El fenómeno fan puede llegar a ser algo muy peligroso, cuando se sobrepasan los límites. Desde que las redes sociales han sacado a la luz la vida privada de los famosos, todos los interiorizamos como parte de nuestro círculo, casi como si fueran amigos. Pero lo que en principio no parece ser peligroso, puede llegar a ser una bomba para quien no está de acuerdo con las decisiones tomadas por su ídolo. El precio de la fama tiene peajes muy altos que son difíciles de pagar.
Esta ingeniosa comedia nos remite al mundo caótico y acelerado en el que vivimos, donde nada es lo que parece, el postureo es una obsesión y todos intentamos escondernos tras la pantalla para no mostrarnos como somos. Pero en la noche, bajo la lluvia y con un par de copas en el cuerpo, los límites parecen acercarse, todos parecemos capaces de entrar en la intimidad del otro, de descubrir sus misterios ocultos, de acercarnos más al ideal que buscamos de nuestras propias vidas. En una noche todo parece posible, durante unas pocas horas, ponemos todo patas arriba para intentar devolver la coherencia a nuestro mundo.
La Corona Producciones ya nos sorprendieron hace unos años con "La corona de Claudia" una comedia actual y muy fresca que fue uno de los referentes del off madrileño varias temporadas, con parada habitual en la misma sala donde ahora estrenan su nuevo trabajo. Luego llegó "El grito de la tortuga" que sin llegar a alcanzar los éxitos de su predecesora comenzó a trazar las líneas maestras de lo que son los trabajos de estos jóvenes. Porque ellos hablan con desparpajo de su mundo, de la actualidad, de la sociedad que les toca vivir, haciendo hincapié en lo que nos preocupa, y con la frescura de quien sabe perfectamente de lo que está hablando. Y con estos mimbres han creado este nuevo montaje, en el que tocan muchos de los temas que sobrevuelan la actualidad, sin querer adoctrinar, desde un lugar que nos divierte pero que también nos hace reflexionar.
El texto de Juan Jesús Di Manuel es una comedia ligera que nos hablas de las relaciones humanas, poniendo personajes un poco peculiares y atípicos en los que enfatizar al comedia. Relaciones obsesivas, episodios sin cerrar, personalidades que de tan antagónicas casi llegan a tocarse. Una historia con trazos de tragedia, que sabe reírse de si misma (haciendo alusión al más que evidente parecido con la película de "Misery"), utilizando la historia como excusa para hablar de las relaciones personales, de los egos, de la ambición, del fenómeno fan (llevado a extremos incontrolables).
El texto aborda el fenómeno fan desde la más loca comedia. La obsesión de una chica por su actor preferido le lleva a cometer actos ¿delictivos? que son el eje de la obra. La obsesión que llegan a despertar las grandes estrellas del mundo del cine y la televisión como telón de fondo, pero también la angustia y el desazón que les crea a esos mismos artistas esa presión, esa exposición mediática, ese postureo que les obliga a estar las 24 horas del día espléndidos. Esa doble visión del fenómeno fan es, sin ninguna duda, el punto fuerte de este texto, que nos da varios giros imprevisibles que enganchan al espectador. La historia transcurre con un ritmo intenso, que explota en el momento justo, cuando las verdades salen a la luz, cuando todos se quitan las caretas, cuando descubrimos la realidad de cada uno de los personajes.
La dirección de Eva Ramos y Laura Ledesma es muy acertada, ya que le dan el ritmo justo a todo el montaje, sin dejar que se desboque por la inercia de la propia comedia. Una historia actual, con muchos tópicos ingeniosos en los que nos vemos reflejados y que nos hacen empatizar más con la historia. Con pequeños detalles, las directoras saben subir el tono de la propuesta, desde una aparente comedia de enredo a un thriller, pasando por momentos surrealistas y otros de gran ternura. Todo lo encajan a la perfección para que la historia no sufra altibajos y encaje todo a la perfección. La obra transcurre en una aparente normalidad, pese a lo extremo del argumento, como si pudiera ser algo que nos pasase a cualquiera de nosotros al salir esa noche del teatro. La cercanía de la propuesta, desde los guiños a la actualidad a los personajes tan bien definidos, hace que nos veamos como parte de la obra.
Centrándonos en lo que cuenta la obra, nos situamos en una noche lluviosa, en Madrid, donde una joven llora desconsolada como si no le importase el aguacero. Un extravagante joven huye de la lluvia refugiándose en su paraguas. Al ver a la chica se preocupa por ella. Este es el inicio de una noche que ninguno de los dos olvidará. Él podría haber pasado de largo, entrar en su portal y descansar como otras tantas noches. Ella podría haber elegido otra esquina, quizás otra calle, para llorar y desahogarse. Pero el destino hizo que los dos coincidieran, que él se preocupase por lo que le pasaba, que ella, tras un malentendido, acabase subiendo a su casa. Este es solo el comienzo, pero es un arranque ingenioso, inteligente, mordaz, en el que ya comenzamos a vislumbrar las personalidades de ambos personajes.
