Teatro: Peribañez y el comendador de Ocaña. Teatro Fernán-Gómez

Existen temas universales que persisten a lo largo de los siglos. La diferencia de clases, los privilegios que los poderosos creen tener sobre los que no ostentan su estatus social, los secuaces capaces de hacer cualquier cosa por el que más le paga... pero menos mal que también son universales los amores capaces de sobrevivir a todo lo anterior. Porque eso es precisamente lo que nos cuenta esta divertida comedia romántica, el triunfo del amor por encima del poder. Una ingeniosa propuesta llena de momentos hilarantes, en el que los nobles hacen gala de todas las tretas posibles para conseguir lo que quieren, mientras que los lacayos se agarran a su dignidad y a la verdad para ser fiel a si mismos.




Esta comedia tiene todos los elementos para atraer a los amantes del género. Enredos, amor incondicional, música en directo, un ritmo vigoroso y la elegancia de los versos de Lope. Un elenco perfectamente engranado nos llevará a conocer las peripecias de Peribáñez y Casilda, la pareja que cual Quijote y Sancho luchan contra los molinos de viento que representa el poder que les acosa. Todos parecen sucumbir a las mieles del dinero, pero ellos no se dejan deslumbrar por su brillo, como dice Casilda en uno de los momentos musicales:

"Más quiero yo a Peribáñez
con su capa la pardilla
que no a vos, Comendador, 
con la vuesa guarnecida"



Esta producción de Noviembre Teatro sobre el texto de Lope de Vega, tiene todas las premisas que caracterizan a esta longeva compañía (fundada en 1995). Con Eduardo Vasco en la dirección y con Yolanda Pallín como encargada de la versión, los dos pilares de la compañía desde sus inicios han creado un montaje divertido, entretenido, alegre, con muchos momentos hilarantes y una puesta en escena muy ingeniosa y sencilla que ayuda a enlazar todo el montaje de una manera muy fluida. Tras el estreno hace unos meses de "Carsí: una comedia de cómicos clásicos" en el Abadía, vuelven ahora a versionar a uno de los grandes del Siglo de Oro, una de sus facetas más reseñables. 

La compañía busca seguir "explorando nuestras raíces originales, siempre vinculadas a la comedia española y al teatro contemporáneo". Consolidada como una de las más activas del panorama nacional, Noviembre Teatro se caracteriza porque al inicio de cada nuevo proyecto "repasamos lo hecho hasta el momento, miramos alrededor, tomamos el pulso a nuestra vitalidad y decidimos. De esta forma, nos gusta trabajar en dos vías bien diferenciadas: una que parte del repertorio clásico universal y otra en torno a la dramaturgia contemporánea".


El director Eduardo Vasco reconoce ser "fan total del bardo madrileño. Adoro su frescura, su verso ágil y bello, y su concepto del amor desmedido, poderoso y fugaz. Admiro su aprecio, su defensa de la dignidad de la persona por encima de las convenciones sociales y, como no, su producción poética tan humana e inabarcable. Su teatro aporta un tipo de vitalidad muy particular a quien lo interpreta y la maravillosa oportunidad de usar un castellano depurado y preciosista que parece brotar de los personajes sin dificultad; que está ligado a nuestra tradición lírica más emocionante. Peribáñez me atrapa de manera especial porque es, en esencia, la historia de una respuesta imprevisible ante un abuso de poder que parecía imparable, y porque el humilde labrador nos deja un mensaje que se puede aplicar a cualquier época: si el orden de las cosas no es justo, todo acaba saltando por los aires".



Y es esto último en lo que hace hincapié Vasco, lo que hace de Peribáñez un personaje entrañable y de su historia una de las más queridas y representadas de nuestro teatro áureo. La posibilidad de la justicia real, de la llamada "justicia poética" en la que todo al final acabará bien y no será el poder el que venza y el labrador el que sucumba. En esta versión de Yolanda Pallín todos parecen tener motivos más que suficientes para luchar por lo que quieren. Los razonamientos del comendador se ven con tanta naturalidad que no vemos motivos para levantarnos contra él. Es el amor el que le ciega, no le rige la cordura, y juega sus cartas para llegar a conseguir lo que desea. Y en este punto reside la belleza y la crítica del texto de Lope. Para el noble cree que por el hecho de serlo nadie se puede negar a estar a su lado, y por ello se desquicia ante la posibilidad de que Casilda no se interese por él. Una velada crítica del autor sobre el uso desmedido del poder, que sigue estando igual de vigente en nuestros días, ya sea por políticos, reyes, altos empresarios, el clero... el poderoso se viste con diferentes atuendos pero sigue usando las mismas tretas (una pena que no existan más Peribáñez que les planten cara).


La historia que nos cuenta "Peribáñez y el Comendador de Ocaña" es la de un labrador y su esposa, recién casados y felizmente enamorados, que se enfrentan al poderoso Comendador, que se ha enamorado de la mujer y quiere tomarla como si de un trofeo de caza se tratase. Ellos no ceden ante el abuso de poder del Comendador, algo que hace tambalear los cimientos de la sociedad de la época, lo mismo que muy probablemente pasaría en nuestros días. Este tipo de disputa fue de las más habituales en los dramas del Siglo de Oro, llegando a crearse un género con la denominación de "drama de comendadores". 

