Teatro: Contracciones. Teatro Pavón.

El mundo de las empresas siempre es un universo oscuro, marcado por las manipulaciones, las exigencias máximas, las coacciones, las imposiciones, las continuas luchas por ascender o simplemente por mantener el puesto. Este duelo interpretativo portentoso nos plantea esa vehemencia con la que el poderoso trata al subordinado, esa falta de escrúpulos en la que vale todo con tal de conseguir las metas deseadas. Un thriller que nos hará reflexionar sobre una sociedad en la que nos vemos abocados a bajar la cabeza por miedo a perder lo poco que tenemos.

¿Hasta donde estás dispuesto a rebajarte por mantener tu puesto de trabajo? ¿Es realmente tu única salida en la vida? ¿Te gusta tanto lo que haces para dejar de lado tu vida? ¿Cuál es el precio a pagar por mantener tu puesto de trabajo? ¿Hasta donde puede explotar una empresa a sus empleados? ¿Dónde queda la dignidad humana cuando no puede alzar la voz ante las injusticias? ¿Hasta qué punto valoras tu trabajo? ¿Hasta ponerlo por delante de tu propia vida?




Producciones Come y Calla S.L. es la encargada de traernos este inquietante relato sobre las vicisitudes a las que se ve empujada una trabajadora dentro de su empresa. La obra se mueve entre una realidad distorsionada y una ficción que podría lindar con lo que ocurre en el mundo laboral. Una realidad distópica que lleva las situaciones al extremo, para que seamos conscientes del poder que tienen las empresas y de lo indefensos que llegan a estar los trabajadores. Una situación que se va tensando con cada escena, con el miedo como principal arma empresarial a la hora de coartar las libertades de sus empleados. Ese miedo que nos hace agachar la cabeza y admitir cualquier barbaridad que nos proponga nuestra jefe, ese terror al vacío que conlleva el quedarnos sin empleo.



El texto del dramaturgo Mike Bartlett ha sido versionado por el actor Jorge Kent. La historia nos va abocando a un torbellino de dolorosas claudicaciones por parte de la empleada, ante la soberbia y falta de escrúpulos de su jefa a la hora de "sugerirle" ciertos modos de comportamiento dentro de la empresa. Lo que desde el comienzo nos parece algo abusivo, pero sabemos que ocurre, se va retorciendo en algo maquiavélico que empuja a la trabajadora al borde del abismo. Ella va desprendiéndose de partes de su vida, de su propia intimidad, para ir convirtiéndose poco a poco en el autómata que la empresa desea para el correcto desarrollo de sus actividades.


La dirección de la obra corre a cargo de Israel Solá que consigue transmitirnos desde el primer instante esa atmósfera de tensión, de thriller psicológico en el que las miradas y los silencios pesan más que las palabras. Primoroso el juego que hace con la iluminación y la escenografía a lo largo de la pieza, para enfatizar a evolución de los acontecimientos. El director consigue crear desde la sencillez de un despacho, un angustioso relato en el que cada nueva escena nos golpea con fuerza en las entrañas, nos enerva y nos avergüenza, al ver como poco a poco la empleada va perdiendo su personalidad para acabar sometida a los designios de la empresa. Meticulosa dirección de los personajes, con una jefa impasible y sin corazón, que va desmontando la vitalidad de su empleada como una hiena que devora a su presa.



Centrándonos en la historia propiamente dicha, estamos ante una poderosa crítica al poder de las empresas frente a sus empleados. A lo largo de la obra veremos el avasallamiento que la compañía hace en la vida privada de los empleados (tanto en el de la trabajadora a la que coaccionan como al resto de forma indirecta), obligándoles a infinidad de cosas que van mucho más allá de su trabajo dentro de la empresa. Emma, la empleada, es llamada al despacho de su jefa para una, aparentemente, entrevista de rigor. Pero lo que parece una conversación amable, se torna incómoda cuando la mujer con poder le pregunta a su subordinada por su vida amorosa.

Lo que comienza como algo que nos resulta dolorosamente familiar se va tornando en un acoso hacia la intimidad de la empleada con la excusa de "la definición legislativa de la empresa" sobre lo que son las relaciones personales entre los trabajadores. Poco a poco la jefa va tensando más la cuerda, hasta que llega a ahogar a su empleada, cuando le va pidiendo más detalles sobre su vida y le va condicionando ésta a su continuidad en la empresa. La empresa hace todo lo posible porque Emma viva por y para ellos, separándole de todo lo que le une a la vida fuera del trabajo. Una manipulación despiadada que consigue llevar a Emma a diversas situaciones extremas, de las que será imposible salir ilesa.


