¿Sugestión? o ¿creencias fehacientes? ¡Se puede cambiar la realidad si cambiamos el paradigma con el que la miramos? ¿Es la fe un acto de amor que pueda cambiar las voluntades?
“Aprenderemos a mirar con las manos” (El personaje de Juan)
El más pequeño de una familia de hermanos vascos, Juan, que ha estudiado teología, asegura ser Jesucristo. Cuando parece que éste ha perdido el norte, una de sus hermanas se da la oportunidad de escucharlo de otra manera y atender a sus palabras con respeto y fe. El curso de los acontecimientos después de este hecho cambiarán la realidad.
Al entrar en la sala los intérpretes ya están en el espacio escénico inmersos en un ejercicio de la técnica Meisner para ubicarnos en el más absoluto presente, aquí y ahora, leitmotiv del encuentro; “Estoy viendo en el público a mi amigo tal, hace calor, por ese lado alguien hizo ruido…” y poco a poco van entrando en la trama.
La vida y la muerte como algo inseparable, las dos caras de la misma moneda.
La mezcla de tragedia y comedia a veces al unísono, estremecen al espectador que por momentos no sabe sin sonreír o dejar que se escape alguna lágrima. Creo que esto no es algo fácil de conseguir y Messiez lo maneja con agilidad.
Marina Fantini, Carlota Gaviño, Rebeca Hernando, José Juan Rodríguez, Íñigo Rodríguez-Claro y Mikele Urroz conforman en elenco de esta familia que nos habla de fe, de duda, de voluntad, del concepto de la cordura frente a lo que entendemos por locura, de amor, de sueños y vidas truncadas, con una exquisita implicación que sugiere que no sólo son familia en la ficción sino también familia teatral, un elenco amoroso que rebosa humildad, sinceridad, un acto genuino a la altura de un director y una propuesta llena de magia.
“Para poder creer primero hay que querer creer” “Me gustaría que la función pudiera hacerse preguntar al publico estas cuestiones acerca de la fe” (Messiez).
El espacio escenográfico, diseñado por Max Glaenzel, aparece poco a poco en el lugar, lo incorporan los actores, la realidad se va conformando a la vez que el personaje va evolucionando, un acierto para mi gusto. Lo que busca el autor y director es llevar al escenario una historia verdadera, que no real, siguiendo la máxima de Artaud.
Una coproducción de Producciones Buxman y Teatro Español que estará hasta el próximo 23 de Octubre en las Naves del Español en Matadero.
Una cita imprescindible esta temporada.
RESEÑA ESCRITA POR VERÓNICA MORENO
Ficha artística:
Texto: Pablo Messiez a partir de La palabra de Kaj Munk.
Dirección: Pablo Messiez .
Con Marina Fantini, Carlota Gaviño, Rebeca Hernando, José Juan Rodríguez, Íñigo Rodríguez-Claro y Mikele Urroz.
Diseño de espacio escénico: Max Glaenzel.
Diseño de iluminación: Carlos Marquerie.
Diseño de sonido: Iñaki Ruiz Maeso.
Ayudante de iluminación: Juanan Morales.
Diseño de vestuario: Cecilia Molano.
Entrenamiento corporal: Elena Córdoba.
Temas musicales: Viene clareando (Atahualpa Yupanqui) en versión de Leda Valladares y María Elena Walsh; Vidala del último día (Raúl Galán y Rolando Valladares) en versión de Sílvia Pérez Cruz.
Producción Buxman Producciones: Pablo Ramos (producción ejecutiva) y Jordi Buxó y Aitor Tejada (dirección de producción).
Ayudante de producción: Roberto Mansilla.
Ayudante de dirección: Javier L. Patiño.
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