Ellos son Mónica y Canadá, y sus vidas están a punto de dar un giro inesperado, aunque no sean muy conscientes de ello mientras suben al apartamento de este último. Ella cambia radicalmente su actitud al llegar al piso. El anfitrión le invita a ducharse, le deja ropa seca, le invita a tomar algo, pero ella, una vez que pone a cargar su móvil (el enganche al maldito aparato) su actitud cambia radicalmente y comienza a comportarse de una forma digamos que algo inquieta. Pero esa actitud tiene una razón de ser, que será el desencadenante último del misterio que encierra la obra. Lo que pasa a continuación cambiará sus vidas, y su manera de verse a si mismos, para siempre.
El elenco es uno de los puntos fuertes del montaje. Ellos son Laura Ledesma, en el papel de Mónica, Juan Jesús Di Manuel, como Canadá, y Jaime Riba como Felipe. Los tres están impecables en sus papeles y asumen a la perfección sus roles dentro de la obra. Laura Ledesma crea una Mónica desatada, divertidísima en sus cambios de actitud y a la vez con muchos matices que van enriqueciendo al personaje. Su personaje comienza de una forma muy hilarante, casi caricaturesco, que la actriz sabe moldear para ir bajando el tono con la coherencia de lo que va ocurriendo en escena. Una Mónica verborreica y atolondrada da paso a una estratega, con un tono mucho más duro y dejando la inocencia aparcada. En el tramo final el personaje de Mónica se ve superada por la situación y cambia de nuevo de tono y actitud. Ledesma consigue transitar con naturalidad las distintas situaciones, impregnando al personaje de los matices precisos en cada momento.
Juan Jesús Di Manuel sabe como lucir a un personaje extravagante como Canadá, que le da mucho juego para poder arriesgar desde el principio con una ambigüedad que le da un halo de misterio al personaje. El actor sabe ir de más a menos en cuanto a la exageración del personaje, pero le va dando otros matices mucho más interesantes, sobre todo desde el momento que entra en escena el personaje de Felipe. El actor sabe medir con certeza hasta donde tiene que exponer a su personaje, haciéndolo cambiar mucho durante la historia con gran naturalidad. Por último Jaime Riba se deja llevar, en su papel de Felipe, por el ambiente y el tono que marcan sus compañeros. Con mucho menos protagonismo, el actor sabe mantener en todo momento el tipo y no pierde la presencia escénica pese a los extremos a los que llevan a su personaje.
Otro de los grandes aciertos de este montaje es la escenografía creada por Tela Catola que sabe jugar con el propio espacio de la sala para crear los diferentes lugares en los que transcurre la historia. De este modo, se ayuda de las columnas de la sala para diferenciar el interior del exterior del apartamento de Canadá, llevando a proscenio todo lo que ocurre en el exterior. En cuanto al interior del apartamento, la creación es deliciosa, recreando el salón con todo lujo de detalles, lo que crea un ambiente acogedor en el que el espectador se siente "como en casa". La iluminación diseñada por Alicia Pedraza sigue el mismo criterio de la escenografía, dando diversas tonalidades a cada una de las estancias, una luz más fría para el exterior y más cálida dentro del apartamento. Por último hay que hablar del vestuario creado por Sandra Gimeno, que sabe plasmar a la perfección la esencia de los personajes, dándonos ya de entrada una idea muy aproximada de como es cada uno.
En definitiva, estamos ante una comedia fresca y muy bien ejecutada, en la que todo encaja con una imponente naturalidad. Tanto los actores como el texto funcionan a las mil maravillas y consiguen que el espectador no pierda el hilo en ningún momento. Más allá de las reflexiones que plantea el texto sobre el fenómeno fan, la exposición de los personajes públicos, su privacidad y los límites de la intimidad, la obra es un disfrute por su ejecución, por su ritmo, por sus escenas de enredo, por sus personajes delirantes. Una comedia muy refrescante para estos días de verano. Vayan a conocer el apartamento de Canadá, no se arrepentirán.
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Teatro: Teatro Lara. Sala Lola Membrives
Dirección: Corredera baja de San Pablo 15.
Fechas: Del 12 de Mayo al 14 de Julio. Jueves a las 19:30.
Entradas: Desde 12€ en Teatro Lara.
EQUIPO ARTÍSTICO
Reparto
CANADÁ: Juan Jesús Di Manuel
MÓNICA: Laura Ledesma
FELIPE: Jaime Riba
EQUIPO TÉCNICO
PRODUCCIÓN
La Corona Producciones
DIRECCIÓN
Eva Ramos y Laura Ledesma
AUTOR
Juan Jesús Di Manuel
CO-AUTORES
Laura Ledesma, Jaime Riba y Eva Ramos
ESCENOGRAFÍA
Tela Catola
ILUMINACIÓN
Alicia Pedraza
DISEÑO DE SONIDO
La Corona Producciones
DISEÑO GRÁFICO
Jaime Riba
VESTUARIO
Sandra Gimeno
TÉCNICO DE ILUMINACIÓN Y SONIDO
Alicia Pedraza
FOTOGRAFÍA
La chula
ESTILISMOS
Antoinella y Óscar García Junco
MAQUILLAJE
Alicia Cárdenas
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