Qué tarde más especial, qué tarde más bonita y qué suerte hemos tenido de poder celebrar con Teatro del Barrio su bien merecido Premio Nacional de Teatro 2024, disfrutando de un actor al que desde este medio seguimos en cada uno de sus trabajos.
Paco Rosal se puso manos a la obra para incidir en qué es esto de tener una ocupación, un algo que hacer que sustenta y organiza cualquier existencia. “Hoy tengo algo que hacer” tan sumamente poético, tan cómico y a la vez tan tierno que cumple con todos los elementos de aquello que sería maravilloso que fuéramos como sociedad, si cada uno tuviéramos un poquito del clown de Bermejo no andaríamos con tanto desasosiego.
Después de su pieza “Los que hablan”, Rosal rescata para esta pieza alguno de los tintes inconfundibles de “El minuto del payaso". Parece que todos, también Rosal, necesitaba que Bermejo, su payaso, nos contase más cosas, de la forma que solo el sabe transmitirlas.
Es así como en los siete tratados del pícaro, Rosal en la dirección pone el acento en el algo que hacer como sentido de vida, no hay subtexto permítanme porque José Luís, en adelante José Luís nuestro amigo, todo lo cuenta, con sinónimos, muchos, que te des bien por enterado, tantas palabras que coge retahíla y ya no se deja una sin decir, ya las dices todas.
No somos si no es haciendo, no somos si no demostramos que hacemos cosas, no vales si te sobra tiempo y claro, que sea productivo. Hablamos de cosas, que parece que haces cosas, un poquito de todo, nada en concreto, pero que te ocupe todo el día. Todo para poder decir que no tienes tiempo, y que te lo reconozcan personas a las que no tienes tiempo de ver. Supongo, somos una sociedad cagada de miedo.
El pícaro descubre lo social cuando se va encontrando con otros y es ahí donde surge la magia, en reconocerte en otros para poder verte y así José Luís nuestro amigo va a ir descubriendo, desde el juego, el descubrimiento, la curiosidad y la sorpresa, que puede hacer, que cosas puede hacer para estar muy ocupado y poder decir así que no a algunas cosas porque está haciendo otras cosas.
El tiempo, un tema sugerente y de suma trascendencia, no soportamos el vacío, los silencios, detestamos que nos sobre tiempo para aburrirnos. Lo advertía Michael Ende, los hombres grises y todo aquello, cuanta más rapidez, menos tiempo para lo que es realmente importante.
Vayamos al meollo, lo fundamental aquí es, Jose Luis nuestro amigo, él quiere iniciarse en el que hacer, que le digan , que le orienten, que hay que hacer para hacer algo. ¡Tate!, que figúrate se viene a topar con un funcionario del SEPE, para que queremos más, el bueno de Ernesto, que problemas más allá de su hora de salida no quiere. Se encontrará con Isabel la profesora y una turba de niños en excursión, donde Bermejo será muchos, algarabía y duda en un trabajo desternillante donde no pierde la energía. Se topa con Julián, un activista que no para quieto , no sabemos que hace en concreto eso sí. Se unirá a Pedro, el Hortelano que esta muy ocupado con la gimnasia y la siembra. El Guarda de la Estación, el camarero y María, la Erudita, ¡ay¡ no les voy a engañar, me costó un poco encontrarle sentido al juego de palabras, ya me dirán ustedes si reconocen a María cuando vayan a ver la obra, no les voy a desvelar lo que para mí fue una adivinanza.
Todos ellos, super ocupados, una autentica maravilla. Es con Margarita la nonagenaria donde encuentra la calma, separando lentejas y comiendo pipas.
Con Cesar el perrillo me venian a la cabeza los personajes de Eduardo Mendoza y esa forma tan desmesurada de descubrir y vivirlo todo como si cada cosa fuera una nueva aventura. Que quizá sea como debiéramos vivir y como lo que aquí nos proponen, vivir la aventura, volver al origen.
Esta pieza nos propone parar un momento entre la vorágine, a delirar un poquito como nos contaba Eduardo Galeano en “El derecho al delirio”.
Hablando de parar, tenemos
que detenernos un momentito aquí a merendar, porque es pantagruélico el apetito
de este payaso, ávido por saborear palabras, de darlas sentido, engrandecerlas, darlas forma. Fonemas de
imposible descomposición, que rebotan atolondradamente y si no sale como la conocemos se convierte en una nueva. Tan glotón de palabras
que nunca son suficientes y no hay por mas que inventarse alguna. Este payaso
no entiende de jerigonza, con un lenguaje tan rico, deseoso de ser expresado. Pero merendar hay que merendar.
Con tirantes, impoluto, zapatos de clown moderno sin un defecto, chaque clásico, cuando en el parque se abre el telón. Dignificando el oficio, tratándolo con el máximo respeto, midiendo cada detalle. Un payaso en palabras mayúsculas al que es imposible encontrar comparación, un payaso que tiene la mirada, del que actuó en la calle, del que observa y ve mas allá de lo que otros ven, el que estuvo en un teatro y en un set de rodaje, en el estreno de una película, pero que siempre vuelve a casa. Todos estos quehaceres, tanto que hacer, que su payaso se cuestiona, para que vale tanta tarea, que hay que hacer para estar tan atareado, qué maravilla, si yo no sé, yo que sé.
Mónica Boromelo construye un espacio sencillo, donde vuelvo a notar el cariz que impregna a la soledad del payaso en escena. Los pocos elementos, no viejos pero si envejecidos. Una maleta en escena, en la que siempre hay algo que nos sorprende, y que nos muestra como lo más simple puede convertirse en algo enorme.
Raúl Baena y Eduardo Vizuete en el trabajo de iluminación nos llevan a las sombras de una estación de tren, a la fuerte luz y el trasiego en un bar, al equilibrio del relato más intimo. Un trabajo que juega con los espacios y las emociones.
Enhorabuena Teatro del Barrio, enhorabuena Pablo, Luís y todo el equipo. Ha sido una tarde muy felíz.
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Ficha artística
Autoría y dirección: Pablo Rosal
Elenco: Luis Bermejo
Diseño de escenografía y vestuario: Mónica Boromello
Diseño de iluminación: Raúl Baena y Eduardo Vizuete
Producción artística: Ana Belén Santiago
Producción ejecutiva: Lucía Rico
Dirección técnica: Tony Sánchez
Distribución: Caterina Muñoz
Comunicación: Paloma Fidalgo
Fotografía: Laura Ortega
Cartel: Jacobo Gavira
Una producción de Teatro del Barrio
Fechas y Horarios
18 septiembre - 30 octubre
Del miércoles 18 al sábado 21.19:30h
Miércoles 25 de septiembre. 19:30h
Miércoles 16, 12 y 30 de octubre.19:30h
Teatros del Barrio
Dirección: Calle Zurita 20.
Fechas: 18 septiembre - 30 octubre
Entradas: Desde 14 €
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