La
compañía madrileña La Guindalera, asidua a los montajes de Chéjov, nos acerca una
de las obras más conocidas y representadas del autor ruso, el tío Vania. Tanto
la versión como la dirección son obra de Juan Pastor.
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Bromeo
con una amiga cada vez que vamos al teatro, le digo que tanto al teatro como a
la vida hay que ir sin grandes expectativas, tampoco sin ninguna, pero con las
justas. Esta vez no seguí mis propios consejos ya que no sólo iba con muchas esperanzas
sino que también iba con un claro prejuicio muy positivo.
La razón
no es otra que Tío Vania es probablemente la obra que he visto más veces
representada, y a ello se le junta que fue una de las primeras obras que vi el
siglo pasado cuando empezaba con esto del teatro.
Recuerdo
que fue en el añorado Teatro de Cámara del maestro Ángel Gutiérrez.
Tío
Vania es un drama del escritor ruso Antón Chéjov quien tardó diez años en
escribirla hasta que vio la luz en 1898. Un año después se estrenaría en el
Teatro del Arte de Moscú dirigida por Stanislavski.
La
historia transcurre en la finca que con mucho esfuerzo compró una familia de clase
media, al morir el cabeza de familia se encargan
del día a día y de su administración Vania y su sobrina Sonia.
Allí coincide además de con Vania y Sonia, con María
la madre de Vania y con Astrov, un médico amigo de la familia.
Como en toda historia que se precie el amor también
tiene su sitio en ésta. Sonia está enamorada de Astrov el médico y Vania a su
vez lo está de Elena. Por su parte Elena se siente atraída por Astrov.
Pero el suceso que desencadena toda la trama es la
propuesta que trae consigo Serebriakov que no es otra que la de vender la
finca.
Esta propuesta hace estallar el conflicto y toda la
ira y la frustración que acarrea Vania por la vida que lleva, saldrá al exterior.
Pero como casi siempre, después de la tormenta viene
la calma y en tío Vania no podía ser diferente. Poco a poco las aguas se van
calmando y todo vuelve al estado inicial.
Todos los personajes se debaten en la sensación de
insatisfacción, de una vida malgastada, sin poder disfrutarla. Serebriakov no para de
quejarse de sus constantes dolores que no intentan sino tapar la indiferencia en
que ha caído a nivel intelectual.
La infelicidad de Elena con un marido al que admiraba
cuando era un intelectual respetado e influyente se cruza con la frustración de
Vania que ha tenido que renunciar a la vida que deseaba para ocuparse de las
labores necesarias en la finca.
Junto a él Astrov el médico hastiado ante la
decadencia y la mediocridad del ser humano, centra todos sus esfuerzos en
plantar árboles y cuidar bosques para dejar un legado y un mundo mejor a las
generaciones futuras.
Los únicos que en cierto modo se salvan de esta
situación de tristeza y decadencia son María la madre de Vania y la joven Sonia.
Como decía, los protagonistas de esta obra se encuentran
atrapados en una vida que no les gusta, pero en vez de optar por dar un giro en
las mismas optan por refugiarse en la melancolía de un pasado mejor.
Son personas con deseos e ilusiones imposibles y al
no poder conseguirlas sus vidas carecen de sentido y se sienten vacíos.
Lo explica Juan Pastor: “Podremos descubrir en el
presente nuevos puntos de vista sobre aquel pasado de una forma más amable y
objetiva y posiblemente encontraremos verdades escondidas. En nuestra versión
los actores que participan en el montaje penetran en el alma de los personajes
de Tío Vania cargados de emoción y de un dolor que no siempre se muestra
explícitamente, pero, sin embargo, esperamos que el público descubra un
movimiento interno de acuerdo con el espíritu de la obra”.
En cuanto a la compañía Guindalera lleva treinta años
haciéndonos disfrutar con su experiencia y buen hacer. Son varias las obras del
autor ruso que han adaptado, “La gaviota”, “Tres hermanas”, así como “El juego
de Yalta”(versión del relato “La dama del perrito”) y “Tres años”.
Siempre que voy a la Sala Guirau del Teatro Fernán
Gómez me impresiona el enorme tamaño del patio de butacas y la amplitud del
escenario. En esta ocasión lo cubren de un bonito cielo estrellado por detrás del
cual se mueven los protagonistas cuando no están en escena.
El mérito del espacio escénico es obra del propio
Juan Pastor y la escenografía de María de Alba. Simplemente impecable.
Les acompañan Raúl Alonso con una
notable iluminación de, Pedro Ojesto y Marisa Moro en el
espacio sonoro y Teresa Valentín en el cuidado vestuario.
En cuanto al elenco lo forman Gemma Pina en el papel de Sonia que aporta una enorme frescura a la obra con la inocencia de su personaje.
Alejandro Tous es el doctor, desencantado de la humanidad y centrado en sus boques y su medio ambiente.
Magnífico el trabajo de Luis
Flor, fenomenalmente vestido y caracterizado que da muestras de su enorme
versatilidad tanto en el drama como en la comedia.
Finalmente cierra el
elenco María Pastor, brillante en su papel de Elena la joven
mujer de Serebriakov.
En definitiva una gran
oportunidad para disfrutar de una obra, un autor y una compañía maravillosa.
Quizás la única pega que
se pueda poner es la costumbre que se está imponiendo en muchos teatros de
programar muy poco tiempo las obras.
Por lo demás no diría
recomendable sino imprescindible.
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Teatro: Teatro Fernán Gómez (Sala Guirau).
Dirección: Plaza de Colón, 4.
Horarios: Del 18 al 28 de enero de 2024
De martes a sábado a las
20:00 horas
Domingos y festivos a las
19:00 horas (festivos entre semana 20:00h)
FICHA ARTÍSTICA
Autor: Antón Chéjov.
Dirección: Juan Pastor.
Dirección: Juan Pastor.
Reparto:
Vania: Luis Flor.
Astrov: Alejandro Tous.
Elena: María Pastor.
Sonia: Gemma Pina.
María: Aurora Herrero.
Serebriakov: José Maya.
Astrov: Alejandro Tous.
Elena: María Pastor.
Sonia: Gemma Pina.
María: Aurora Herrero.
Serebriakov: José Maya.
Espacio escénico: Juan Pastor.
Escenografía: María de Alba.
Iluminación: Raúl Alonso.
Espacio sonoro: Pedro Ojesto y Marisa Moro.
Vestuario: Teresa Valentín-Gamazo.
Diseño gráfico: María de Alba.
Prensa: Manuel Benito.
Producción: Guindalera Teatro SL.
Escenografía: María de Alba.
Iluminación: Raúl Alonso.
Espacio sonoro: Pedro Ojesto y Marisa Moro.
Vestuario: Teresa Valentín-Gamazo.
Diseño gráfico: María de Alba.
Prensa: Manuel Benito.
Producción: Guindalera Teatro SL.
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