Teatro: El peso de un cuerpo. Teatro Valle-Inclán

Desde que Alfredo Sanzol se hiciera cargo de la dirección del Centro Dramático Nacional, el contenido social y político está más que presente en su programación. En el peso de un cuerpo se retrata una situación que más pronto que tarde todos vamos a sufrir de una u otra manera, la enfermedad, la vejez y la muerte.

 


 

Olga es una mujer que está a punto de ser testigo de uno de esos momentos que la vida pone en nuestro camino. Un momento que no por posible e incluso esperado, pone en este caso su vida, pero bien podría ser la de cualquiera de nosotros patas arriba.

 

Olga vive con su padre, un veterano militante del partido comunista. Un hombre muy comprometido con mil y una causas sociales. De repente su vida y por extensión la de sus familiares (básicamente Olga) sufre un duro revés. Este hombre sufre un ictus. Milagrosamente salva la vida pero las condiciones en que se queda casi convierten ese “milagro” en una condena.

De la noche a la mañana se convierte en alguien totalmente dependiente. Incluso para las tareas más sencillas y cotidianas.

Las circunstancias que rodean la vida de ambos hacen que la nueva realidad a la que tiene que enfrentarse Olga no sea en las mejores condiciones. Viven en un cuarto piso sin ascensor, las dos hermanas de Olga se desentienden totalmente de la situación; motivo por el cual ésta busca una residencia donde su padre pueda recibir los cuidados que necesita. Las alternativas que se le plantean es pedir plaza en una residencia pública, pero debido a la escasez de plazas y la enorme demanda de las mismas, lo convierten más que una alternativa, un milagro.

La otra alternativa es una residencia privada. En este caso el problema no es obtener plaza, debido al aumento de la esperanza de vida y a que la población cada vez está más envejecida, las residencias de mayores se han convertido en un “verdadero negocio” donde lo que prevalece es la obtención de beneficios y no el bienestar de los mayores.

Como decía, la otra opción de Olga es pedir plaza en una residencia privada pero el desorbitado precio de ésta lo hacen igualmente inviable.

Para acabar de arreglarlo Olga pierde su trabajo, la cuantía del desempleo no es suficiente para hacer frente a los gastos de la residencia. La penúltima puerta que se le abre es solicitar la ayuda a la dependencia cuya solicitud es un maravilloso ejemplo de burocracia y que nunca acaba de llegar a sus beneficiarios.

Como podemos observar a lo largo de la obra por cada ventana que se le abre a Olga se le cierran dos puertas. Tal es así que las alternativas poco a poco se ven reducidas a una sola.

 

 

El peso de un cuerpo viene a poner el foco en un grave problema al que las sociedades contemporáneas no quieren enfrentarse y es la soledad a la que nos enfrentamos como ciudadanos cuando nuestro padre, nuestra madre o un familiar enferma hasta el punto de necesitar ayuda para todas y cada una de sus actividades esenciales. Una soledad absoluta, social, económica y personal.

Los pocos que tienen una situación económica muy, muy desahogada no tienen ningún problema, pero la gran mayoría ante una situación similar a la de Olga nos encontraríamos en el mismo callejón sin salida, en la misma situación de desesperación. Y es ahí precisamente donde los poderes públicos han de actuar y estar más presentes que nunca, para acompañarnos en una situación durísima, ya que a la cuestión personal y afectiva se suma el aspecto social, económico y laboral.

Como decía, aunque somos conscientes de que la situación de Olga nos puede acontecer a cualquiera, nunca llegamos a estar preparados para enfrentarnos a una situación así, ni personalmente ni como sociedad.

 

La dramaturgia y la dirección corresponden a Victoria Szpunberg, que vivió en primera persona una situación muy similar. Según cuenta “Empecé a escribir El peso de un cuerpo antes de que mi padre nos dejara definitivamente, en un momento de bastante estrés emocional, y también económico. Esta vivencia personal (el acompañamiento de una persona querida que sufre una degeneración neuronal y física) me dio a conocer un problema que también es social y que seguro que mucha gente ha vivido”.

Añade que "La escritura surge de la necesidad de canalizar cierto dolor”. No obstante aclara que no se trata de una obra autobiográfica. "En cualquier caso, he utilizado la ficción teatral, la imaginación, para poder transmitir una historia que, más allá del mundo íntimo y familiar, tiene un eco social y existencial".

