Teatro: Lo único que verdaderamente quise toda la vida es ser delgada. Teatro Fernán-Gómez

Entramos en la sala Guirau del Teatro Fernán-Gómez y desde el primer momento, incluso antes de que se inicie la obra, entramos de lleno en el universo que nos propone la obra. Los sonidos, la actitud de la actriz, sus movimientos, todo nos obliga a estar atentos, a asumir que vamos a ver algo que nos va a golpear las entrañas, porque de un modo o de otro esta pieza nos nombra y nos alude a todos. Comenzamos el viaje desde la reflexión previa a la que nos invita el título, sabiendo que vamos a tener mucho trabajo pendiente al salir de la sala.




El Teatro Fernán-Gómez ha comenzado esta temporada un interesante ciclo en el que recupera algunos de los montajes más interesantes de las salas off de la pasada temporada. En este ciclo se engloba "Lo único que verdaderamente quise toda la vida es ser delgada" escrita e interpretada por Esther F. Carrodeguas. A este demoledor montaje sobre la gordofobia le seguirá "El grito del cardo" (del 1 al 17 de Diciembre) de Trajín Teatro, escrita por Sandra Jiménez y dirigida e interpretada por Inma González. Ya para comienzos de año tendremos la oportunidad de disfrutar de "Paella" (del 12 al 28 de Enero) de Tarambana Teatro, escrita por David Fernández "Fabu", que también forma parte del elenco junto a Nerea Moreno, y dirigida por Víctor Velasco.




Tenemos que reconocer que de un tiempo a esta parte estamos evolucionando como sociedad, aunque aún quede muchísimo camino por recorrer. Este montaje es un claro ejemplo. Temas como la gordofobia serían impensables hace unos años como eje central para una obra, pero en estos tiempos, en los que toca revisarnos, reeducarnos y transformarnos en busca de una nueva identidad, este tipo de montajes resultan fascinantes. Además de la energía que transmite la pieza, la sensación de que nos está hablando de nosotros mismos nos hace involucrarnos más en lo que nos cuenta. Porque todos, en mayor o menor medida, vivimos obsesionados por nuestra figura, por nuestra dieta, y nos miramos con recelo en los espejos cuando hemos ganado peso. 


La plataforma de creación escénica ButacaZero, creada por Esther F. Carrodeguas y Xavier Castiñeira, es la responsable de este formidable montaje. Ellos mismos cuentan que "proponemos un teatro que dialoga directamente con el mundo actual: un teatro necesario". Desde su Galicia natal se han ido consolidando en la escena underground gallego con títulos como "Voaxa e Carmín (Las dos en punto)", "#Caminos", "Despois das ondas" o "32m2". Pero es con la obra de la que hablamos aquí con la que consiguen dar el salto a Madrid, para estrenarla la pasada temporada en el Teatro del Barrio. Para ellos "la investigación y la reflexión desde una mirada crítica e irónica son las claves que definen nuestras propuestas que se concretan en dramaturgias hechas a medida en las que la tradición teatral se mezcla con las posibilidades que ofrece el audiovisual en escena".



Esther F. Carrodeguas se ha convertido en los últimos años en una de las autoras más interesantes y exitosas de nuestro país. Tras zarandearnos con esta pieza sobre la visión que tenemos como sociedad de las personas gordas, fue un paso más allá con su siguiente montaje. "Supernormaleses un juego cómico que nos enfrenta a nuestros propios prejuicios alrededor del colectivo de personas con diversidad funcional. Impecable, transgresora, brillante, tal fue su repercusión que, tras agotar localidades en el Valle-Inclán fue programada a los pocos meses con el mismo resultado, éxito total. Esta temporada lo ha vuelto a hacer con su último montaje, "Iribarne", majestuosa obra en torno a nuestro pasado más reciente. En este último montaje ha apostado por un nuevo modelo de gestión creativa que incluya al público en todas las fases del proyecto, invitando al público a participar en (y de) el proceso de creación. Estamos ante un paso más, valiente e innovador como siempre, en la efervescente carrera de esta singular artista.




El texto, explica la autora, nace de una convocatoria de monólogos de la SGAE. Tras el impactó que tuvo al ser representado, Carrodeguas decide seguir trabajando en él, hasta llegar al montaje que podemos ver estos días en el Fernán-Gómez. La autora reconoce que el proceso fue duro, "cuando la escribí estaba como vomitando, necesitaba sacarlo fuera, dejarlo en el papel y ver si se podía ir al poner la palabra FIN", y que "interpretarla me ha hecho vivirlo de otra manera. Este es un texto que a mí me ha dolido mucho escribir, y que ahora puedo recitar e incluso reírme en escena. De hecho, la sorpresa ha sido que, muy a mi pesar, se ha transformado en comedia". 


