Esta noche gran velada. Teatro Español

Llega el calor por fin, y en estos días previos a la Semana Santa se prepara ¡el esperado combate entre Kid Peña y Alarcón por el Título Europeo!. Una de las obra más representativas de uno de los grandes autores de los años ochenta del pasado siglo, Fermín Cabal. Una intensa velada en la que recordaremos aquellos años de tugurios infames, de mafiosos casposos, de todo aquello de lo que hoy nos avergonzamos como país, pero que tanto añoramos cuando recordamos la movida o programas como La bola de cristal. Pasen y vean. La velada está a punto de comenzar. Hagan sus apuestas. Los años ochenta les esperan de nuevo en la sala Margarita Xirgu del Teatro Español.




Tarde primaveral en el Español, en la sala pequeña, donde una mujer despistada, nada empática y trasnochada, como la obra, móvil en mano, atiende una llamada segundos antes de empezar, ¡y en primera fila! Así empieza este ensayo general, esta velada de la gran velada. Esta tarde que aún no es noche. Este combate. Un vestuario, un saco que cuelga, un loro de cassettes, todo muy ochentero, unos fluorescentes de antaño y unos efectos maravillosos de luces, imágenes y sonidos a golpe del dinero dinero de Obús, nos saludan en la sala Margarita Xirgu, atentos ya a la velada. “Vamos a ver cómo suena esto”… 



El argumento, la trama, a priori, muy sencilla. El boxeador “Kid Peña”, Enrique, va a competir por el título europeo de boxeo contra “PotroAlarcón. Poco antes de empezar, recibe una carta de su novia, Ana, Miss Zamora, que le anuncia que le deja, que se va con su representante, el de ella, no el de él. Y este es el detonante por el que Kid, Enrique, se niega a salir a pelear. 




Después de ver el montaje, correcto y bien interpretado, me viene a la cabeza por qué se vuelve a representar esta obra de 1983, con el lenguaje del 83, tela marinera, en estos tiempos donde el boxeo interesa a un círculo tan reducido. La obra fue escrita por Fermín Cabal, y fue estrenada ese año en el Teatro Martín, en la Chueca del entonces, foro desaparecido en 1994, cuando fue demolido. En ella participaron grandes nombres de nuestra escena, como Santiago Ramos, Jesús Puente, Licia Calderón o Jesús Bonilla. Y me sigo preguntando el porqué. Y he aquí que investigando resulta que su autor, Fermín Cabal, comprometido con todo lo social, falleció recientemente, y he aquí su homenaje. Un autor que reflejó como nadie la época de la movida y del pelotazo posterior, de la que sentimos nostalgia, aversión o vete tú a saber qué. 




Y envuelta en esa estética ochentera de hombreras, de bigotes, de machirulos, de "de que vas", de que de que, de cadenas de oro, de pantalones pitillo, de tirantes , de medias rojas, de camisetas heavies sin mangas, de muchos sabes?, de tantos y tantos clichés, esta velada, esta obra nos muestra un combate dentro del combate, una metáfora al deshojar la margarita del prota, del machote más machote de todos los machotes, inocente y bueno también, con la corrupción que tanto abona este país de por medio. Con sátira, con crítica, con un punto de humor que nos pone Marina, Nieves, la querida, el montaje se adentra en ese mundo sórdido, gris, como sus personajes, lleno de humo que no deja ver el sol, la calle. Un mundo donde siempre llueve. “La vida da muchas vueltas, Kid”. 




El cigarrito de turno, tan presente en las décadas anteriores, crea esa atmósfera sórdida que hace que los personajes de primeras te caigan mal. Que no te posiciones con ninguno, todos llenos de contradicciones, de dudas, de egolatrías, de clasismos, con ese machismo que ahora identificamos tan claramente. “Creo que con las mujeres no se gana nunca, hagas lo que hagas”. 

Muy tópico todo. Muy bien trabajado. Nos lo creemos. Creemos todo lo que nos cuentan, a pesar de las casualidades de la obra, que parecen surrealistas en ocasiones, inverosímiles en otras. También es verdad que acostumbrados a las tramas actuales de Netflix, nos cuesta enlazar historias del pasado creíbles. Se suceden muchos ismos, machismo, pillismo, tanganismo, lazarillismo, picarismo, todos estos inventados ismos quedan reflejados en ese vestuario. Y como no, el dinero, ese que nos canta Obús al principio, es el eje de todo, incluso del amor o del desamor, tan conveniente o engañoso a partes iguales. 




