El Teatro del Barrio acoge los domingos de febrero, en sesión vermut, la esperada vuelta del triángulo formado por Clara Sanchís, Mario Gas y Juan José Millás después de su paso por el Infanta Isabel y el Quique San Francisco.
Cuando la delgada línea entre la realidad y la imaginación, entre la ficción y la objetividad, y la locura y la cordura se cruza, en boca de Clara Sanchís y palabras de Millás, queda un soliloquio de lo más ingenioso e irreverente, dónde la rotura de la cuarta pared es, precisamente, lo que al espectador le hará que le explote la cabeza.
Porque en tiempos del algoritmo y pantallas planas, lo que
Millás plantea con esta interacción directa con el público, es despertarnos de
ese letargo en el que estamos sumidos. Quien domina la palabra, domina la
realidad, dice Clara Sanchís alzando una pistola de juguete. Pero como siempre,
en su constante baile entre lo que es real y lo que es ficción, Millás propone
que la imaginación nos domine también, que nos dejemos llevar por ella. A ver
si vamos a estar todos demasiado encorsetados y estamos perdiendo la capacidad
del extravío y de la improvisación.
Clara Sanchís está de lo más audaz en un texto ágil,
divertido y, sobre todo, bastante Millás. ¿Se puede ser bastante Millás? – Se
puede-.
Cuando no sepas si lo que te está contando es verdad o es
mentira, es que es bastante Millás. Cuando todo te parezca inverosímil pero
cierto, es que es bastante Millás. Cuando haya un punto de humanismo en el
horror, una luz al final del túnel, un clavo ardiendo al que agarrarse en la
barbarie, es que es bastante Millás.
Cuando en un mundo donde Twitter menoscaba la capacidad de
atención del usuario, Clara Sanchis se aprende un monologo de 80 minutos, sin
interlocutores, sin réplica, un mano a mano sin más atrezo que un arma y una
bolsa de la compra. Rápida, locuaz, e irreverente, tiene para todos: el rey
emérito, el racismo, Gaza… A través de la sátira y de la provocación apelando al
espectador, Clara Sanchis nos secuestrará para sumergirnos en el universo
Millás.
En el torbellino de emociones y reflexiones del discurso, a
menudo se entrelazan alusiones directas a la obra de Millás, y a su idea de
periodismo. Todo muy meta. Todo muy autoficcionado. Todo bastante metamillás.
Cuando creías que los domingos eran de Rastro y cocido,
llegan los miércoles que parecen jueves.
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