El
Teatro Fernán Gómez nos da la posibilidad no sólo de conocer sino también de
disfrutar de una obra póstuma del premio nobel de literatura Luigi Pirandello.
Se trata de Los gigantes de la montaña obra escrita e inacabada en 1936, año en
que el escritor falleció.
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En la
representación de esta obra sucede una cosa poco o nada habitual. De hecho en
todos los años que llevo viendo teatro, ésta es la segunda vez que soy testigo
de ello. Entenderán que por una vez sea un poco críptico pero cuando vayan a
ver la obra lo entenderán.
Nos
acomodamos en nuestros asientos y nos reciben unos cuantos espejos propios del
Max Estrella de Luces de bohemia. A sus pies unas cajoneras con distinta ropa y
varios complementos. Y sin más dilación la historia comienza.
Una
decadente compañía de teatro, encabezada por la condesa Ilse van camino de una
montaña habitada por unos gigantes. Viajan con el objetivo de interpretar una
de sus obras como colofón a la boda que se va a celebrar. Antes de llegar se
ven obligados a pasar la noche en La Scalogna, una especie de posada al pie de
la montaña, habitado por fantasmas y espíritus que no causan ningún miedo a los
recién llegados. Son recibidos por Cotrone el mago y su grupo de desarraigados.
"Igual piensas que como la oscuridad no se ve, tampoco se escucha"
La
compañía se decide por representar La leyenda del hijo cambiado, con la
esperanza de que la suerte que hasta ese momento les ha sido esquiva cambie y
les permita salir de la situación de miseria en la que viven.
Cotrone
intenta abrirles los ojos, les hace ver que es el reino de los sueños y les
aconseja que desistan de actuar ante los gigantes ya que no son capaces de
valorar el arte y sería mejor que se quedaran en la posada. Las palabras de
Cotrone generan un debate entre los distintos miembros de la compañía.
"La vida que le negué al poeta la dediqué a su obra"
La
compañía hace oídos sordos al consejo y deciden encaminarse hacia lo alto del
monte donde residen los gigantes a pesar de que las perspectivas no son las
mejores. Dichas perspectivas se cumplen y el resultado no es el que esperaban. El
mundo real, la vida misma no casa del todo bien con el mundo del arte y la
imaginación.
Los gigantes
de la montaña es metateatro en estado puro. A lo largo de dos horas hacemos un mágico
viaje, que nos lleva del mundo real al imaginario, de la sustantividad a la
leyenda. El trayecto es apasionante porque en muchos momentos se entremezclan
ambas ya que la línea que las separa es bastante difusa.
"Sólo se puede tener de todo cuando no se tiene de nada"
César
Barló
es el responsable de la dirección de escena, una apuesta arriesgada y original
tanto por el texto como por la puesta en escena. Sin duda un trabajo impecable.
El propio Barló es el encargado de la iluminación, una iluminación que nos
traslada al mundo de la fantasía y que bien podemos considerar como un
protagonista más.
Respecto
a la obra señala que “Muchas veces deseamos ser algo, pero nos aplastan
ciertas restricciones que el sistema nos ha establecido previamente y al
final nos conformamos. Se cercena por el miedo, por la falta de
oportunidades... Y por eso vemos a tanta gente gris que no se ha planteado si
se puede vivir de otra cosa. Pero en esta casa, los sueños se convierten en
realidad”.
"Cuando no se tiene casa uno es el dueño del mundo"
Y continúa “Es una
obra que se eleva sobre las anteriores de su autor y de sus coetáneos, y se
instala en la historia de la representación teatral. Pirandello concentra el
estudio y la investigación de toda una vida en una fábula que trasciende la
dualidad conocida de persona-personaje para profundizar en el pensamiento y
vislumbrar un nuevo nivel dicotómico: ser-deseo de ser”.
Y
acaba afirmando que “Los Gigantes siguen
morando en lo alto de la montaña y deciden el camino que debemos transitar los
mortales. Y nosotros, los mortales, por cientos de causas, finalmente aceptamos
su directiva para que nuestra vida transcurra por los cauces que ellos crean,
lejos de la ilusión, la imaginación, el riesgo. Estos Gigantes han
conseguido que, mientras nos conformamos con ser, no nos preguntemos qué
deseamos ser. Ante eso nos rebelamos y queremos que el público nos acompañe
hasta la Scalogna, un lugar a medio camino entre lo mágico, lo real y lo
mítico”.
"Creemos más en la realidad de los fantasmas que en la de los cuerpos"
Juan
Sebastián Domínguez es el diseñador del espacio escénico y del
vestuario; Sergio Bascuñana el diseño del espacio
sonoro; Irene Martín Guillén responsable del coro vocal,
y Xavier Vila en la expresión corporal (impresionante el momento en el que parte del elenco se convierte en muñecos....simplemente sin palabras).
En
cuanto al amplio elenco está formado por Teresa Alonso, Juan Carlos Arráez,
Samuel Blanco, Moisés Chic, David Ortega, José Gonçalo Pais, Javi Rodenas,
Natalia Rodríguez y Paula Susavila. Espectacular
el trabajo de todos ellos, una actuación muy coral.
"Los sueños viven fuera de nosotros"
Destaca
José Gonçalo Pais hipnótico como Cotrone sobre el que gira la obra y magnífica
Teresa Alonso como la intensa Condesa Ilse.
Impecable
el trabajo conjunto de todo el grupo de cómicos desarraigados. A modo de anécdota,
mencionar que durante la representación hubo un incidente que obligó a
interrumpir un par de minutos la representación.
Una
representación que continuó a la perfección lo que da muestra de la enorme
profesionalidad de todos ellos.
Me atrevería a decir que se
trata de una de estas obras que han de verse más de una vez para poder
exprimirla bien y de hecho así lo haré. Pura magia.
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Teatro: Teatro Fernán Gómez. Sala Jardiel
Poncela
Dirección: Plaza de Colón, 4.
Fechas: Del 21 de enero al 23 de
febrero.
De martes a sábado a las
20:30 horas.
Domingo a las 19:30
horas
Entrada general: 18 €
Martes y miércoles: 14€ (día del espectador)
Tarifa reducida: 15€ (Todos los días): Carné joven. Programa del espectáculo.
Ficha
artística
Autor: Luigi Pirandello.
Dirección de escena: César Barló.
Intérpretes: Teresa Alonso, Juan
Carlos Arráez, Samuel Blanco, Moisés Chic, David Ortega, José Gonçalo Pais,
Javi Rodenas, Natalia Rodríguez, Paula Susavila.
Espacio escénico y vestuario: Juan Sebastián
Domínguez.
Ayte. Vestuario: Juanje Rubio.
Diseño iluminación: César Barló.
Diseño Espacio sonoro: Sergio Bascuñana.
Asesora coro vocal: Irene Martín Guillén.
Asesor movimiento: Xavier Vila.
Fotografía: Bruno Rascão.
Jefa Técnica AlmaViva Teatro: Karmen Abarca.
Diseño Gráfico: José Gonçalo País.
Comunicación y prensa: Elena López.
Dramaturgia: Creación Colectiva.
Producción: AlmaViva Teatro.