Y en estas que se sucede el combare el en vestuario, el convencer. Todo por dinero, claro. Daniel Ortiz como Marcel Esparza, el entrenador de Kid, que lo cuida, que lo mima, que lo masajea, que le toca la pierna o el culo pero de manera machirula, sin mariconismo, vaya otro ismo, el amigo que nunca tuvo Kid, el asesor, el confidente, pero fiel a don Ángel, claro, el manager. Chema Ruíz como Ángel Mateos, el malo malote, ese que odias, ese sin escrúpulos, ese cabrón cabrón. Su querida, su chica, Marta Guerras, como Marina Martín, o Nieves, una chica inocente, aunque no tanto, risueña, divertida, que se adapta a la vida, que coge lo que necesita sin demasiado escrúpulo, escondiendo su corazón de todo y de todos, aunque llore todas las tardes. Mario Alonso, como Sony Soplillo, el machaca, el “utilero” del campeón, el que es capaz de jugarse todo su dinero porque no piensa más allá de lo que hará dentro de un rato y de cómo se forrará o no. Un personaje primario, rudo, de tierra, tan cercano, y tan lejano. Incondicional. El mafioso Achúcaro, interpretado por Jesús Calvo, que deja las cosas claras sin aparecer, solo con la presencia. El gánster del Chicago madrileño. El empresario, el espectáculo. 





Y claro, Francisco Ortiz como Kid, como Enrique, como el prota, el boxeador, el objeto, el niño grande, el que no se encuentra, el bueno, pero que de bueno a veces es tonto, el que se quiere revelar pero no sabe cómo, el que se enamora y desenamora en media hora, el rudo, el campeón, el justiciero, la libertad frente al dinero, frente a lo no puro, frente a la sociedad. Todo esto nos muestra el elenco, y lo hace con acierto, con profesión, como en el ring. Bajo la dirección de Pilar Valenciano, esta obra nos muestra todo esto a través de unos guantes, de un ring y de todo lo que mueve un combate. No es tan diferente al fútbol, ¿no creen? 




Mención especial a todo el equipo artístico que participa en el montaje, como la escenografía de Lúa Quiroga Paúl, el ochentero vestuario de Tania Tajadura, la iluminación de Rodrigo Ortega, la impresionante composición musical y espacio sonoro de Luis Miguel Cobo, o la video escena de Elvira Ruiz Zurita y Álvaro Luna. Todos suman, y mucho. El combate se acaba, el ring se queda mudo vacío, perdido, como Kid, como los suyos, como los ideales en esta tarde que ya llega a la noche, a la próxima velada. Para acabar ,el homenaje, el simbolismo, lo puro, lo humano, que en palabras de la directora, la obra homenajea a Fermín Cabal, “que nos dejó en 2023 y puso el alma y el cuerpo en nuestro teatro”.



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Teatro: Teatro EspañolSala Margarita Xirgu.
Dirección: Plaza de Santa Ana. Calle Príncipe 25.
Fechas: Del 8 de Abril al 25 de Mayo. De Martes a Domingos a las 19:30.
Duración: 100 minutos.
Entradas: Desde 13,50€ en Teatro Español.



Ficha artística

Autor: Fermín Cabal
Dirección: Pilar Valenciano

 

Reparto:

Sony Soplillo: Mario Alonso

Achúcarro: Jesús Calvo

Marina Marín: Marta Guerras

Marcel Esparza: Daniel Ortiz

Kid Peña: Francisco Ortiz

Ángel Mateos: Chema Ruiz 

 

Escenografía: Lua Quiroga Paúl

Vestuario: Tania Tajadura

Iluminación: Rodrigo Ortega

Composición musical y espacio sonoro: Luis Miguel Cobo

Videoescena: Elvira Ruiz Zurita y Álvaro Luna

Coach de boxeo: Óscar "Rayito" Sánchez

Ayudante de dirección: Cristina Hermida

Residente de ayudantía de dirección: Majo Moreno

Asistente artístico: Iratxe Arrizabalo

 

Una producción del Teatro Español

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