Teatro: Ana contra la muerte. Teatro de la Abadía.

 

El teatro de la Abadía nos presenta Ana contra la muerte. Una historia sobre las mil y una vicisitudes que una madre debe hacer para salvar la vida de su hijo. Una historia intensa y triste pero contada con enorme delicadeza y mucho amor.

 


Ana contra la muerte podría llamarse perfectamente Ana contra la vida, Ana contra la existencia, contra la crudeza y la injusticia que supone a veces vivir. 

Las tres actrices lo advierten al comienzo de la obra, no es lugar para el que va a entretenerse, por eso dispone de tan pocos recursos, porque lo descarnado está en la propia historia, porque el impacto no viene más que de la propia realidad que cuentan.

El potrillito  que dice: 

-Mamá, cuando a un caballo le falla la pata, lo sacrifican. 

-Pero vos sos mucho más que una pierna. 

Ese optimismo desbordante en el diálogo con la doctora, cargado de ansiedad, de un dolor acumulado, que no le permitía hablar.

-Quería hacerle un regalo, pero no tengo plata, así que pensé en cocinarle, pero no sé cocinar. Le hice unas galletas; si están horribles, quédese con el gesto.

 


 

Nos alegramos por Ana, comprendemos su felicidad y su agotamiento. Entendemos su entusiasmo y queremos celebrar con ella. Pero tememos lo que se intuye, lo que se palpa en la mirada asustada de su interlocutora, el peligro que acecha.

 

-Volvió.

-¿Quién?

-Volvió al cuerpo de su hijo.

Comprendemos que Ana no puede más, que se agotó de tanta pelea, de tanto golpe. No es capaz de encajar la noticia, es imposible, tiene que tratarse de un error.

La doctora le insiste:

-Tiene que ser fuerte.

 


 

¿Cómo pedirle que sea fuerte a quien lo ha aguantado todo, a quien ha aguantado más de lo que debería soportarse jamás? 

-Usted tiene que ser fuerte, ¿por qué se jactan tanto de los avances?

Empieza la caída, los manotazos de ahogado de una madre desesperada, que está dispuesta a absolutamente todo con tal de que su hijo viva. Como ella misma dice, ya se acostumbró a no pensar con claridad, a la mirada miope a pocos pasos, a pensar en la niebla. 

 


 

 Cae intentando aferrarse a lo que sea, incluso a las peores alternativas, porque la vida de su hijo lo vale todo. 

Ana lo dice varias veces, sabe resistir. Es un sistema que le falla, a Ana y a su hijo, la vida que le falla. Yo quisiera abrazar a Ana y decirle que todo va a ir bien: te prometo que vamos a pelear con uñas y dientes por él. Te prometo que nos vamos a dejar la vida intentando salvar su vida. Estoy contigo. 

Ana, sin embargo, está muy sola, no tiene quien la contenga, y quien está, sería mejor que no estuviera. La maldad que se nutre de la desesperación, la justicia que no lo es, que está corrompida. Una madre que no tiene los recursos para salvar lo que le importa más que su propia existencia. 

 


 

 Ese abrazo a su hijo en el que todas fuimos madres, en el que todas fuimos hijos, en ese nido seguro y calentito. Y por fin Ana ríe, es su risa contra la muerte. 

El trío de actrices uruguayas Gabriela Iribarren, Marisa Bentancur y María Mendive se vacía en un texto en el que por momentos bulle la rabia,   la impotencia, en el que dan ganas de coger a la vida por la solapa y preguntarle ¿por qué?, ¿por qué, hija de puta? Porque el texto también es áspero y gráfico, no endulza ni suaviza nada. No es una mirada conciliadora o complaciente, es una descarga, un golpe en la mesa, un grito furioso. La rabia contra el miedo, porque Ana lo dice, quiere tener miedo del otro tipo, del tonto, el de "es tarde y todavía no llegó". 

 



RESEÑA ESCRITA POR MARIANELLA CATTÁNEO


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Teatro: Teatro La Abadía.

Dirección: C/ Fernández de los Ríos, 42.

      25, 26 y 27 de noviembre, 2022 (Festival de Otoño)

      29 del noviembre al 4 de diciembre, 2022 (Programación Abadía)
  

       Martes a sábado, 20:00 h Domingos, 19:30 h


REPARTO

Gabriela Iribarren
Marisa Bentancur
María Mendive

FICHA ARTÍSTICA

 

Texto y dirección: Gabriel Calderón

Diseño y realización de escenografía e iluminación: Lucía Tayler, Matías Vizcaíno, Miguel Robaina Mandl
Vestuario: Virginia Sosa
Fotografía: Mauricio Rodríguez
Desarrollo de identidad gráfica: Agustín Spinelli
Prensa: Silvina Natale
Comunicación: Matías Pizzolanti
Asistencia de dirección: Elaine Lacey
Asistencia de producción: Vladimir Bondiuk
Producción general y gira: Matilde López Espasandín

 

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