Angosturas y estrecheces propias de una tarde lluviosa y fría en la noche madrileña. Así, para estar más calentitos y juntos todos como buenos hermanos para ver que nos depara este montaje, que esperemos que tenga mucha miga.
“Haced pan”, por Dios, hacedlo. Caiga quien caiga, pese a quien pese. El pan ha de continuar.
Y es que los cursos de pan que imparte Toni Roca son la caña. Hay colas para hacer estos cursos, que garantizan hacer un pan excelente. Pero en estos cursos no solo aprenderán a fabricar este maravilloso manjar, sino también podrán crecer, la masa y los alumnos del curso, en este caso Bruno, Nieves y Laura, los tres y únicos alumnos del curso. La tahona abre sus puertas, el interior también.
Mezclemos. Empezamos a conocer a los personajes, empezamos a entender de qué va el curso. Nos presentan a estos tres alumnos con una necesidad de hacer pan, o de cambiar, o de creer en algo, en el pan o en Dios todopoderoso, en sus vidas o en el propio diablo para cambiarlas. En definitiva, en la fe. Tener fe, sobre todo en ellos mismos.
Y comienzan a contar sus intimidades, sus pises, sus roles, sus demandas, sus carencias. Y en estas que aparece el maestro, Toni Roca, el dios del pan, el panadero que cambiará (ellos aún no lo saben) sus vidas para siempre. “Somos el pan que hacemos. El pan somos nosotros”.
Amasemos. “Qué es para vosotros el pan?”.
La cardióloga, la parada y el emprendedor comienzan un curso de pan que les llevará a otros aspectos de su vida, más internos, más íntimos, más cálidos y horneados. Y empiezan también las conversaciones, las interacciones, las cagadas, los diálogos, las miradas, entre harinas, aguas, levaduras y masas madres. Aparecen también las madres, y los maridos, y los trabajos, y las vidas en general.
Todas ellas bajo el timón de Tony, con su elegancia y su buen hacer, entre temazo y temazo, como diría Bruno. Con los Beatles y su "All you need is love".
En esta amasa terapia los personajes se empiezan a desnudar, a confiar en ellos, a dejarse llevar. Y nos ponemos a hornear, con todos ellos.
Como maestro de ceremonias, como gurú, Antonio Molero, como Toni, como el creador supremo, el que todo lo sabe, el que tiene respuestas para todos y nos guía, y les guía, con presencia, con honestidad, con un trabajo creíble desde el minuto uno. Antonio nos seduce con su personalidad, con su personaje, con sus manos, amasando vidas ajenas, ayudando, construyendo. Maneja el escenario sobre el que todo gira. Un filósofo de la masa, un gurú de las tablas, un maestro. “Para hacer un buen pan, es necesario estar bien con uno mismo”.
Acompañando a Antonio, César Camino, el divertido, el groupie, el gracioso, el histriónico, el sincero, el de verdad también, con alguna reminiscencia del feo de los hermanos Calatrava en esas muecas tan imposibles y que nos llegan tanto. Una desenvoltura en escena digna de admirar, una escucha, un acompañamiento, una comicidad natural que no cansa, que nos divierte.
Esther Ortega, la calculadora, la organizadora, la sabelotodo, pero que cae en las redes de Toni rápidamente, con unos cambios de registro estupendos que nos hacen disfrutar de su quehacer en el escenario. Marta, Nieves, Martanieves sin enanitos nos sitúa en esa transición del personaje que necesita bucear en su interior para sacar todo lo que tiene dentro y mostrarlo en escena. Nos seduce también desde el primer momento.
Cierra el cuarteto Marta Poveda, la emocional, la insegura, la tímida, la que quiere y no puede, la mosquita muerta que luego emergerá del horno como una diosa, cual corteza crujiente, con un giro de guion inesperado, que nos transmite esa dulzura, ese querer llevártela a casa, con una naturalidad y una comicidad que nos envuelve y nos lleva con ella a cualquier parte. Con todo nuestro cariño.
Cristina Clemente y Marc Angelet han creado esta terapia integral, esta tahona emocional que nos induce a pensar en nuestras propias carencias, en nuestros propios cambios, en lo que querríamos quitar de nuestra vida, en cómo podemos hacerlo, ¿basta con un curso de pan?
Esta comedia integral nos ofrece todo esto, con una escenografía viva, móvil y unas transiciones dinámicas y orgánicas, acompañadas de una iluminación presente, y nos sirve en bandeja el pan nuestro de cada día, la fe diaria que nos impulsa en esta sociedad tan sinsentido en muchas ocasiones.
Vengan a la tahona del Fígaro, vengan a amasar con este elenco. Huelan, respiren, caten, observen y participen. La hornada del día estará a punto en la noche madrileña. El calor les espera. Apúntense.
Vengan al teatro. Vivan la cultura. Cada vez más amasada y segura.
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Teatro: Teatro Fígaro
Dirección: Calle Doctor Cortezo 5.
Fechas: Del 1 de Diciembre al 15 de Enero. De Miércoles a Viernes a las 20:30. Sábados a las 19:00 y a las 21:00. Domingos a las 19:15.
FICHA ARTÍSTICA
Reparto: Antonio Molero, Marta Poveda, Esther Ortega y César Camino
Con la colaboración de Juli Fàbregas
Autoría: Cristina Clemente y Marc Angelet
Dirección: Marc Angelet y Cristina Clemente
FICHA TÉCNICA
Ayudante de Dirección: Beatriz Bonet
Diseño escenografía y vestuario: Jose Novoa
Diseño iluminación: Sylvia Kuchinow
Diseño sonido: Ángel Puertas
Producción: Carlos Larrañaga
Ayudante de Producción: Beatriz Díaz
Ayudante de Producción: Sabela Alvarado
Ayudante de Producción: Ángel Plana Larrañaga
Dirección técnica: David González
Construcción escenografía: Jorba-Miró
Prensa: Ángel Galán Comunicación
Diseño gráfico: Hawork Studio – Alberto Valle y Raquel Lobo
Fotografía: David Ruano
Fotografía de escena y vídeo: Nacho Peña
Gerencia y regiduría: Alfonso Montón
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