Teatro: Tea Rooms. Teatro Fernán-Gómez

Existen montajes que ya de antemano tienen trazas de convertirse en éxito. La historia de estas mujeres que conviven en la trastienda de una confitería está llamada a convertirse en uno de los éxitos de la temporada. Por su impecable texto, por su cuidada ambientación de una época, por las deliciosas interpretaciones, por la poderosa dirección. El viaje al que nos invita esta obra es para conocernos a nosotros mismos, de donde vivimos, como era la vida de nuestras abuelas, como luchaban y malvivían para conseguir estirar hasta el infinito un salario ridículo. Una obra bella y dolorosa, tierna y cruda, alegre y desgarradora, como la vida misma.




El texto en el que se basa esta obra fue el que consagró a Luisa Carnés como la gran novelista de la generación del 27. Se ha convertido en todo un referente y ha sido calificada por la crítica como "portentosa". En su época fue una revolución, ya que "rompe los esquemas narrativos de la época". Es una novela que refleja a la perfección la manera de vivir de la época, una novela-reportaje basada en experiencias reales. "Tea rooms" es una de las novelas que mejor hablan de cómo vivían las mujeres a comienzos del pasado siglo. Un texto esencial para comprender la realidad de tantas españolas que sobrevivían a duras penas, teniendo que multiplicarse para llevar algo de dinero con lo que ayudar en casa. La propia autora trabajó en un salón de té, y de esa experiencia nace esta grandiosa obra, que entremezcla con elegancia e ingenio la comedia y el drama. 


Esta es la primera producción del Teatro Fernán-Gómez que versiona y dirige la que en estos momentos es la directora artística del teatro, Laila Ripoll. La directora hace hincapié en la figura de Carnés dentro de la generación del 27 y en la importancia de una novela que "traza un relato construido a partir de unos personajes claramente definidos, tratados con humanidad y comprensión. Por todo ello la adaptación al teatro ha sido natural, ya que la historia se entreteje a partir de las conversaciones, los anhelos y los sueños de estas muchachas que poseen caracteres y personalidades magistralmente retratadas". Y este es precisamente uno de los puntos más atractivos de un montaje que resulta impecable. La diversidad de personalidades, de personajes perfectamente definidos, tanto de las mujeres protagonistas como de los que no aparecen en escena pero son aludidos dentro de la historia. Esta confluencia de mujeres diferentes nos construye un puzle en el que podemos hacernos una composición de lugar sobre lo que era la vida de estas trabajadoras en aquellos años.

Ripoll reconoce que llegó a la novela "porque me la regalaron y pensé que tenía una adaptación clarísima. Pedía a gritos que se pudiera representar". Fascinada por la obra, la directora comenta que el proceso de creación ha sido "un viajazo muy cómodo y agradable". Y es que estamos ante un texto poderoso, impactante, que nos hace reír y estremecer, "un retrato de las mujeres de la época, y de todas las épocas, porque, al final, lo que estamos contando son cosas universales que, por desgracia, siguen pasando". Y este es otro de los elementos más significativos de la obra. La visibilidad que se le da a la mujer, con personajes que se parecen mucho a realidades de nuestros días.



Ripoll crea una historia que nos envuelve, un montaje en el que las protagonistas se deslizan por todo el espacio, haciéndonos partícipes de todo lo que les ocurre. Las vemos cambiarse y coger el teléfono de los pedidos, mientras se van sucediendo las pequeñas historias que componen este impresionante collage. Una dirección soberbia que se desliza entre la comedia más inocente y la crueldad de la vida que ahoga a las protagonistas. Una impecable radiografía de una época, que la obra plasma con elegancia, sabiendo matizar cada escena para no caer en la impostura. Un montaje sincero, con personajes perfectamente definidos, que viven desde la oscuridad de la trastienda la vida convulsa que pasa por delante del escaparate.

La directora explica que "el montaje se desarrolla en la trastienda de un famoso salón de té de Madrid, con la intención de que el ambiente invada todo el espacio y rodee al espectador, sumergiéndole por completo en la atmósfera del salón. La juventud, la alegría, la energía de los personajes contrasta, a veces, con sus tristezas, con la desgracia imprevista, con los sueños por cumplir y también con los que no se cumplirán nunca. En definitiva, un texto que conserva una vigencia absoluta y en donde nos podemos ver reflejados".