Judith Colomer se encarga de la escenografía, un espacio que aúna sencillez y complejidad para poder llevarnos por los mil y un escenarios donde se va desarrollando la historia; la casa, el hospital, la residencia, un concierto…

 

 

 

Marc Lleixá se encarga de la iluminación con un resultado notable donde pasamos de un concierto de Iggy Pop a la sala de un hospital. La composición musical corre a cargo de Carles Pedragosa, Joan Solé y Sabina Witt y el espacio sonoro a cargo del propio Joan y de Guillem Rodríguez.

El vestuario es obra de Albert Pascual y el movimiento de Montse Colomé. Por su parte el video corresponde a Joan Rodon.

Un equipo muy compacto, imprescindible tanto para el resultado final de la obra como para hacernos transitar por los mil y un momentos que pasamos a lo largo de la representación, el drama, la alegría, la desesperación, la inquietud, la soledad….

El elenco está formado por David Marcé, Laia Marull, Carles Pedragosa y Sabina Witt.

 

Laia Marull actriz de teatro, cine y televisión con una carrera tan dilatada como brillante. Premiada entre otros con la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián a la mejor actriz por Te doy mis ojos,

Premios Goya a mejor actriz por Te doy mis ojos, Premio Goya a mejor actriz de reparto por la maravillosa Pa negre y premio Goya a mejor actriz revelación por Fugitivas. Laia interpreta a Olga, con una enorme versatilidad que la hace transitar desde la más absoluta desesperación por la situación familiar ante la que la vida la enfrenta, a los momentos de felicidad y locura de su juventud donde ninguna preocupación ocupaba sus pensamientos.

David Marcé es entre otros el enfermero. Prácticamente el único “salvavidas” al que Olga puede agarrarse. Siempre presente, siempre a su lado desde que su padre sufre el ictus. David es actor de cine, teatro y televisión. Licenciado en Comunicación Audiovisual por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, y en Arte Dramático en el Institut del Teatre.


 

Carles Pedragosa actor, músico y compositor. Actividades que compagina con su actividad docente. Forma parte de la compañía teatral Indi Gest con el actor y dramaturgo Jordi Oriol, un proyecto que se basa en la transversalidad de disciplinas, el juego escénico y la musicalidad del lenguaje. Ha trabajado también en distintos montajes de directores como Lluís Pasqual, Xavier Albertí, Julio Manrique, Marc Rosich y Oriol Broggi.

Carles está simplemente impecable. Con una tremenda facilidad para cambiar en un segundo de registros tan dispares de modo que tan pronto es Iggy Pop, como al momento siguiente una religiosa de una residencia, un médico o un prestamista anticomunista. Sin duda a él se deben los momentos más divertidos de la obra.

Cierra el elenco Sabina Witt, actriz, cantante y compositora. Maravillosa su voz y estremecedora su versión del Comandante Che Guevara.

 

 

El peso de un cuerpo se estrenó el pasado febrero en Rubí (Barcelona) y desde entonces ha girado por múltiples salas catalanas, incluido el TNC, donde hizo temporada. Además, cuenta con cinco nominaciones a los Premios Butaca 2022 y tres a los Premios Teatre Barcelona 2022.

En definitiva, una obra más que recomendable imprescindible pues nos hace enfrentarnos a una historia muy intensa y dura sin caer en el dramatismo y el pesimismo, utilizando para ello con enorme delicadeza dosis de humor.



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Teatro: Valle-Inclán
Dirección: Plaza Ana Diosdado s/n.
Fechas: Del 30 de Noviembre al 23 de Diciembre. 
             Martes a Domingos a las 18:00. 1h 40min. aprox.
Entradas: Desde 12,50€ en entradasinaemEncuentro con el equipo artístico: 15 DIC 2022

FICHA ARTÍSTICA

Texto y dirección: Victoria Szpunberg.

Reparto: David Marcé, Laia Marull, Carles Pedragosa y Sabina Witt.

Escenografía: Judit Colomer.

Iluminación: Marc Lleixà.

Vestuario: Albert Pascual.

Composición musical: Carles Pedragosa, Joan Solé y Sabina Witt.

Movimiento: Montse Colomé.

Espacio sonoro: Joan Solé y Guillem Rodríguez .

Vídeo: Joan Rodon.

Dirección de producción: Carles Manrique.

Dirección técnica: Xavier Xipell y Ángel Puertas.

Ayudante de dirección: Iban Beltrán.

Ayudante de producción: Laura Alonso.

Diseño gráfico: María Picasso.

Fotografía: David Ruano.

Coproducción: Centro Dramático Nacional, Teatre Nacional de Catalunya y Velvet Events.

 

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