Impactante obra donde los vaivenes emocionales y las reflexiones son continuas. Donde la profundidad del Ser (sí, el Ser en mayúsculas) se muestra abierta en canal, de una forma muy sincera y desgarradora.
El
planteamiento teatral es sencillo, una mesa, cuatro sillas, así que nada más
empezar sabes que te vas a enfrentar a una dialéctica sin maquillaje, sin
trampa ni cartón, dura como la vida. La música inicial también te ayuda a estar
en ese estado de tensión que se va a mantener durante la obra.
La
historia se basa en la película Mass (Fran
Kranz, 2019). Diego Garrido al verla decidió adaptarla y dirigirla para que
fuera su ópera prima teatral. Aunque el tema de la obra podría parecer un poco
“americano”, la esencia versa sobre distintos dilemas morales, la culpa, el
dolor insuperable de la pérdida de un hijo… siendo pertinente en todos los
lugares del mundo y en cualquier tiempo, porque habla de la naturaleza humana.
Los
cuatro personajes, dos padres de un hijo muerto en un tiroteo en un instituto
(Cecilia Freire e Ignacio Mateos) se reúnen con los padres del autor de los
disparos, que seguidamente se suicidó (Esther Ortega y Jorge Kent). En esta
charla se plantean diversos temas como la paternidad/maternidad, los
remordimientos, la culpa… Sobre la necesidad del perdón, de encontrar sentido a
lo sucedido, de resolver dudas, de entender al otro. Una obra que muestra la
generosidad, sobre todo de las mujeres, al añadir sal a sus heridas abiertas
para poder sanarlas.
Durante
una hora y media, los cuatro padres afrontan el duelo por la muerte de sus
hijos. Los actores están inconmensurables, sin ningún tipo de efectismo, con la
verdad de la emoción por delante, abriendo el corazón y las entrañas. Al
acabar, el espectador está totalmente sobrecogido, pero con una luz de
esperanza. No podría ensalzar uno más que a otro, porque los cuatro tienen
momentos en los que te golpean la conciencia y el alma. Pero no solo eso,
porque el poso que deja la obra y sus actuaciones dan paso a reflexionar sobre
la condición humana. La empatía (mira que se dice mucho esta palabra) sobrepasa
el dolor, y el espectador puede respirar un poco de aire fresco. Qué importante
es reconocer el dolor del otro, provenga de donde venga, si queremos hacer una
sociedad mejor.
Además,
se hace patente la crítica al sistema sanitario por los pocos recursos que
destina a la salud mental, sobre todo para los jóvenes. Esta sociedad con
continuas crisis económicas está llevando al límite a nuestra juventud que no
encuentra un futuro digno. Se une a este malestar, el paradójico aislamiento
con las redes sociales y los continuos discursos de odio que se vierten en
ellas.
Resumiendo,
durante la obra se buscan distintos responsables (personales y estructurales),
pero finalmente llega la redención. Como podéis comprobar, no es poco lo que se
trata en esta larga conversación.
La
obra es de estreno mundial, así que debéis ser los primeros en verla para poder
disfrutarla y comentarla con los demás espectadores.
Espero
de corazón que tengan un gran éxito, de taquilla y de premios.
RESEÑA ESCRITA POR MARTA BENITO
-------------------------------------------------------------------------------
Ficha artística
Autor: Fran Kranz
Intérpretes: Esther Ortega, Cecilia Freire, Jorge Kent, Ignacio Mateos, Diego Garrido y Abel de la Fuente
Diseño de luces: David Picazo
Diseño de escenografía: Diego Garrido
Diseño de vestuario: Conchi Espejo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.