Centrándonos en esa oscura trastienda, la historia que nos cuenta "Tea Rooms" es la de las mujeres empleadas en ese distinguido salón de té cercano a la puerta del Sol de Madrid en los convulsos años treinta del pasado siglo. Mujeres de distintas edades, algunas castigadas ya por la vida, otras con la efervescencia de la juventud. Mujeres que pese a su posición dentro del establecimiento están sometidas a los designios de los hombres. Ellas tendrán que ver pasar la vida a través del escaparate, mientras deben mantener todo impecable para el disfrute de los clientes. Las huelgas, los disturbios, la tensión política, las riñas matrimoniales, los noviazgos furtivos, todo se verá a través de ese cristal que les muestra la vida, pero dejándolas al margen. Mujeres acostumbradas a obedecer y callar, a bajar la cabeza y no contestar, a estirar el jornal hasta límites insospechados. Una realidad que sufrían muchas, pero que permanecían fuertes, luchadoras, soñadoras, en un Madrid que era un polvorín a punto de estallar.


A todas ellas las conoceremos a través de los ojos de Matilde (alter ego de la autora) que hace las veces de narradora y nos "presenta" a sus compañeras de viaje. Junto a ella en la trastienda del obrador conoceremos a Antonia, la más veterana y que ejerce de madre de las más jóvenes, protegiéndolas y defendiéndolas ante Teresa, la encargada. El personaje de Teresa es la antítesis de sus compañeras. Ella es fiel a la empresa, mantiene la distancia con las empleadas, siempre firme y con mano dura, aunque deba andar con pies de plomo por los secretos que oculta. En el lado opuesto tendremos a las jóvenes empleadas. Por un lado tenemos a Marta, la última en llegar. Su familia depende de ella, lo que le ha hecho crecer demasiado deprisa y convertirse en una superviviente capaz de cualquier cosa por llevar la comida a casa. En sus antípodas tenemos a Laurita, la sobrina del dueño que trabaja en el salón más por diversión que por necesidad. Una chica despreocupada, frívola, que centra todas sus energías en coquetear con los clientes y en probar todos los dulces de la confitería. Y por último tenemos a Trini, una chica con fuertes ideales, que vive cabreada con el mundo por no poder salir de este infierno en el que se ha convertido su vida. Combativa y beligerante, intentará convencer a sus compañeras de las injusticias que las rodean, no con demasiado éxito.


Un elenco portentoso nos hace empatizar con las protagonistas desde el primer momento. Desde las palabras iniciales de Paula Iwasaki ("Castelvines y Monteses", "Luces de Bohemia", "Top Girls"), precisa e impecable en su papel de Matilde, nos dejamos llevar por ese bullicio constante de la parte trasera de la confitería. Iwasaki nos presenta a una dulce Matilde, que se muestra cercana con sus compañeras, obediente con el mando y firme en sus ideas. Su papel está lleno de matices y vemos como va cambiando a lo largo de la obra según suceden los acontecimientos. En el lado contrario tenemos a la imperial Silvia de Pé ("El caballero incierto", "Desengaños amorosos", "El tiempo todo locura") en el papel de la encargada. Un personaje incómodo, que lleva con mano dura la confitería y vive para obedecer al jefe, aunque tenga secretos que iremos descubriendo a lo largo de la obra. Silvia nos regala una interpretación poderosa, enérgica, por momentos caricaturesca, de esta mujer que intenta tratar con mano dura a sus subordinadas mientras agacha la cabeza ante los jefes. Y en el medio de estos dos polos tenemos a una tierna María Álvarez, que da vida a Antonia, la veterana de la confitería. Su papel está lleno de cariño por las jóvenes empleadas, haciendo el papel de madre con todas ellas. María muestra la cara dulce de este grupo de mujeres, siempre defendiendo a sus compañeras y ayudándolas en sus malos momentos.  


En ese micro universo que es la trastienda del salón de te conoceremos también a la combativa Trini (brillante Elisabet Altube) a la luchadora Marta (desgarradora interpretación de Clara Cabrera) o a la inocente Laurita (fabulosa Carolina Rubio), tres mujeres muy diferentes que nos enseñarán los sinsabores a los que tenían que hacer frente las mujeres en aquellos años. Elisabet Altube ("Perra vida, "El triángulo azul", Don Gil de las Calzas verdes") nos muestra a una Trini guerrera, impetuosa, aguerrida, en un papel lleno de fuerza y vigor. Tanto Carolina Rubio ("Donde el bosque se espesa", "En palabras de Jo... Mujercitas", "La dama boba") como Clara Cabrera doblan papel, dando vida a Rosa y Laurita y a Felisa y Marta respectivamente. 