 

Con una desgarradora honestidad, la autora se nos planta desde el primer momento con un discurso demoledor en el que nos cuenta su relación con la gordura. Un texto de auto [NO]ficción, en el que Carrodeguas aborda la relación con su cuerpo, marcada por la gordofobia que se respira en cualquier pequeña esquinita de esta nuestra apasionante sociedad de la hermosura. Ella habla de que el trabajo de aceptación real es un proceso lento, y que "con el tema de la imagen (no sólo de la gordofobia si no en general con la tiranía de la imagen) las redes sociales descompensan bastante el efecto aperturista. Estamos en un momento en el que en vez de haber cada vez más gente haciendo topless, hay menos. Como sociedad nos tapamos más, tenemos más miedo a la cámara, posamos para estar estupendes, nos operamos y nos retocamos con photoshop. No parece un gran avance". Porque por mucho que te escondas, la gordofobia sigue a tu lado. Sobre todo, porque está en ti.




Pese a lo crudo del tema y a contarnos su propia relación con su cuerpo, la obra lejos de ser cruda se convierte en una celebración. Una gran fiesta para celebrar la gordura, o al menos para desestigmatizarla, para huir del yugo que nos imponen las marcas con la imagen, celebrar y asumir tu cuerpo, sea como sea, y dejar atrás las miradas de desprecio, los insultos, los comentarios despectivos, las muestras de gordofobia que inundan nuestra sociedad y que todos mostramos en mayor o menor medida (muchas veces de forma inconsciente, más por la educación recibida y el bombardeo mediático que por algún motivo real). La obra nos muestra como Esther ha sido despreciada y ninguneada por su propio padre, por su abuela, por compañeros de clase, y en general con todas las personas y extractos sociales con los que se ha cruzado a lo largo de su vida. Y todo nos lo muestra con una sinceridad apabullante, de forma directa y descarnada, con la firmeza de quien sabe de lo que habla y con la potestad para increpar al espectador que le da el haber sufrido todo tipo de vejaciones. 



Y así, durante una hora, Esther se desnuda ante nosotros para contarnos su vida. Rodeada de envases de plástico vacíos (que nos recuerdan lo invadidos que estamos en nuestro mundo por el plástico y las calorías que estos contienen) pasa de la niña a la que no le dejaban patinar por estar gorda a la mujer que sigue sufriendo los mismos ataques y desprecios por su peso. Y así va saltando por las distintas etapas de su vida, de insulto en insulto, de desprecio en desprecio. Esther nos habla de ella pero da voz a toda la sociedad, a los gordos y gordas que agachan la cabeza y a todos los que en algún momento hemos tenido comportamientos gordófobos (que seguramente sea todo el mundo). La actriz interpreta a varios personajes con la distorsión del micrófono, y con ello también consigue que estos personajes resulten grotescos, abominables, odiosos. Ella sola, poderosa, se adueña del escenario, dl teatro, de la verdad de que vivimos en una sociedad de mierda que maltrata a la gente por el simple hecho de estar gordo.




Estamos, en definitiva, ante una propuesta atrevida y valiente, pero sobre todo muy necesaria. Porque es necesario que hablemos sin tapujos de una sociedad imperfecta en la que se mira con desprecio al diferente, en este caso al gordo, basándonos en unos cánones de belleza marcados por el mercado. La dictadura de la imagen hace que seamos autómatas que se dejan llevar por lo que ven en la publicidad, los escaparates o las redes sociales. Esther F. Carrodeguas nos habla con desgarradora sinceridad sobre lo que maltratamos a la gente gorda, y nos lo cuenta desde la verdad de quien lo ha vivido en sus propias carnes toda la vida. Que valentía, que fortaleza, que bravura. Una obra demoledora que nos toca a todos y que nos deja muchas cosas sobre las que recapacitar.

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Teatro: Teatro Fernán-Gómez. Sala Jardiel Poncela.
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 16 al 26 de Noviembre. De Martes a Sábado a las 20:30. Domingos a las 19:30. Martes y Miércoles, día del espectador. 
Entradas: Desde 15€ en Teatro- Fernán-Gómez. Programa de mano.



  • FICHA ARTÍSTICA


Textos e interpretación: Esther F. Carrodeguas
Direccion: Xavier Castiñeira
Espacio sonoro: Juanma LoDo
Fotografía: Ana Barceló
Sonoplastia: Juanma LoDo


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