Si hay una palabra que puede definir a Esperando a Godot esa es atemporal. Su autor, el irlandés Samuel Becket – compatriota, gran amigo y traductor de otro grande del siglo XX James Joyce – desarrolló la mayor parte de su carrera en París (no le gustaba vivir en Irlanda, “fundamentalmente por la teocracia, la censura de libros, ese tipo de cosas”).
Escrita a finales de los años cuarenta y estrenada en 1953, como decía la obra es atemporal por que podía haber sido escrita en cualquier tiempo pasado o futuro y por ello su historia bien podría haber pasado antes o estar pendiente de suceder. Una obra atemporal que permanece tan vigente como el día que se publicó, hace más de medio siglo.
Esperando a
Godot (subtitulada como Tragicomedia en dos actos) se encuadra dentro de
lo que se conoce como teatro del absurdo, una obra que aparentemente no habla de nada y
cuyos diálogos a veces son tan simples que parece que carezcan de sentido.
Nos explica el sinsentido de la condición humana, el racionalismo no nos sirve
de ayuda y por ello debemos dejarlo de lado. Este teatro inspirado en el
existencialismo se construye a partir del las características propias de éste,
el pesimismo, la angustia, la desesperanza...
La lógica
propia del lenguaje racional desaparece. Ante situaciones trágicas y dramáticas
se recurre a la ironía y al sarcasmo, a los juegos de palabras, nihilismo en
estado puro.
La obra
tampoco responde a los planteamientos clásicos de inicio, desarrollo y
desenlace, más bien toda élla es un desarrollo.
Esperando a
Godot se desarrolla a lo lardo de dos días, más bien dos atardeceres. En un
lugar indefinido, junto a las vías de un tren (sin principio, ni final, sin
origen ni destino), junto a un árbol. Nos narra la "espera"
de dos vagabundos, Didi y Gogo. Mientras esperan matan el tiempo, charlando,
recordando cosas, o simplemente bromeando. A veces se desesperan, pero otras se
consuelan. Transmiten la sensación de que no soportan estar juntos y la vez no
pudieran vivir el uno sin el otro.
Mientras
esperan, aparece otra pareja, aun si cabe más extraña que éllos, Pozzo un amo
tan cruel como indefenso y Lucky su criado, que se paran un rato a hablar con
ellos.
Como decía
la obra se desarrolla a lo largo de dos días y viene a ser una obra circular o
en bucle como si se hubiera vuelto a escribir la primera mitad una segunda vez,
pero nada más lejos. El texto con frases repetidas e inolvidables coletillas
muestra dos lados de una misma cara. La esperanza de la llegada de Godot en la
primera noche y la resignación -en su segunda noche - de que nunca llegará pero
no desgraciadamente no tienen otra cosa que hacer en su vida que esperarle. Los
protagonistas se mueven entre la esperanza y el desengaño de saber que Godot
nunca llegará.
En cuanto a
las teorías sobre el "mensaje" de la obra y fundamentalmente quien es
ese Godot al que esperan son numerosas; desde las religiosas que proponen que es Dios -apoyándose entre otras
cosas en el título de la obra y el juego de palabras "god"...Godot
(aunque la obra se escribió en francés) y en las menciones al testamento, al Cristo en la
cruz con los ladrones; a las filosóficas sobre la crítica a la sociedad que en
cada momento nos ha tocado vivir (de nuevo ahí lo atemporal) sobre la
alienación del ser humano y sobre su indefensión que les lleva incluso a
plantearse el suicidio, eso sí como en toda la obra con una gran ternura y un
enorme humor.
Con
independencia de lo que nos transmita a cada uno, lo cierto es que la obra está
muy bien diseñada y ensamblada. Un texto que pese a su teórica sencillez
encierra una gran complejidad. La obra se convierte es un espectáculo único y completo:
la ambientación, el decorado, la música, la iluminación, los bailes, los movimientos,
los silencios e incluso el lenguaje no verbal no pueden ser entendidos sino todos
en su conjunto. Una obra sencilla, comprensible y lógica que narra de una
manera magistral la condición humana que es muchas cosas pero para nada
absurda.
