Tres actrices y tres actores exponen e interpretan los
inicios de sus historias del pasado y dejan a modo de “continuará…” la historia
abierta. Luego nos cuentan de una manera narrativa como acabó tal suceso en la
realidad pero nos dan la elección de escoger un final diferente. Como en
aquellos libros que leíamos de peques de “elige tu propia historia”, IF (La
ligereza) se plantea como un juego en el que el público interactúa cambiando el
curso de las cosas. A través de unas tarjetas de diferentes colores en cada
reverso, escogemos la historia y con
ello al protagonista que queremos ver resolviendo la alternativa que nos
ofrecen. De esta manera el material de la compañía está preparado para varias
versiones diferentes del espectáculo.
A veces el curso de nuestras vidas podría haber cambiado radicalmente con un
pequeño giro dramático, con una decisión distinta. ¿Qué pasaría si hubiéramos
hecho las cosas de otra manera? ¿Dónde estaríamos ahora? ¿Seríamos otras
personas o las mismas de hoy? Como dice Mercedes Sosa en su canción; “Cambia, todo cambia” y
posiblemente todo a nuestro alrededor habría cambiado, o no.
El uso de la cámara lenta, de los “stops” del grupo para
poner foco en quien continua la acción como protagonista, mucho trabajo de
elenco con coreografías muy divertidas,
juegos en el espacio, escenas cortas y dinámicas, un gran acompañamiento de
música y efectos sonoros, que en algún momento se excede un poco, bromas entre
los personajes, humor, cámara lenta,
canciones intencionadamente desafinadas…son algunos de los recursos escénicos
de lo que se hace eco esta pieza que enriquecen mucho la propuesta e hipnotiza
y seduce al espectador con mucha facilidad.
Tania Medina, Andrés Acevedo, Jorge Vidal , Marta Pons, Iván Serrano y Luna Mayo, bajo la
impecable dirección de Pedro Casas y la asistencia de movimiento de Jordi
Vilaseca, protagonizan con entrega y profesionalidad esta pieza a caballo entre
la falsa autoficción y la performance que ocurre en el instante, con el publico
de cada sesión, y abriendo de par en par la cuarta pared.
Al salir nos encontramos con
varias personas comentando el encuentro y me acerco a una chica para preguntar: “Me ha gustado mucho poder elegir, porque no va a haber dos obras iguales,
siempre va a ser al azar y eso hace que cada pase sea más rico todavía“
Carolina.
La muerte, la infancia, las
primeras relaciones, la frustración por lo que no pudo ser y deseábamos que así
fuera, la amistad, las primeras veces y la falta de experiencia, la cobardía
versus valentía, y el amor como hilo conductor con el que Pedro Casas está acostumbrado
a crear sus piezas, componen los temas que nos hacen transitar desde nuestras butacas. El amor como pegamento para las fracturas del
alma.
El mismo elenco aúna el mismo
código de cercanía con el público y con el resto de los compañeros, generando
una atmosfera de ternura y comicidad que te hace salir de la sala con una media
sonrisa y muchas ganas de ver qué hubiera ocurrido con otros personajes de la
historia, cómo hubieran soltado sus dramas, porque de eso hablamos aquí, de esa
sensación de liviandad que deja el soltar lo denso, descansar en la ligereza.
“Y ahora que estoy a punto de morir, me siento vivo, más vivo que nunca”
(Jorge)
Especial mención al diseño de
luces de Pablo Garnacho que inventa unas atmósferas que te transportan a otros
lugares.
Enhorabuena a todo el equipo,
ojalá podamos volverlos a ver pronto y volvamos a jugar a la teoría del
multiverso con ellos, gran acierto de pieza. Gracias!
RESEÑA ESCRITA POR VERÓNICA MORENO
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