Kulunka Teatro lo ha vuelto a hacer. Nos ha vuelto a hacer llorar sin irse uno a Gaza, a Ucrania o a la valla de Melilla. Nos ha removido sin encender la tele, desde casa. Para qué irse lejos si en el seno de la familia está lo más granado de la complejidad y el dolor.
La compañía vasca recurre de nuevo a la máscara y, qué paradoja, este recurso le sirve para desnudar más a sus personajes.
Un escenario triple que gira y propone tres espacios bien diferenciados para ver la vida pasar. Porque eso es lo que pasa, la vida. Y la vida, hasta en las mejores familias, es desgaste, falta de comunicación, maltrato, acoso escolar, dolor, diversidad funcional y excesos de protección. La importancia de los apegos, cómo trasmitimos el amor a nuestros seres queridos, cómo expresamos la rabia, la frustración. Todo ello presentado en tres ambientes construidos con un cuidado y una delicadeza exquisita.
Por que en Forever no hay palabra, pero la escenografía habla por los codos. La propuesta de Ikerne Giménez y Javier Ruíz de Alegría es absolutamente preciosista, cuidada, no le falta detalle y transmite precisamente eso: el amor de los que acaban de empezar, el hastío de los que están acabando, el odio de los que ya no se quieren.
Cuántas cosas se pueden decir sin usar la palabra, cuánto se puede transmitir sin ella, cuánto contenido tiene un gesto, o una caricia. Y, por supuesto, el poder evocador de la música. Si naciste en los ochenta, como ellos, en la escena de la cena de Nochebuena se te caerá la lagrimita. Qué bien traído ese villancico, viva la E.G.B, vivan los bolis BIC y las cintas de casette. Cuando la erosión del tiempo lo deja todo pelado, suena Erik Satie, y mientras, en el tiovivo de la vida, suena la composición de Luis Miguel Cobo, quién se encarga del espacio sonoro, con notas de Pascal Gaigne y Yann Tiersen (Los vascos es que están muy cerca de Francia y de los crótalos).
En escena tres actores, mamá, papá y un hijo diverso funcional.
Resulta que al final, la discapacidad la tienen los progenitores. De verdad,
con lo bien que empezó todo, ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Se preguntará la
madre.
Tras André y Dorine, y Solitudes, Kulunka vuelve
a apostar por el mutismo con Forever, y vuelve a situar a la familia
como el eje vertebral de lo que pasa “ahí fuera”. Fuera de casa hace frío, pero
dentro hay omisión. En la calle está la guerra, pero el sosiego del hogar puede
enmudecer.
La dramaturgia es de Edu Cárcamo, José Dault, Garbiñe
Insausti e Iñaki Rikarte con dirección de él mismo. La idea y la realización de
las máscaras es de la propia Garbiñe. No pierdan detalle del vestuario
costumbrista, del decorado, de la taza del desayuno, del pomo de la puerta o
del polvo como metáfora del paso del tiempo. Se van a quedar sin palabras.
EQUIPO
Dramaturgia
Edu Cárcamo, José Dault, Garbiñe Insausti e Iñaki Rikarte
Dirección
Iñaki Rikarte
Reparto
Edu Cárcamo, José Dault y Garbiñe Insausti
Escenografía
Ikerne Giménez y Javier Ruiz de Alegría
Iluminación
Javier Ruiz de Alegría
Diseño de vestuario
Ikerne Giménez
Diseño y realización de máscaras
Garbiñe Insausti
Composición musical y espacio sonoro
Luis Miguel Cobo
Construcción de escenografía
Readest Montajes
Sastrería
KKUM
Producción ejecutiva
Kulunka Teatro
Ayudante de dirección
Alberto Huici
Dirección técnica
La Cía de la Luz S.Coop.Mad.
Distribución
Proversus
Prensa compañía
María Diaz
Producción
Centro Dramático Nacional, Kulunka Teatro, Teatro Arriaga de Bilbao y Teatro Victoria Eugenia de Donostia
Diseño de cartel
Equipo SOPA
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