Teatro: Von Lustig, el hombre que vendió la Torre Eiffel. Teatro Lara.

 Cuando la temporada teatral da sus últimos coletazos ante la llegada del parón veraniego, el Teatro Lara nos ofrece una pequeña joya. En pleno verano y los lunes; doble atrevimiento pero con un resultado inmejorable. Se trata de Von Lustig la historia del hombre que vendió la Torre Eiffel.

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Cuando alguien me pide que le recomiende una obra de teatro soy especialmente precavido. Hay muchos tipos de obras, muchos tipos de espectadores y muchos tipos de teatros; de ahí mis reservas.


Pero lo cierto es que decidí ir a ver esta obra siguiendo el consejo de una amiga con la que comparto no solo el amor al teatro, sino también el hecho de tener un criterio semejante a la hora de elegir una obra u otra.

Lo primero que hice al salir de la sala fue escribirle para darle las gracias por la recomendación y comentarle “original y muy divertida”.



Puede parecer un comentario simple pero nada más lejos, en un mundo en el que parece que todo está inventado, de repente llega alguien y te ofrece la oportunidad de ver algo distinto a lo que habías visto hasta ahora es más que suficiente. Si a ello se añade que es muy muy divertida que más se puede pedir.

La obra nos cuenta la vida y andanzas de Victor Lustig y su infatigable (nunca mejor dicho) compañera de aventuras Kiki. Durante poco más de noventa minutos vamos conociendo la vida de este, como llamarle embaucador, estafador, trilero…..o como indicó el funcionario en el certificado de defunción “un aprendiz de vendedor”.

De origen austro-húngaro Víctor fue un joven refinado y locuaz. El hecho de hablar varios idiomas y sus cuidados modales hicieron que se pudiera pasar sin levantar sospechas por un noble y fue así como surgió la figura del Conde Von Lustig.



Pero fue largo el camino hasta que llegó a “el negocio” por el que adquiriría fama internacional. Sus primeros trabajos fueron en viajes en barco desde París a Nueva York, donde empezó vendiendo una máquina para fabricar dinero.

Su ingenio y buen hacer en los negocios que emprendía, le fueron llevando poco a poco a codearse con gente cada vez más influyente. Llegando a tener relación con el mismísimo Al Capone. Pero como en toda obra que se precie, no todo fue éxito ya que acabó preso en Alcatraz.

No se entendería la vida y el personaje de Víctor sin la inestinable colaboración de Kiki. La imprescindible compañera de viaje, fatigas y aventuras.

Entre historias, anécdotas y muchas risas nos van guiando hasta el negocio por el que pasó a la posteridad; la venta de la Torre Eiffel como chatarra y lo mejor es que lo hizo no sólo una vez sino dos.


La obra toca todos los palos, la historia se va desarrollando entre bailes, canciones, coreografías, cabaret y diálogos muy frescos.

La dramaturgia es obra de Alfonso Mendiguchía, un texto original y divertido que desprende humor e ironía. Es harto complicado hacer reír, y si encima se hace de un modo inteligente aún más. Una comedia fresca y ligera, una historia como todas las buenas historias, sencilla y con un claro mensaje ¿quién pretende engañar a quien el estafador o el estafado ?

Un texto donde los diálogos siguen el frenético ritmo que ambos actores le dan a la obra; como decía con ironía y mucho desenfreno.


Natalia Hernández actriz , Licenciada en la RESAD con una dilatada carrera en televisión (Periodistas, Policías…) y teatro donde ha participado entre otras en La Ternura (premiada como Mejor actriz secundaria de teatro por la unión de Actores), Edipo Rey, Shock 1 el cóndor y el puma o Shock 2 la tormenta y la guerra; es la responsable de la dirección. Sobresaliente su trabajo que dota a la obra de un ritmo frenético que hace que la hora y media que dura la representación se nos haga incluso corta. Perfecta la sincronización entre los actores en los trepidantes diálogos que sostienen a lo largo de toda la obra.

