La Sala Roja del Canal está de estreno. Un estreno muy especial donde en colaboración con la Asociación Española contra el Cáncer, y en presencia del propio novelista, Patrick Ness, creador de toda esta metáfora cuentil tan bella, Lajoven nos presenta a su particular monstruo.
Nos reciben sillas, alineadas, ojos de tejos tecnológicos, ramas luminosas, miradas. Y aparecen. “Mira, ¿ves ese árbol, Connor? Es un tejo”. A ritmo de musical, frenético, Connor, y sus trece años, y sus pesadillas. La misma. A las 12:07. “llena de oscuridad, de viento y de gritos que le acompaña también en el colegio y en casa. Ha sido así desde que su madre cayó enferma”. Y aparece el tejo, el monstruo como su propia conciencia, como sus miedos, sus anhelos, sus peligros, su cara más oculta. Su otra mirada. Connor y su propia historia. Su verdad. “Las historias nos persiguen y nos dan caza”.
Y ya todo se vuelve frenético. Y la didáctica de la obra aparece: el acoso escolar, familias separadas, padres ausentes, saltos generacionales, la enfermedad, el miedo, la rabia, las relaciones humanas. Mucho jugo nos da este tejo milenario con poder curativo, ¿Para quién? Las sensaciones, la rabia contenida, el ir y venir de sillas, bártulos, luces, personajes, escenarios, en una perfecta armonía, en un baile liviano por las mentes y los cerebros adolescentes y adultos. Connor siempre está bien. No le pasa nada.
Connor puede con todo. Rabia y dolor. Elisa Hipólito da vida a este Connor frágil y enigmático, luchador, invisible, un adolescente más de tantos y tantos institutos que busca su lugar, su espacio. Su propia curación. Y mientras, le pasa la vida por encima, el dolor por la enfermedad de su madre que le supera, que le trastorna, que le enloquece por momentos. Que nos enternece. Todo este vaivén nos lo ofrece Elisa, con naturalidad, con matices, con teatro. Nos hace querer a Connor desde su primera aparición. Nos acoge en su patio, en la búsqueda de un hogar interior que no admite huéspedes. En contraposición Eduardo Aguirre y su monstruo. Y su dureza, y su afán de curar a Connor. De superación, de crudeza, de ternura enmascarada de fuertes ramas, de la misteriosa esencia del propio tejo. De la necesidad de ser valiente en el espejo del niño, del adulto. De todos nosotros.
Un tándem que se engrana, que funciona, que enternece y endurece esos momentos duros de la vida. Junto a ellos, el resto del elenco. Cristina Bertol , como la madre comprensiva y culpable de Connor, Roger Berruezo como el padre que aparece y desaparece sin tener en cuenta el momento vital de la propia adolescencia, acrecentado por ese entorno tan inentendible. Antonia Paso, en su rol de abuela controladora, que quiere lo mejor para su nieto. Y sus compañeros de clase, acosadores y escuderos, como Leyre Morlán como Lily, Nadal Bin como Antón y Raúl Martín como Harry, que dan al instituto una presencia vital y fundamental en el desarrollo del montaje, bajo la atenta mirada de un profesor que no se entera de casi nada, o no quiere enterarse, interpretado por Fernando Sainz de la Maza. Todos y todas ellas dirigidas con acierto por José Luis Arellano, creando un equilibrio, pausas y tensiones allá donde lo requiere el texto.
Llevando una armonía, cual musical, que nos permite relajarnos, envalentonarnos, entristecernos y enojarnos en un carrusel de emociones. En esa atmósfera tan real, fundamental la iluminación de Juan Gómez-Cornejo y Jesús Díaz Cortés, así como la maravillosa y dinámica escenografía de José Luis Raymond y Laura Ordás, el vestuario cambiante de Ikerne Giménez, la música de Alberto Granados Reguilón, la escalofriante video escena de Álvaro Luna y el movimiento escénico de Chevi Muraday, que nos ofrece con pocos elementos una amalgama de recorridos, lugares y sensaciones tan intensas que nos hacen estar ahí, en ese jardín , con ese tejo, o en lugares y momentos dispares, escondidos o no. “Las historias son importantes si tienen verdad”. Las historias importantes también duelen. Lajoven tiene esa verdad, su historia también. Vengan a escucharla, vengan a palparla. Y es que estos monstruos no son cosas de niños.
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Teatro: Teatros del Canal. Sala Roja
Dirección: Calle Cea Bermúdez 1.
Fechas: Del 6 al 15 de diciembre. Los días 6, 7, 12 y 14 a las 20.00. Días 8 y 15 a las 18.30.
Entradas: Desde 9 euros. Teatros del Canal
FICHA ARTÍSTICA
Dirección: José Luis Arellano García
Traducción: David R. Peralto
Elenco:
Elisa Hipólito — Conor
Eduardo Aguirre de Cárcer — Monstruo
Cristina Bertol — Madre
Roger Berruezo — Padre
Antonia Paso — Abuela
Leyre Morlán — Lily
Nadal Bin — Antón
Raúl Martín — Harry
Fernando Sainz de la Maza — Profesor
Iluminación: Juan Gómez-Cornejo y Jesús
Díaz Cortés
Escenografía: José Luis Raymond y Laura Ordás
Vestuario: Ikerne Giménez
Música: Alberto Granados Reguilón
Videoescena: Álvaro Luna
Movimiento escénico: Chevi Muraday
Un proyecto de LaJoven con la Asociación Española contra el Cáncer, enmarcado dentro de la iniciativa Todos Contra el Cáncer.
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