Carolina Rubio está descomunal dando vida a la enchufada Laurita, un personaje lleno de ingenuidad, de desparpajo, de juventud, pero también tratado con una divertidísima vis cómica que nos atrapa desde que la vemos aparecer. Un personaje superlativo, que se come la escena cada vez que aparece. El caso de Clara Cabrera es diametralmente opuesto en su papel de Marta, la última en llegar a la confitería. Su personaje nos duele por lo que cuenta y nos entristece por lo que la vemos sufrir. Una niña que tiene que hacer las veces de madre, hacer lo que sea para poder llevar comida a casa. Un personaje que nos duele y nos congela el alma, con una interpretación magistral de la joven Cabrera.



Si hablamos de lo impecable del elenco no podemos por menos que alabar la parte técnica. El diseño de escenografía creado por Arturo Martín Burgos es envolvente, extendiendo la escena por todos los espacios que podemos observar desde nuestras butacas. Un trabajo minucioso, que cuida hasta el mínimo detalle, para conseguir un fantástico resultado que nos transporta de lleno a una época, a un determinado lugar, a una cruda realidad a la vez bulliciosa y claustrofóbica. Todo esto se apoya de forma maravillosa en las proyecciones de videoescenas creadas por Emilio Valenzuela, que nos van mostrando como la vida pasa por delante del gran escaparate de la confitería. A esto hay que sumar el envolvente espacio sonoro de Mariano Marín (encargado también de la impecable música original) y un cuidado diseño de iluminación de Luis Perdiguero, que juega magistralmente con las luces y las sombras, con un lánguido tono general, propio de la época. Por último no podemos dejar de nombrar el trabajo de Almudena Rodríguez Huertas en la confección del vestuario, recreando a la perfección las distintas personalidades de cada una de las protagonistas.



Podemos decir para terminar, que estamos ante una obra redonda. La dirección, las actrices, el texto, la ambientación, todo consigue enganchar desde el primer momento, y nos llega tan adentro que días después seguimos dándole vueltas. Es necesario que echemos la vista atrás para ver lo que era nuestra propia sociedad hace menos de un siglo, para reconocer lo que hemos avanzado y no retroceder en los logros conseguidos. Montajes como este deben ayudarnos a comprender la necesidad de un feminismo en el que participemos todas y todos, en el que consigamos llegar a una igualdad real, tan lejana en nuestros días. Por todo ello, os invito a que vayáis a verla y reflexionéis sobre todo lo que allí se cuenta. Porque el teatro ayuda a conocernos, a saber de nuestra historia reciente, y a dejarnos un poso dentro sobre el que reflexionar. LA CULTURA ES NECESARIA.

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Teatro: Teatro Fernán-Gómez. Sala Jardiel Poncela
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 10 de Marzo al 24 de Abril. De Martes a Sábado a las 20:30. Domingo a las 19:30.

Encuentros con el público:  17 de marzo y 22 de abril (al término de la función): Con el elenco artístico de la obra.

Mesas redondas:
25 de marzo, 17 h. - Tea Rooms Mujeres Obreras​.  Teatro y compromiso social en la obra literaria de Luisa Carnés.  Con el elenco artístico de la obra. INFO en el Festival Ellas Crean
22 de abril, 17 h. - Luisa Carnés en tiempos de Tea Rooms – Modera Juan Ramón Puyol. Con Tania Balló y Antonio Plaza.


Reparto:                    
Matilde: Paula Iwasaki                
Encargada: Silvia de Pé                
Antonia: María Álvarez                
Rosa/Laurita: Carolina Rubio                
Trini: Elisabet Altube                
Felisa  /Marta: Clara Cabrera      

Texto: Luisa Carnés

Equipo Artístico
Dirección y dramaturgia: Laila Ripoll
Ayudante de dirección: Héctor del Saz
Diseño de escenografía: Arturo Martín Burgos
Construcción de escenografía: Equipo Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa
Diseño de vestuario y plástica: Almudena Rodríguez Huertas
Confección de vestuario: Gabriel Besa Sánchez
Ayudante de vestuario: Pablo Porcel Rojas
Diseño espacio sonoro y música original: Mariano Marín
Diseño de video escena: Emilio Valenzuela
Diseño de iluminación: Luis Perdiguero

Producción:  Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa


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