Teatro: Uz, el pueblo. Naves de Matadero.

Dicen que en un pueblo rural, perdido, vete tu a saber,  en este caso Uz, nunca pasa nada. En escena un contraejemplo, la teoría de la falsación.  No daba crédito, lo que pude llegar a reír. De hecho todo un patio de butacas desternillado durante la función porque de verdad, no mienten cuando dicen que es humor. Te ríes de ti, del otro, del de al lado, del vecino, del que te cruzaste esta mañana, con la mirada del que puede superar una parte irracional impresa a fuego en  la sociedad. 


Todos necesitamos creer en algo, una sociedad vacía creerá en un Dios, en Otro mundo posible, en la suerte, en el amor. Siempre en algo que no es tangible, porque moriríamos de apatía si tuviésemos la percepción de que somos únicamente lo que abarcan nuestros brazos. Y tate, que venga, que creemos en ese algo, pero no un poquito porque para que relativizar. Lo damos todo, rezamos, ponemos altares, pedestales y ya de paso ponemos reglas que restringen nuestra libertad y lo aceptamos por ese amor que tenemos al intangible y lo sazonamos con pena, con culpa, todo que sea bien negro, bien gris,  un totum revolutum del que claro. Es que no puede salir nada medianamente racional, por algún lado tiene salir. 
 

En este caso en forma de obra de teatro, la mejor de las formas posibles. Gabriel Calderón nos regala un texto, acido, diferente, del todo irreverente con un fuerte tono de denuncia hacía las conductas irracionales y fanáticas. Un texto de ritmo frenético que únicamente cesa cuando pone el foco en lo diferente para que lo veamos bien, para ponernos con calma frente a aquello que normalmente esquivamos, miramos para otro lado y hacemos que no vemos. Lo que no es tangible lo idolatramos, y lo que existe pero no nos gusta porque no entendemos ni hemos hecho por entender, lo apartamos.

Natalia Menéndez en la dirección matiza la existencia de lo diferente, lo dota de un claro protagonismo, llega la calma y la mesura y nos hace sentir que lo diferente es lo único “normal” que estamos presenciando y nos hace preguntarnos, donde están los límites y quién los ha marcado. Si bien, no les puedo negar que con un fuerte trasfondo filosófico, es más grande lo que sucede en escena, lo han hecho  tan esperpéntico, que no puede estar mejor ejecutado, todo se convierte en una madeja de lana completamente enmarañada que no sabemos como fue posible desenredar.  

Grace es una mujer de su casa, que quiere a sus hijos, a su marido, no sabemos si es feliz o no, pero es la perfecta feligresa que es lo importante. La despiden de su trabajo en la Iglesia y allí anda absorta en sus pensamientos sobre como alimentar a sus hijos. El caso, es que tiene una epifanía, ¡Vive Dios! en que momento. Allí se desató la trapatiesta, un ir y venir de gente, un marido que hará todo posible porque no le deje, y con todo me refiero a lo más desternillante que se puedan imaginar. Pero claro el amor todo lo puede,  por amor hacemos locuras y toda esa ringlera, pero no solo está enamorado él, que hay mas gente. No se imaginan el esperpento, con el innegable y reconocible merito de que en escena no había ruido, no hay caos, no es fatigoso para el espectador.


Nosotros, atentos, a quien entra y quien sale de la casa con el tipi de fondo. Mientras tanto continúa el subtexto, alguien está, merodea pero no existe, y por si a acaso está en algún instante se callan para que no sea.  

Nuria Mencía tiene el peso de la trama, la portadora del secreto que nos mantiene en vilo a nosotros pero sobre todo a su pueblo que está poniendo patas arriba. Quedando latente la fragilidad de las creencias, de las conductas intolerantes, tóxicas y nocivas.  José Luis Alcobendas, Julio Bohigas-Couto, Ángela Chica, Trinidad Iglesias, Javier Losán, , Ruth Núñez, Veki Velilla, Pepe Viyuela componen un elenco de excepción, cada creación de personaje es mas valiosa a la anterior, las actitudes más caducas de la sociedad están en escena y de tan ridículo no tenemos por más que reir y aplaudir su buen trabajo.  

Mónica Boromello en el diseño de escenografía nos lleva a un pueblo del lejano Oeste, con todos los elementos que nos llevan a un hogar tradicional de ambiente rural, un tipi de fondo, serán los elementos que nos recibirán sin saber que el elemento central sería la puerta por donde no para de entrar y salir gente. Juan Gómez Cornejo en el trabajo de iluminación nos lleva a un cuento, un sueño que todo lo que vemos no es más que un juego teatral aunque el fondo no lo sea junto con el diseño de vestuario por parte Antonio Belart que ha caricaturizado pero nos permite identificar a quien nos vamos a encontrar a la perfección.

Con el final, van a quedar ojipláticos, yo nunca me lo hubiera esperado y creo que ustedes tampoco. ¡No puedo contar más!. No se decirles si es una obra para tolerantes, intolerantes, creyentes, personas sin sentido del humor. Ustedes vayan, desháganse de todas las convenciones sociales y pasen un buen rato.

Tan políticamente incorrecta como recomendable.

 ----------------------------------------------------------------------------------

Teatro: Naves del Español. Sala Fernando Arrabal.

Dirección: Paseo de la Chopera 14.

Fechas: Del 16 de Marzo al 7 de Mayo. De Martes a Domingos a las 19:00.

Entradas: Desde 15€ en Teatro Español


FICHA ARTÍSTICA

Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo (AAI)

Diseño de escenografía: Monica Boromello

Diseño de vestuario: Antonio Belart

Diseño de espacio sonoro y composición música original: Mariano Marín

Movimiento escénico: Mey-Ling Bisogno

Ayudante de dirección: Pilar Valenciano

Residente de ayudantía de dirección: Mariana Kmaid Levy y Paul Alcaide

Una producción de Teatro Español y La Villarroel

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Critica, Blog de critica teatral, Critica teatral. Teatro. Reseñas. Cartelera. Programación, Crítica teatral, critica teatral Madrid, crítica teatro, crítica teatro Madrid, crítica, críticas, Madrid

Traductor