Entre pucheros anda Dios. Noche fresca en Madrid, una tregua en
este mes de Julio acalorado. Una cuesta, la del Moyano, con ya un siglo de
historia en la venta de historias, de recuerdos, de libros usados, que van de
mano en mano. Y en la cuesta, un corral, a modo y semejanza del de Almagro. El
corral de Cervantes, en su tercera edición, maravilloso escenario que nos
traslada a nuestro siglo de oro cultural, teatral. Legado áurico para nuestro
deleite.
Y
allí, al caer la tarde, nos enfrentamos a este magnífico texto de Juan Mayorga,
que de la mano de la Compañía Nacional de Teatro de México , nos traslada a su
vez a las cocinas, a los pucheros del Monasterio de San José, primigenio de una
serie de monasterios que esta doctora de la iglesia fue extendiendo aquí y allá
con la austeridad que esta loca de la casa, como ella mismo se denominaba, fue
creando como tributo al Dios que se le aparecía.
Y
con un gong comienza el juego. Lo que van a ver es un debate, un coloquio
intelectual, místico sobre el bien y el mal, sobre los límites y la obediencia,
sobre libertades y normas, sobre Dios y el diablo, pero sobre todo, un debate
sobre el amor. “ fue por amor por lo que me metí a monja “. Un amor
incondicional ajeno al mundanal ruido. La llegada de un inquisidor al convento
de San José pone en jaque a la santa, a la loca, a la mística, a la doctora…
figuras que encarnaba esta mente brillante que allá por el siglo XVI fue una de
las primeras feministas reconocidas o no de la historia. “No hay acierto de
mujer que no se haya puesto bajo sospecha”, desafiando al apóstol San Pablo,
que decía que las mujeres no podían enseñar.
En
esta casa rebelde, como la definió el inquisidor, mora Teresa, que entre los
fogones de su cocina, entre tatuajes, gritos y momentos de éxtasis ( estudiados
después como ataques epilépticos que tenía la santa, y que ella definía como
visiones y enseñanzas de Dios ), aderezados de momentos de erotismo encorsetado
y reprimido, nos trasladan a una visión oscura que buscaba la pureza acorde a
unas normas demasiado estáticas. Y eso a la monja no le gustaba. Prohibido
pensar, prohibido hablar. Y con la lengua en pedazos ( propio también de esos
ataques epilépticos ), prohibido imaginar.
Estas
premisas inquisitorias se enfrentan a una pasión sin límites de la santa que a
la propia iglesia no le gustaban. Calzado frente al pie descalzo que Teresa
desnudó para acercarse a su amor. A Dios. “ Solo busco agradar a Dios “, entre
miedos y dudas. Entre luces y sombras. Entre pucheros. Con un magnífico
escenario, a semejanza del corral almagreño, una adecuada iluminación que nos
traslada a distintos escenarios dentro de la cocina , una original propuesta y
apuesta de sonido en directo con una batería de elementos de percusión en la
que podríamos nombrar como la recocina, de la mano de Edwin Tovar, Mariana
Giménez y Rodrigo Vázquez nos ofrecen almas desnudas en un ejercicio de verdad,
de concentración y de adentramiento en el espíritu humano .
Un
gran trabajo actoral con una gran dirección que nos ofrece diferentes registros
y una evolución de los personajes donde los reproches, los ataques que en un
principio imperan pasan a una conversación reflexiva, con matices , miradas,
silencios , tensiones y posturas. Nos hacen comprender tantas cosas todo este lenguaje
no verbal, trabajado con una gran meticulosidad en el detalle, entre puchero y
puchero. Un duelo interpretativo que el espectador agradece, admira y le hace
reflexionar en esas dualidades que todos poseemos, en nuestros dioses y
diablos, en el poder de lo que decimos y lo que callamos.
“Una noche de verano donde la lengua está en pedazos y es solo el
amor el que habla. Pero nadie quiere hablar de ello, es mejor no decir más” ¿ Y
qué mejor lugar que la cocina? Vengan a comprobarlo.
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Teatro: Fiesta Corral de Cervantes.
Dirección: Calle Claudio Moyano
Fechas: 24 de julio al 22 de septiembre.
Entradas: Desde 6€ en Fiesta Corral de Cervantes.
PROGRAMACIÓN FIESTA CORRAL DE CERVANTES
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