Reza el poema contra la indiferencia de Martin Niemöller
“Primero
vinieron por los socialistas,
y yo no dije nada, porque yo no era
socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas,
y yo no dije nada, porque yo no era
sindicalista.
Luego
vinieron por los judíos,
y yo no dije nada, porque yo no era judío.
Luego
vinieron por mí,
y no quedó nadie para hablar por mí.”
Emma un día cambió su visión del mundo, quizá cuando le tocó vivir a ella la angustia y el desarraigo. Cuando la despojaron de todo, de sus propiedades, cuando invadieron su casa. Cuando la atrocidad mató a su marido y cuando asesinaron a su hijo en la España republicana por ser funcionario de un país enemigo.
Si no la hubiera tocado a ella, quizá Emma hubiera mirado para otro lado, como hicieron sus vecinos que antes la saludaban amigablemente y hoy la tratan como una apestada. Es Emma un reflejo de la mayoría social e histórica que no cambia. Su marido no se metía en política, un hombre de una clase social acomodada no tiene motivo para hacerlo, no tiene por qué entender que la política recorre todas y cada una de las aristas de la sociedad. Hasta que, si no lo paramos se adentrará en lo mas privado, en lo mas íntimo.
Con esto, quiero deshacer la compasión hacía Emma para comenzar a extraer la lectura reflexiva que merece esta pieza.
Maite Pérez Astorga adapta y dirige una de las obras con mas renombre de Max Aub escrita en 1939 , contra las ideologías totalitarias, una sensible y reflexiva obra que analiza y critica los devastadores acontecimientos en una Europa destruida por la guerra.
Es la reflexión de la existencia humana mediante la trágica visión de una mujer vienesa de ascendencia judía, ambientado inmediatamente después de la anexión de Austria a la Alemania de Adolf Hitler.
Un relato contra la sed imparable, de poder y odio. Su obra constituye una metáfora de total vigencia de tal modo que Pérez Astorga ha sabido concatenar dos historias, dos contextos diferentes en la superficie, idénticos en su esencia. Intercala la crisis existencial del personaje de Aub con la de una chica de nuestro tiempo.
Ochenta años de diferencia separan a Emma y a una mujer actual, moderna, estresada, con ansiedad. Nos habla de dos mujeres, nos habla de los valores y estructura de la sociedad. Aceptar las sombras para poder caminar hacia la luz.
María Pujalte interpreta a Emma, no mira al público, no mira a nada, su mirada está perdida mirando al pasado, a sus recuerdos a los tiempos en los que todo iba bien, en los que su marido y su hijo vivían sin hacer daño a nadie. Mira hacía lo que un día fue su vida, a lo que nunca volverá a ser y a todas la incertezas que su existencia ya no es capaz de controlar. Mirada introspectiva, al ser mas profundo, a las sombras y a la esperanza de que un día llegue la libertad. A Emma no le queda nada, solo se tiene a ella misma, al pensamiento que no cesa, a las preguntas que le acechan atormentando su cuerpo.
Pujalte de rodillas siendo Emma limpiando los rellanos de aquellos que un día la saludaban y que hoy la desprecian desprende verdad en escena, transmite angustia y la desesperación de aquella que sabe que nada pudo hacer, y que nada podrá cambiar.
Luces y sombras en los que la actriz se integra y que componen un personaje propio, que no está en escena pero podemos sentirlo. Un personaje inexistente que la acaricia y ella se deja acariciar.
Pujalte no llena el escenario, no nos hace mirar panorámico, la actriz se convierte en foco íntimo y nuestra mirada irá en torno a su movimiento, en relación a su esencia y a su historia. El escenario será grande como el lugar que ocupa ella en el espacio, trocitos pequeños de luz, cachitos de sombra.
Emma, su contexto, tenía un enemigo al que combatir, claramente identificable. Los símbolos, la guerra, armas, tanques, uniformes. Hemos aprendido que despojan de toda libertad al individuo y pensamos que un día llegan por si solos, sin que previamente nada lo alimente.
Ana Rujas en la piel de una mujer actual, moderna, de nuestro tiempo. Ella es alta, guapa, tiene seguidores en redes sociales, liga, tiene un gato, followers, instagramers, a la moda, celulitis, complejos, inseguridades, ansiedad, no tiene los suficientes me gusta, quiere la vida de cualquier otra menos la suya…Yo, yo, yo, yo.
Rujas aparece como un volcán en escena, belleza plástica, vista panorámica, de los mas íntimo a una suerte de centro comercial, música, rapidez, paneles luminosos que nos aturden. La sociedad de consumo en escena, en estado puro, los espectadores nos hemos convertido en clientes. La necesidad de tener y no de ser, tanto tienes , tanto vales.
Y sientes su ansiedad que es la propia, y te lleva hacia lugares que dan vergüenza ajena y propia, cuando tomamos por normales, situaciones diarias que no lo son de ningún modo.
No existe en XXX una reflexión global, esta mujer actual solo se mira a ella misma, a su ego y su existencia. Pero es que eso es lo que tenemos hoy, reflexiones individuales sobre situaciones individuales. Pero en tanto que es común, es social. Es capitalismo salvaje, es individualismo, un enemigo que ha desbrozado la fuerza colectiva, invisible y sin símbolos identificables. Una guerra difícil de combatir.
Ambas buscan la luz desde la mas profunda oscuridad, creo humildemente que lejos están, estamos de encontrar esa luz. Muchas luciérnagas iluminan mas que una sola para enfocar bien el camino y ajustan sus ritmos a los destellos que emiten las demás. Las polillas se esconden de la luz y se camuflan en rincones oscuros. Piensen en que punto nos encontramos.
Porque más aún, si hay tanques, si hay armas, pero
están lejos y volvemos al poema y la rueda continúa.
A Emma el nazismo la despojó de su vida, de sus ilusiones, sus sueños y su futuro. XXX perdida y sin rumbo, no tiene tangibles contra los que atacar su ira, su rabia y su frustración y cualquier mensaje sencillo, apocalíptico o de soluciones rápidas marcará su tendencia de voto, si es que entiende que la política va con ella, su forma de pertenecer al sistema, si es que se plantea su pertenencia al sistema.
Y XXX sin quererlo dejará pasar a contextos grises como así lo hicieron familias como la de Emma. Y la historia es una rueda, que esperemos, podamos saber frenar, que se da la mano y que está estremecedoramente cercana.
Espacio escénico trabajo de Lua Quiroga Paul y Paola de Diego en vestuario en perfecta sincronía con el tercer personaje invisible de la mano de Juan Gómez-Cornejo en un destacable trabajo de iluminación al que ya nos tiene acostumbrados.
Un trabajo que abre la puerta a la reflexión, para intercambiar opiniones sosegadas, que son hoy tan necesarias. Una pieza estremecedora y brutal que sin duda les recomendamos.
FICHA ARTÍSTICA
De: Max Aub
Dirección y adaptación: Maite Pérez Astorga
Con: María Pujalte y Ana Rujas
Diseño de espacio escénico: Lua Quiroga Paul
Diseño de vestuario: Paola de Diego
Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo
Diseño de sonido y audiovisuales: Daniel Jumillas - JUMI
Fotografía: Manuel Fiestas
Ayudante de dirección: Nacho Redondo
Una coproducción de Teatro Español, ProduccionesOff y Vania
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarExcelente crítica y excelente obra. A mí me conmovió. Creo que se te ha colado XXX en dos párrafos, cuando querías poner el nombre del personaje.
ResponderEliminarGracias x tu mirada!
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