La vida nos engulle en determinados momentos, nos empuja a lugares inhóspitos en los que todo parece apagarse. Ante esta dura perspectiva tenemos dos opciones, rendirnos o pelear contra todo, creando nuestra propia realidad en la que todo está bien, en la que la luz supera a las sombras, y así conseguiremos poder bailar en la oscuridad de la vida.
"Bailar en la oscuridad" es una de las películas más bellas de los últimos tiempos, y en realidad es mucho más que eso. Es un poema, es cine revolucionario, que a diferencia de otras películas por consenso divino, jamás ha despertado consentimientos ni pactos de ninguna clase. Muy al contrario, se trata de un canto a la muerte capaz de alimentar desprecio, rechazo o desdén con tanta energía como convoca la vehemencia.
El maravilloso texto de Lars Von Trier y Patrick Ellsworth (autor también de las letras) ha sido adaptado por Fernando Soto. Esta coproducción de SEDA, Teatro Fernán-Gómez, Fernando Soto y FCLT Productions nos presenta uno de los proyectos más ambiciosos de los últimos años, al hacer frente a una película tan icónica. Como suele ocurrir con este tipo de adaptaciones, lo mejor es dejar todas las imágenes en la puerta del teatro, para disfrutar del montaje como algo original, evitando las odiosas comparaciones.
Fernando Soto se pone también al frente de este montaje, ejerciendo de director (con Alexandru Stanciu como ayudante). En esta doble faceta de autor y director destacan sus montajes "Mejorcito de lo mío" y "Al final todos nos encontramos". Además ha sido director de algunos de los montajes más notables de los últimos tiempos, como "El minuto del payaso", "Constelaciones", "Las Cervantas" o "La estupidez". Con "Trainspotting" inauguró su periplo de versiones de grandes iconos cinematográficos.
Para el autor, estamos ante un complejo proyecto. "La intención en la puesta en escena es centrarse en esos dos mundos por los que transita la protagonista. Un mundo que es la vida, la que toca vivir, la que sigue su curso y parece que la cara que muestra es de fatalidad, de sino trágico. Y, por otra parte, está huida a otro mundo, a un mundo donde los sonidos de la vida se transforman en música, donde podemos ser protagonistas de nuestro propio musical y que parece ser nuestra única salida espiritual.
La lucha entre estos dos mundos, el soñar utópicamente en que algo más bello es posible, el intentar que asome la poesía entre tanto dolor, buscar la belleza en la tragedia y viceversa es el camino a seguir en esta versión teatral de un material tan complejo como hermoso. Al igual que nuestra protagonista Selma, aunque sepamos que este mundo que está en marcha es difícil cambiarlo y que cuando despertemos del sueño es muy probable que todo siga su curso, tenemos la necesidad y me atrevo a decir la obligación como seres humanos de crear otros mundos en el escenario, otros mundos donde el teatro, la danza, donde las canciones y la música nos permitan decir alta aquello que la sociedad de usar y tirar que hemos creado nos prohíbe. Aunque nos duela, aunque suframos... Bailemos en la oscuridad".
La historia es más o menos la que sigue: madre soltera inmigrante (Checa), se instala en Estados Unidos y se pone a trabajar en empleos de muy baja calidad para sacar adelante a su hijo descontento. Sabe perfectamente que en no demasiado tiempo va a quedarse ciega, y que la terrible enfermedad que la esclaviza es hereditaria y es muy probable que su hijo también la sufra.
Pero todo este drama, hace de este un musical algo diferente, necesario, que debía hacerse, para cantar la mentira maravillosa que eran algunos musicales, y para hacer poesía con la verdad y el dolor que es la vida.
Selma, la protagonista, madre soltera, mezcla los sonidos del mundo con su fantasía interior, y gracias a ello el mundo se convierte en un musical como aquellos que ella tanto ama. Y puede gritar sobre todo aquello que en la sociedad no se puede expresar. Y por todo esto, este extraordinario musical es uno de los más grandes de todos los tiempos, porque por fin se funden en un todo forma y fondo, por fin se encuentra la excusa perfecta para convertir un drama social, una tragedia, en un espectáculo.
Esta gran obra se ha trasladado al teatro, un pequeño musical que muchos de los personajes son polivalentes, ya que participan de una manera múltiple. Como toda obra de esta índole, el trabajo colectivo resulta fundamental para que todo encaje a la perfección, como en este caso, desde los números musicales a las escenas dramáticas.
Un elenco encabezado por Marta Aledo ( "Vis a Vis") en el papel de Selma, a la que acompañan Jose Luis Torrijo ("La avería", "El inspector"), Fran Calvo ("Constelaciones", "La casa del lago"), Luz Valdenebro ("Urtain", "El jurado"), Inma Nieto ("La Celestina", "El principito") y Álvaro de Juana ("Billy Elliot", "Pulgarcito"). Cinco actores llenan las tablas del teatro para encarnar a cada uno de todos los personajes que aparecen en el largometraje.
En una escenografía fija, diseñada por Javier Ruiz de Alegría y Fernando Soto, transcurre toda la obra, recreando lugares de lo más variado sin ninguna variación escénica. El espectacular diseño de iluminación del propio Javier Ruiz de Alegría acompaña a las voces y los bailes que llenan la escena en todo momento. Elementos que se convierten en parte esenciales de la escenografía, trasladándonos a diferentes escenarios sin cambiar el atrezzo. La composición musical ha sido creada por Tomás Virgós, mientas que la dirección musical corre a cargo de Verónica Ronda, que ejerce también de coach vocal, y el diseño de la coreografía de Zoe Sepúlveda. Por último, el vestuario ha sido diseñado por Paola de Diego.
Teatro: Fernán Gómez (Sala Guirau)
Dirección: Plaza de Colón 4
Fechas: De martes a sábado a las 20:00. Domingos a las 19:00. 80 min. sin intermedio.
Entradas: Entrada general 22€. Miércoles 19€. Del 1 al 31 de Marzo.
Entradas: Entrada general 22€. Miércoles 19€. Del 1 al 31 de Marzo.
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