucha perdida con la edad. La prepotencia de quien se sabe idolatrada le sirve a la veterana actriz para esconder sus miedos y sus fobias, y así seguir mostrándose como la mujer fuerte que conquistó la escena del país.



Asume la dirección la actriz Silvia Munt (que demostró su destreza en estas lides con obras como "El precio", que pudimos ver en el añorado Pavón Teatro Kamikaze, o "Una comedia española") que articula una pieza misteriosa, en la que se deambula entre la realidad y la ensoñación, con un halo misterioso que recorre todo el montaje. Munt habla de la obra asegurando que "la vida, a veces, es como un juego de espejos, colocados aleatoriamente ¿Somos realmente lo que los demás ven de nosotros? ¿Somos lo que nosotros creemos que somos? Y, cuando los años pasan ¿Cómo debemos asumir la condena irremediable de vernos como producto con fecha de caducidad?". Para ella "Los motivos por los que una actriz puede entrar en crisis pueden ser, como para cualquier mujer, aparentemente indiscutibles, pero ¿Qué hay de verdad y qué hay de montaje social premeditado y quizás morboso en esta anunciada guerra generacional? ¿Qué o quién hay detrás de este juego devorador, donde primero las criaturas son ignoradas para después ser engullidas, hasta acabar hartos de comer siempre lo mismo?". Muchas preguntas por responder, de las cuales sólo algunas se resolverán en esta hipnótica función. Porque, como dice Munt, "Quizás las preguntas solo se pueden resolver cuando hablamos con alguien que nos escucha, en este universo íntimo y onírico que se produce en el maravilloso viaje inconsciente del sueño".



La historia nos plantea la lucha de dos mujeres de distintas generaciones, que deben interpretar al mismo personaje. La mayor, actriz consagrada, no quiere ceder su puesto de privilegio a la recién llegada. La más joven llega con toda la energía y las ganas propias de su edad, con ganas de comerse el mundo. Dos mujeres a las que separan demasiadas cosas, además de la evidente diferente de edad. Las dos ven la vida y la profesión de una manera muy distinta, una con la experiencia de lo vivido y la otra con la ilusión de quien comienza algo nuevo. La mayor se esfuerza por mantenerse al pie del cañón, que el paso de los años no la empuje a un segundo plano, o lo que es peor, a abandonar los escenarios. Por su parte la actriz joven viene con fuerza en busca de una oportunidad, de un momento de gloria que le sirva de impulso en su incipiente carrera. Pese a las aparentes diferentes ambas están hechas de la misma pasta. Las dos son ambiciosas, enérgicas, corrosivas, luchadoras. Su pelea por conseguir un papel puede llegar a ser beneficioso para ambas, si las dos saben ceder y no destruirse. ¿Serán capaces de ayudarse o su ambición les cegará hasta hundirse?



Esta obra metateatral utiliza el teatro para hablarnos de la vida. De la angustia de Eva por perder su lugar de privilegio, por su miedo al paso del tiempo. De las relaciones de dependencia que se crean entre el director y su musa, entre el marido que no acepta vivir a la sombra de su mujer. La fuerza arrolladora de la juventud frente a la templanza y altanería de la mujer veterana, que ve en la joven en el reflejo de todo lo que fue ella y que se ha ido quedando por el camino. La amistad, el desbocado ego de la consagrada actriz, que necesite que le doren la píldora constantemente, que no entiende la amistad (con su representante o con el crítico) si no es desde un lugar de privilegio. Es interesante ver todos estos paralelismos entre la vida real y el teatro, entre las generaciones que ostentan el poder y las que vienen a desposeerlas de su trono. Los personajes confunden su vida y su profesión, están tan entregados a lo que hacen que pierden la perspectiva, no saben discernir lo que es la realidad de lo que es ficción, llegan a entrelazar ambos mundos hasta límites insospechados. 



El papel de Eva, la actriz veterana, lo interpreta la fabulosa Ana Belén, a la que pudimos ver esta misma temporada en su impecable papel en "Antonio y Cleopatra" en el Teatro de la Comedia. Su competidora, la Eva "recién llegada", será la efervescente Mel Salvatierra (a la que se pudo ver en la versión catalana de "La Gaviota" de Álex Rigola la pasada temporada). Junto a ellas tendremos al solvente Javier Albalá (al que pudimos ver hace poco en "Mata a tu alumno") en el papel del director y marido, que se ve abocado a una encrucijada de difícil solución. Ana Goya (fabulosa en "Loco desatino") da vida a la fiel representante de Eva, que sufre el despotismo de la actriz mientras sufre por su egoísmo. Por último tenemos al ambiguo personaje del crítico, al que interpreta el siempre impecable Manuel Morón (del que aún recordamos su demoledora actuación en "Smoking room").