En
definitiva una mezcla perfecta y muy bien alternada de humor y melancolía, de
ternura y dolor, de fuerza y fragilidad. Con unos personajes tan vulnerables y
desamparados y tan llenos de bondad y humanidad a la vez, que nos demuestran
una vez más que en las peores situaciones el ser humano es capaz de ponerse en
pie y continuar adelante.
Jesús
Cimarro, el productor de la función ha señalado que, "con Esperando a
Godot, Pentación hace gala de nuevo de su apuesta por el teatro contemporáneo
de texto de autores de los siglos XX y XXI. El teatro del absurdo, tras el
éxito de La cantante calva de la pasada temporada, es un campo en el que nos
movemos con comodidad y solvencia, apostando por acercarle al espectador estas
historias que nos hacen reflexionar sobre la grandeza y la vulnerabilidad del
ser humano".
Su eterno
compañero de viaje Didi, es interpretado por Alberto Jiménez artista polifacético que al igual que Pepe Viyuela lleva
a sus espaldas una extensa carrera tanto en teatro (El ángel exterminador, El rey o Fuente Ovejuna) como en cine (Mar adentro,
El bola o La fuga).
Juan Díaz es Lucky
que ha participado en películas como El corazón del guerrero, Báilame el agua o
No debes estar aquí y en varias obras de teatro como La madre vigila tus sueños, Eso a un
hijo no se le hace o Náufragos.
Junto a ellos el gran Fernando Albizu con inolvidables papeles en
varias series de televisión y con una dilatada carrera tanto en cine (El Laberinto
del Fauno, Gordos, Año Mariano, Fuera de carta...) como en teatro (El
inspector, Luces de Bohemia, Rumores, Los productores) que interpreta a Pozzo.
Cierra el reparto Jesús Lavi, actor en La Joven Compañía y que ha
trabajado en microteatros y cuenta con experiencia audiovisual y como director.
Hay que destacar también la interesante escenografía creada por Paco Azorín, con unas enigmáticas vías del tren no conducen a ninguna parte, y que plasman perfectamente el carácter de la obra. Muy interesante la lúgubre iluminación diseñada por Pegro Yaguë, que nos mete de lleno en ese sórdido universo por el que transitan los personajes. El vestuario, creado por Ana Llena, está cuidado y muy acertado, ya que marca claramente la personalidad de cada personaje. Por último hay que hablar del espacio sonoro, diseñado por Lucas Ariel, y que nos sumerge en un mundo a mitad de camino entre los sueños y la locura, creando un ambiente que se tensa por momentos, para dar aún más empaque a la escena.
Para finalizar reproducimos las palabras de Antonio Simón, el director de la obra "Godot es hoy en día más que una obra de teatro, un clásico del siglo XX. Forma parte de la imaginación colectiva. La fuerza, el humor, la poesía, la ternura, el dolor, la risa que nos transmite esta obra, metáfora de la vulnerabilidad y el coraje del ser humano, siguen vigentes. El público merece ver representada esta maravilla. Una obra que Beckett definió cómo horriblemente cómica".
Para finalizar reproducimos las palabras de Antonio Simón, el director de la obra "Godot es hoy en día más que una obra de teatro, un clásico del siglo XX. Forma parte de la imaginación colectiva. La fuerza, el humor, la poesía, la ternura, el dolor, la risa que nos transmite esta obra, metáfora de la vulnerabilidad y el coraje del ser humano, siguen vigentes. El público merece ver representada esta maravilla. Una obra que Beckett definió cómo horriblemente cómica".
---------------------------------------------------------
Teatro: Teatro Bellas Artes
Dirección: Calle Marqués de Casa Riera 2.
Fechas: De Miércoles a Viernes a las 20:00. Sábados a las 19:00 y 22:00. Domingo a las 19:00.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.