Con
ocasión de la representación en la Sala principal del Teatro Español de "Viaje hasta el límite" de Luis Martín-Santos,
el Salón de los balcones del propio teatro nos presenta el último cuento que
escribió el propio autor.
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Aunque
ya lo comenté con motivo de la primera obra que se presentó en este escenario
(El diván del Tamarit), lo vuelvo a repetir, me parece todo un acierto la
utilización del Salón de Balcones para representar pequeñas obras que son algo
menos conocidas de sus autores.
El título de la obra que se representa actualmente es Condenada belleza del mundo. Hay que reconocer que ya sólo el título anima y mucho a acercarse al Teatro Español.
El
nombre de la obra tiene su origen en una carta que el autor de la misma – Luis
Martín-Santos- remitió a Antón Eceiza, director de la película El próximo
otoño, durante el rodaje de la misma. Elías Querejeta la produjo y Víctor Erice
fue coguionista y ayudante de dirección.
En dicha carta Martín-Santos meditaba con enorme delicadeza sobre la belleza, su carácter efímero y la dificultad de mostrarla en una película.
La obra
está ambientada en el pueblo granadino de Almuñécar, durante el verano de 1963
y nos cuenta la historia de un joven y humilde trabajador del pueblo que conoce
durante el rodaje al que sería su primer amor, una joven francesa.
Nos
encontramos en la España de los años sesenta previa al auge del turismo y para
el joven, la posibilidad de que esa chica sofisticada, segura, independiente y
sobre todo francesa se fije en él, es poco menos que un milagro.
La
historia de amor se entremezcla con los enormes problemas y conflictos que
surgen durante el rodaje entre el equipo, ante las discrepancias a la hora de
reflejar la belleza y serenidad de ese paraíso que era el pueblo en esa época.
Cuando accedemos al salón de los balcones nos encontramos a Luis y Miguel saludando e interactuando con el público y haciendo pruebas con la cámara y realizando las últimas anotaciones al guión con una máquina de escribir.
Maravillosa
la forma en que recrean como debió ser el rodaje, no sólo por los conflictos
que hemos mencionado sino por la escasez y lo rudimentario del material con que
se tenía que trabajar.
Con la ayuda de innumerables objetos que nos recuerdan a Xavier Bobés asistimos a la original manera en que nos van contando las mil y una vicisitudes del rodaje, la inseguridad de los actores principales, la dificultad para conseguir grabar la belleza del entorno, un entorno virgen y salvaje que se resiste a ser domado…..
Quizás como homenaje a lo que debió ser el trabajo en aquel verano de 1963, muy eficaz el trabajo del pequeño equipo técnico de Condenada belleza del mundo. Gabriel Piñero, es el encargado de la iluminación y Paola de Diego de la asesoría de la plástica escénica.
Junto a ellos Luis Sorolla y Miguel Valentín son los responsables de la dirección, adaptación e interpretación y el resultado es una obra muy original y divertida que nos acerca a lo que debían ser los rodajes en la España de la época.
Finalizo con un extracto de la carta que Luis Martín-Santos envió a Antón Eceiza, “Al llegar después de los dos mil kilómetros, al punto en que se entra en contacto con ella me vino a la mente una frase reiterativa: Condenada belleza del mundo, Condenada belleza del mundo, Condenada belleza del mundo… La condenada belleza del mundo tal vez te parezca excesivamente poco consciente. No sirve de materia prima para nada. Hay que tomarla como lo que es y no aspirar a combinarla con nada. No es materia de elaboración intelectual. Al menos eso me parece hoy por la mañana después del paso fugaz de la matinal. La materia literaria o cinematográfica sigue estando dada por esos curiosos existentes reptantes que se agitan sobre el mundo y lo dominan, ya que no su belleza. ¿Cómo dominar la belleza?”.
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Teatro: Teatro Español. Salón de los balcones Andrea D´Odorico.
Dirección: Plaza de Santa Ana. Calle Príncipe 25.
Fechas: Del 15 al 25 de Mayo. De Martes a Domingos a las 18:30.
Duración: 45 minutos.
Entradas: Desde 10€ en Teatro Español.
Ficha artística y técnica.
Autor: Luis
Martín-Santos.
Dirección, adaptación e interpretación: Luis Sorolla y Miguel Valentín.
Diseño de iluminación: Gabriel Piñero.
Asesoría de plástica escénica: Paola de Diego.
Una producción de Esto Podría Ser.