Ana Belén vuelve a demostrar que está en plena forma. Además del desgaste físico que supone la obra (con momento entrenamiento personal incluido), la actriz crea un personaje que se va despojando de sus distintas corazas a lo largo de la obra. Un personaje complejo que la actriz consigue dominar, encauzar, para ir mostrándonos poco a poco toda la complejidad que entraña. Una impecable interpretación llena de matices, de capas diferentes, de cambios de registro, de situaciones extremas que sabe encauzar de manera impecable. Una vez más, Ana Belén demuestra su versatilidad y su maestría, con un personaje al que odiamos y a la vez nos inquieta, que nos resulta arrogante y a la vez tierno por su vulnerabilidad

El resto de personajes giran en torno a la figura de la actriz. Mel Salvatierra tiene un interesante duelo generacional en el que da la talla, consigue quitarle el foco y demostrar la energía de la juventud pujante. Javier Albalá mantiene un tono conciliador ante la erupción del volcán que supone ver a Eva enfadada. Su personaje, aunque timorato por momentos, consigue ir trazando su propio camino, alejándose cada vez más de la veterana actriz para "acercarse" a las nuevas generaciones. Ana Goya está muy divertida en su papel de representante. Una mujer que vive a la sombre de la diva y que se siente menospreciada. El personaje al que da vida Manuel Morón es muy enigmático y el actor consigue mantener esa dualidad entre el crítico sarcástico que quiere hundir a la actriz y a la vez quiere conseguir la gran entrevista que ella le prometió. 




Debemos ensalzar la estética perfectamente cuidada de toda la obra. La elegante escenografía de Enric Plana (construida por el taller de Jorba Miró) nos plantea diferentes planos escénicos dentro del mismo espacio, consiguiendo crear distintas intimidades con el inteligente juego de los espejos y las proyecciones. La impecable iluminación de David Bofarull impregna todo el montaje de un halo de misterio muy cinematográfico, que nos mantiene alerta con un sutil juego de luces y penumbras. Hay que destacar la incorporación a la trama de las dos pantallas, que acaban convirtiéndose en un personaje más de la historia. En ellas veremos las creaciones de Daniel Lacasa (con diseño técnico de Martín Elena), que apoyan de forma precisa toda la historia. Todo ello se enfatiza con el envolvente sonido creado por Jordi Bonet. Por último no podemos dejar de hablar del elegante vestuario creado por Nidia Tusal (con Mónica Teijeiro como ayudante), a partir del diseño original de Miriam Compte, y cofeccionado en la sastrería Pretaporter.


En definitiva, estamos ante una obra elegante, misteriosa, perfectamente armada, en el que la historia nos va abriendo distintos temas en los que indagar. Todo encaja a la perfección en la obra, con un texto plagado de tensiones, de cuentas pendientes, de miedos y de combates por dirimir. La historia nos lleva por extraños parajes que por momentos parece que nos despistan, pero que nos acaban llevando a un final inquietante, poderoso, que nos deja distintas posibles lecturas. Volver a reiterar que el elenco está muy acertado, con una Ana Belén sobresaliente. Vayan a disfrutar de este interesante duelo generacional, asómense a descubrir los miedos que produce el abismo de la edad. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.

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Teatro: Teatro Reina Victoria.
Dirección: Carrera de San Jerónimo 24.
Fechas  Fechas: Del 17 de Noviembre al 12 de Diciembre. De Miércoles a Viernes 20:00. Sábado y Domingo 18:00.
Entradas: Desde 20€ en TeatroReinaVictoria

Reparto

Ana Belén
Mel Salvatierra
Javier Albalá
Manuel Morón
Ana Goya

Ficha artística

Adaptación y dramaturgia: Pau Miró
Dirección: Silvia Munt
Escenografía: Enric Plana
Iluminación: David Bofarull
Vestuario: Nídia Tusal a partir del diseño original de Miriam Compte
Sonido: Jordi Bonet
Creación y realización del vídeo: Daniel Lacasa
Caracterización: Chema Noci
Piano: Jaume Vilaseca
Ayudante de dirección: Matilda Esplugas “Tilda”
Ayudante de vestuario: Monica Teijeiro
Diseño técnico de vídeo: Martín Elena
Dirección técnica: Jordi Thomàs
Producción técnica en gira: Pedro P. Pérez, Trasescena
Regidora y roadmanager: Ruth Alonso
Confección de vestuario: Sastrería Pretaporter
Construcción de escenografía: Taller de Escenografía Jorba Miró
Fotografía: Javier Naval
Jefa de producción: Macarena García
Dirección de producción: Josep Domènech
Adjunta dirección de producción: Luz Ferrero
Ayudante de producción: Marta Colell
Comunicación: La Tremenda
Distribución: Bitò

Una producción de Bitò Produccions



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