Y ellas dos son las impecables Candela Peña, en el papel de Emma, y Pilar Castro dando vida a la jefa de la que no sabemos ni el nombre (brillante momento en el que se niega a decir nada sobre ella, no es relevante). Dos actrices en estado de gracia, que nos presentan dos personajes antagónicos pero cincelados al milímetro ambos. Las dos se entienden en escena a la perfección, se retan, se apoyan, de complementan. Comencemos por Candela Peña, que sale de su zona de confort (la comedia desenfrenada) para regalarnos una Emma que se va transformando a lo largo de obra, que se deshace para ir amoldándose a lo que la empresa exige de ella. Su personaje comienza en la comedia para acabar en el drama, pasando por todo tipo de estados que la actriz sabe ejecutar con maestría. Un personaje muy difícil, con mil capas, que la actriz ejecuta con sencillez y mucha sinceridad, que nos hace conmovernos con cada nuevo revés que sufre.



En el lado contrario tenemos a Pilar Castro en el papel de la odiosa jefa sin nombre, la cara visible de una empresa que solo piensa en manipular a sus empleados para utilizarlos a su antojo. Sin tantos cambios de actitud como el personaje de Candela Peña, Castro consigue que odiemos a esta despiadada mujer sin escrúpulos, que solo parece tener algo parecido a los sentimientos cuando se queda sola en la oscuridad de su despacho (cosa que ocurre entre las distintas escenas). Un papel complejo por la brusquedad, la soberbia, la grosería, la falta de empatía, que destila en cada frase. Pilar consigue subirse a ese pedestal de los poderosos y mirar el mundo con esa altivez que solo otorga la seguridad del cargo. Un personaje abominable que la actriz consigue no caricaturizar, con esa frialdad heladora, con esa mirada retadora, moviéndose con soltura con esa seguridad propia de quien se sabe superior.



Todo esto transcurre en una escenografía, diseñada por Bibiana Puigdefábregas, que nos transporta al despacho de la jefa, en principio un lugar amplio que se va volviendo claustrofóbico por todo lo que ocurre en él. Quizás lo más destacable de la parte técnica sea el uso de la iluminación (obra de Rodrigo Ortega) que va cambiando a la par que los distintos estados de ánimo de Emma. De una frialdad inicial pasa al rojo incandescente en los momentos de máxima tensión de la obra. Todo esto se acompaña con imágenes proyectadas en determinados momentos (creación de David González) y de la creación musical de Guillem Rodríguez.



En definitiva, estamos ante una obra que nos hará recapacitar sobre lo que damos a nuestro trabajo y lo que la empresa condiciona nuestras vidas. Un texto poderoso que pone el foco en el mundo laboral y lo que condiciona lo que podemos hacer. Una realidad distópica que no dista mucho (al menos en la parte inicial) de la angustiosa realidad que viven muchas personas en sus trabajos. Dos actrices que se lanzan al vacío para ofrecernos una impecable versión de los dos extremos de esta desigual relación. No se la pierdan, saldrán del teatro con muchas cosas que comentar y recapacitar.

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Teatro: Teatro Pavón
Dirección: Calle Embajadores 9.
Fechas: Del 25 de Enero al 19 de Marzo. Miércoles a Sábado a las 19:00. Domingo a las 18:00. Duración 1hora 30 minutos.
Entradas: Desde 19€ en elpavonteatro.


Ficha artística

Dramaturgo: Mike Bartlett
Versión: Jorge Kent
Dirección: Israel Solà
Intérpretes: Candela Peña y Pilar Castro
Diseño de Vestuario: Carmen17
Diseño de Escenografía: Bibiana Puigdefàbregas
Diseño de Iluminación: Rodrigo Ortega
Creación Musical: Guillem Rodríguez

Ayte. dirección: Juanfran García
Ayte. vestuario: Carmela Bautista
Ayte. escenografía: Elisabet Rovira
Saxofón: Lucía Ramella
Vídeo: David González
Jefa de Prensa: Nieves Peñuelas
Diseño de Producción: Eva Paniagua
Jefe de producción: Juanfran García
Producción: Producciones Come y Calla, S.L.



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