Con la curiosidad de asistir al teatro pasado el mediodía, nos acercamos al Círculo de Bellas Artes para formar parte de este encuentro entre amigos para contar historias. Un formato íntimo para reunir al director y dos actores, con veinte privilegiados que vivirán una experiencia muy especial, mucho más allá del teatro. Y allí se contarán historias, construyendo momentos mágicos, como esas reuniones con amigos que siempre quedan en nuestra memoria. Lejos de incomodarnos por la propuesta, nos sentimos como en casa. Pasen y disfruten de la reunión.
Albert Boronatescribe, dirige e interpreta esta peculiar obra en la que el espacio escénico puede ser cualquier lugar. En mi caso, la magnífica sala de baile del Círculo de Bellas Artes. Solo por eso merece la pena haber ido a verla. No quiero destripar nada, pero es una experiencia con los 5 sentidos, o sería mejor decir con los 6 sentidos, incluyendo la imaginación. Desde el inicio de la obra nos damos cuenta que no va a ser una obra estructurada con su inicio, nudo y desenlace, es algo más, mucho más.
El pasado jueves se dio el pistoletazo de salida a la edición número 41 del Festival de Otoño, con una sala roja de los Teatros del Canal llena para ver a Angélica Liddell. Esta edición (que arranca con polémica por la noticia de que Alberto Conejero deja de ser el director del festival) contará con 38 compañías, colectivos y artistas que vienen de un total de 12 países y 6 comunidades autónomas. Conejero afirma que "una vez más conviven sin jerarquías el teatro de texto, el de objetos, el teatro físico, la danza y, este año, con mucha mayor presencia que en anteriores, la música. Nuestra voluntad es trascender estas categorías, que la escena sea un lugar para la hibridación, para lo que escapa de las taxonomías".
Con 9 estrenos absolutos, 7 estrenos en España y 34 en la Comunidad de Madrid, el festival se va a desarrollar en 13 espacios de la capital y en otros 15 de la región. La primera semana se presentaron un total de 13 espectáculos entre los que destacan "Villa" de Guillermo Calderón (también en los Teatros del Canal), "Experiencia II: Encuentros breves con hombres repulsivos" de Daniel Veronese (en el Centro de Cultura Contemporánea Condeduque), "Amadora" de María Velasco y Tulsa (También en los Teatros del Canal), "Contención mecánica" de Teatro de los Invisibles (en el Teatro del Barrio), "Alice in Wonderland (Alicia en el País de las Maravillas)" de Asterions Hus (En el Espacio Abierto Quinta de los Molinos) o "Yo deseo (recital electrónico de inconfesiones femeninas)" de Eva Rufo y Enrico Barbaro (en la sala Réplika Teatro).
El Festival de Otoño
nos trae a un Boronat de lo que se denomina pequeño formato, pero creo que
sería más correcto decir que es un teatro
íntimo, participativo, de encuentro y disfrute entre los actores y el
público. Y al indicar “participativo” no os preocupéis, no os sacan al
escenario para partiros por la mitad como los magos, pero aunque no participéis
activamente, vuestra mente no va a parar de pensar ¿Qué está ocurriendo aquí? El público forma parte de un grupo de
personas que se reúnen para compartir comida, bebida y contar historias. Ese
tipo de historias que se cuentan en la adolescencia, alrededor de una hoguera
en una noche estrellada, pero planteando muchos de los dilemas filosóficos. En
concreto se cuentan 3 historias y dentro de ellas, como en los libros de “Elige
tu propia aventura” (en mi generación los leíamos mucho, o por lo menos a mí me
encantaban) hay muchas historias como en las muñecas matrioskas. Puede que sea
una de las obras más filosóficas que
he visto, pero sin ser pesada o densa, en varios momentos la risa aparece. A
los amantes de Matrix os va a encantar. Además, no solo nos nutrió el espíritu,
¡sino también el buche! Y ver una obra a las 13.00 ¡se agradece!
¿Y qué podemos esperar de esta reunión de amigos? En palabras del propio Albert Boronat "Una casa en la montaña hace explotar el universo de la expectativa convirtiéndose en una máquina en la que cualquier evento es posible. Cada decisión abre una puerta de entrada a la visibilización de distintos mundos posibles que resuenan entre sí. Esta casa alberga drama, poesía, ciencia-ficción, filosofía, crimen… y también a Wittgenstein".
Estas historias las
cuentan Javier Beltrán y Sergi Torrecilla (que ya se puso a las órdenes de Boronat en la fantástica "Vamos a por Guti" que estuvo en la Tarambana hace más de una década) magistralmente. Actuar
delante de un público siempre impresiona, pero actuar a 5 cm del espectador no
da margen a las emociones falsas. Todo lo que ocurre en “escena” tiene una verdad total. A mí me temblaron las
piernas en varios momentos de la obra, no sé cómo pudieron hacer un trabajo tan
brutal y no desfallecer en el intento. El nivel de energía e intensidad que
manejaron en cada momento, el correcto y concreto, y vuelvo a escribir, pegados codo con codo (pierna con pierna)
con el espectador. Llenos de autenticidad y generosidad.
Y al salir del
teatro, lo más interesante y por eso me encanta el teatro, mil interrogantes
aparecen en tu cabeza. ¿De los dos procesos creativos que explican en la obra,
cómo será el de Albert Boronat? ¿Habrá descartado muchos más nudos que no nos
ha mostrado? ¿Qué diferencia hay entre consciencia o conciencia? ¿Todas las
decisiones son irreversibles? ¿La palabra puede o no determinar o delimitar una
realidad? De verdad, la obra se sigue fácilmente, pero como el buen vino, te
deja un regusto en el paladar que se mantiene durante mucho tiempo.
Con esta obra
aprendí cosas, pero me di cuenta de todo lo que me falta por saber. ¡Qué
inculta soy! Nada más salir fui a Wikipedia para saber qué decía Wittgenstein y
entendí muchos juegos o guiños que aparecen en la obra. Las palabras, el
lenguaje, el poso filosófico y la reflexión se quedan en mí. Y seguro que todos
al acabar la obra revisitaremos la casa de la montaña de Wittgenstein, aunque
ya no exista físicamente, pero sí gracias a una preciosa postal vacía o llena
de “silencio”.
Autor y director: Albert Boronat Intérpretes: Javier Beltrán, Sergi Torrecilla y Albert Boronat Fotografía: Cristina Tomás Contratación y distribución: Marlia S.L.
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