La propia Natalia es la responsable junto con Víctor Mones de la cuidada escenografía que partiendo de la recreación de un típico teatro del decadente París de los años 20 nos va trasladando con apenas unos ligeros cambios de posición de una mesa y una silla por los distintos espacios donde se va desarrollando la obra. El propio Víctor y Suh-Güein se encargan de la iluminación de un modo preciso. Reme Gómez se encarga del vestuario, muy variado y acertado; con apenas una o dos prendas Patricia interpreta más de una docena de personajes, excelente su trabajo.  Ricardo Santana es el encargado de la coreografía, una perfecta selección dada la dificultad de trabajar en un escenario no excesivamente grande y finalmente David Bueno se encarga del espacio sonoro. El trabajo de todos ellos tanto a nivel individual como colectivamente es una auténtica maravilla y esto se transmite a la enorme complicidad entre los actores.


El elenco lo forman Patricia Estremear y Alfonso Mendiguchía que componen la compañía Los Absurdos teatro, que desde hace más de una década conforman una de las parejas con más química sobre el escenario. Todavía recuerdo cuando les descubrí con la maravillosa Demasiado al este es el Oeste hace muchos, muchos años; o la más reciente Gruyere.

Alfonso Mendiguchía, es actor, director y autor de varios espectáculos teatrales. Doctor en comunicación y Licenciad en Ciencias de la Información.
Autor de una veintena de obras, entre ellas Gruyère, A protestar a la gran vía, Desnudo, nadie es perfecto, Manténganse a la espera, Demasiado al este es el oeste, Tierra de Nadie, El manuscrito de piedra… de las que, en muchas de ellas, también ha sido director.

Sobresaliente en su papel del Conde Lustig cínico y embaucador, elegante cuando hay que serlo, charlatán, arrogante y seguro de si mismo.

En cuanto a Patricia Estremera me quedo con la sensación que cualquier adjetivo se quedaría corto y no haría justicia a su excelente trabajo. Simplemente maravillosa en todos y cada uno de los registros que maneja a la perfección. Cada personaje de los innumerables que representa está aún mejor que el anterior. 


Respecto a la obra Patricia señala que “Es un espectáculo que habla del mundo de las apariencias y, en especial, de la importancia de lo que crean los demás que tú eres. Dependiendo de tu habilidad para hacerte ver importante, así te abrirán las puertas. Eso forma parte de nuestro día a día, en pleno siglo XXI”.

Y continúa indicando “¿Hoy ese Von Lustig seguiría haciéndose pasar por un noble?. Pensemos en la pandemia, en Luis Medina. Ese hijo del duque de Feria convertido en un comisionista, tratando de forrarse vendiendo mascarillas que le compraban a un precio desorbitado. Aquel caso fue lo que animó a Alfonso a escribir esta obra. Lo que hizo aquel falso conde sigue siendo actual”.



La obra ha sido candidata a los premios Max 2024 en las categorías de Mejor Autoría Teatral, Mejor Actor y Mejor Diseño de vestuario.


Por si queda alguna duda, estamos ante un montaje muy muy divertido y alocado pero sin caer en ningún momento en el chiste fácil. Como decía al empezar una pequeña joya de la que podemos aún disfrutar los lunes de julio y que espero y deseo se prolongue durante más tiempo y más días. Felicidades al Lara, un verdadero acierto.

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Teatro: Teatros Lara.

Dirección: Calle Corredera Baja de San Pablo, 15.

Horarios: 17 de junio a 24 de julio.


Ficha artística:

Dramaturgia: Alfonso Mendiguchía.

Dirección:  Natalia Hernández.

Elenco: Patricia Estremera y Alfonso Mendiguchía.

Diseño de iluminación: Víctor Mones y Suh-Güein.

Diseño vestuario: Reme Gómez.

Música original y espacio sonoro: David Bueno.

Diseño de escenografía: Natalia Hernández y Víctor Mones.

Coreografía: Ricardo Santana.

Realización escenografía: Readest.

Cartelería e identidad visual: Manolo Pavón.

Vídeo y teaser: Javier Díez.


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