El poderoso que intenta aprovecharse de su posición de privilegio para apropiarse de lo que no es suyo, pensando que por el hecho de tener riqueza ya puede hacer lo que le venga en gana. En este caso, el Comendador es la máxima autoridad de la zona. La pareja de labradores viven en un contexto rural donde solo una serie de coincidencias pueden hacer que el cacique acabe en casa de los recién casados. Peribáñez debe traspasar sus límites sociales para detener al avaricioso Comendador que amenaza el valor más preciado en la época: el honor


El labrador defiende su propia integridad, su vida, su amor por Casilda, la dignidad personal, algo que debería ser esencial para el ser humano para hay mucha gente que se cree con la potestad de mercadear con la dignidad ajena. En esta pieza Lope consigue hacer una síntesis de lo que define su producción teatral y la convierten en innovadora y singular para la época: la ruptura de las leyes aristotélicas, un concepto del teatro como arte para entretener al espectador y una carpintería teatral que crearía escuela más allá de su tiempo. Pero además de estas innovaciones "formales", lo interesante de esta pieza es como los humildes se rebelan ante el poder, como el amor prevalece por encima de los privilegios. Estamos ante una pieza clave de Lope, "una obra escrita en plenitud de facultades, cuando el poeta ya domina y realza su propio sistema de escritura".


Para una gran historia como esta es fundamental el trabajo del elenco, en una pieza con muchos personajes importantes que no intervienen durante mucho tiempo. El conseguir mantener el nivel de concentración de todos los intérpretes en estas circunstancias parece primordial. Hay que destacar los tres personajes principales a los que interpretan Rafael Ortiz (Peribáñez), Elena Rayos (Casilda) y Alberto Gómez Taboada (Comendador). Ellos llevan el peso de la obra y lo hacen con solvencia. Destacaremos la energía de Elena Rayos, que está descomunal en todo momento, poderosa en su rebeldía ante el noble, tierna con su amado y muy solvente en los momentos musicales.

Junto al triángulo protagonista aparecen una serie de personajes de mayor o menor calado que van componiendo la historia. Ellos son Inés Calvo (Inés), Julio Hidalgo (Luján), Francisco Rojas (Leonardo), Jesús Calvo (Padre Antón), Manuel Pico (Bartolo) y Daniel Santos (dando vida al pintor). Todos ellos resuelven sus intervenciones con solvencia pero hay que destacar por encima de todos al fabuloso Julio Hidalgo, que se come el escenario en todo momento, apoderándose de la escena y creando uno de los personajes más estridentes, divertidos y poliédricos de la función.



Una puesta en escena sencilla pero efectiva hace que el ritmo de la historia discurra sin sobresaltos, al ritmo marcado por los versos de Lope. Una serie de sencillas piezas móviles serán la única escenografía (diseñada por Carolina González) que irá variando a lo largo de las diferentes escenas para conseguir recrear los distintos lugares en los que transcurre la historia. Todo ello potenciado por la cuidada iluminación diseñada por Miguel Ángel Camacho, que consigue diferenciar de manera nítida los distintos momentos del día con diversas texturas. Como suele ocurrir en toda obra de época, el vestuario resulta fundamental. En este caso ha sido diseñado por Lorenzo Caprile, que ha realizado un minucioso trabajo en el que cada personaje tiene un atuendo impecable en cada momento, desde los camisones de Casilda a los poderosos trajes del Comendador. Por último, todo esto viene sazonado por la música y las canciones creadas por el propio Eduardo Vasco para la ocasión.

En definitiva, estamos ante un montaje que hará las delicias de los amantes del género, en el que todo encaja e incluso podemos reivindicar nuestra posición de "labradores" saliendo triunfantes de la sala. Un montaje coral en el que cada momento está medido con precisión, con momentos de gran comedia y piezas musicales muy destacables. Nosotros en este punto nos decantamos por la canción de cierre de la obra, maravillosa. Vayan a ver a Peribáñez, luchen con él contra la injusticia y la soberbia del Comendador. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.

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Teatro: Teatro Fernán-Gómez. Sala Guirau
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 3 al 27 de Febrero. De Martes a Sábado a las 20:00. Domingo a las 19:00.
Entradas: Desde 16€ en teatro-fernan-gomezPrograma de mano.

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Reparto:

Peribáñez Rafael Ortiz
Casilda Elena Rayos
Comendador Alberto Gómez Taboada
Inés Mar Calvo
Luján Julio Hidalgo
Leonardo Francisco Rojas
Padre Antón Jesús Calvo
Bartolo Manuel Pico
Pintor Daniel Santos

Asesor de movimiento: José Luis Massó
Música y canciones:  Eduardo Vasco
Iluminación: Miguel Ángel Camacho
Vestuario: Lorenzo Caprile
Escenografía y atrezo:  Carolina González
Versión: Yolanda Pallín
Dirección: Eduardo Vasco
Distribución y producción ejecutiva: Emilia Yagüe
Compañía:  Noviembre Compañía de  Teatro.


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