Teatro: Señora de rojo sobre fondo gris. Teatro Bellas Artes.

"Nos bastaba mirarnos y sabernos. Nada importaban los silencios, el tedio de las primeras horas de la tarde. Estábamos juntos y era suficiente. Cuando ella se fue todavía lo vi más claro: aquellas sobremesas sin palabras, aquellas miradas sin proyecto, sin esperar grandes cosas de la vida, eran sencillamente la felicidad", escribió Miguel Delibes en esta íntima obra, dedicada a su mujer. 


Ángeles de Castro había fallecido 15 años antes por culpa de un tumor cerebral, pero hasta entonces, allá por 1991, Delibes no había tenido fuerzas para hablar de ello. Señora de rojo sobre fondo gris es el mejor tributo que hizo Delibes al amor de su vida, una delicada recreación de la esposa recién fallecida. "Me parece que hemos pasado de la juventud a la vejez no en poco tiempo sino en una noche... y de repente Ángeles ha hecho mutis y nos ha cambiado la decoración sin enterarnos”. 


Tal era su amor hacia ella que Delibes firmaba sus caricaturas con un pseudónimo MAX, con las iniciales de sus nombres. La X sería la incógnita que dotaba de misterio a su futuro. Un pintor veterano, Nicolás, está en crisis creativa desde el fallecimiento de su mujer, Alicia. Estamos en 1975. Ana, su hija mayor, está en la cárcel junto a su marido por sus actividades políticas antifranquistas. Es en esa época agónica del franquismo cuando aparecen los primeros síntomas en la enfermedad de su madre, de Alicia. 


El amor y la muerte, la felicidad y la soledad, la intimidad y el arte. El amor y el cáncer. Alicia. Y se establece casi sin querer, una odiosa comparación con otra gran obra de Delibes, “Cinco horas con Mario”, donde Carmen, mujer del fallecido Mario, desgrana pensamientos y sentimientos en su velatorio, ante él, ya fallecido, reprochando a su marido su integridad moral y falta de ambición. La incomunicación por bandera. Nada que ver con Alicia, con Ángeles. Y es que Delibes, don Miguel, adoraba a su mujer. Y que bien nos lo transmitió. 


Al igual que Sacristán, don José, que whisky en mano, jersey de cuello alto y cazadora de ante, nos traslada a esos frenéticos años de cambio de la mano del recuerdo de su mujer, de su gran amor , de su compañera de vida que de repente se fue. En aquellos años, el cáncer era tabú, era maldito. Cerca de veinticinco mil personas fallecían en España en esta época, donde la palabra cáncer representaba el miedo, la no esperanza, destrozando sueños de futuro, presente y también pasado. 


En este escenario gris, se nos presenta un escenario en gris, el estudio del pintor, de Nicolás. Desangelado, a medio hacer, caótico, como cualquier manifestación artística. Y Delibes, y Sacristán, nos hablan de ellaHacen un recorrido entrañable por su vida, cargado de amor, cargado de emoción. Alicia, “una mujer que con su sola presencia, aligeraba la pesadumbre de vivir”. 


Con una ruptura inmediata, cómplice y continua de la cuarta pared, don José nos invita a su estudio, nos invita a rememorar con él la historia de su vida, unida a la figura de su mujer, en la que era una historia de amor absoluto. Lo hace con franqueza, con verdad. Con emoción, con continuos cambios de registro, con una energía y presencia en el escenario maravillosa, flotante. Miradas que penetran, silencios que hielan, que congelan el momento. Rabia, miedo, dolor, ternura. Un tiovivo de sensaciones que se suceden en el escenario, con verdad en cada uno de ellos. Con pasión a la hora de interpretar, con conocimiento, con maestría


Este doloroso, maravilloso e intimista monólogo adaptado por José SámanoInés Camiña y el propio Sacristáncon la dirección técnica de Manuel Fuster, nos hace rememorar la vida de esa señora de rojo, con collar de perlas y elegantes guantes , que sobre fondo gris y mirada perdida, nos envuelve en su elegancia y nos atrapa. La grandeza que transmite Sacristán en el escenario nos hace sentir esa historia como propia, como nuestra, nos hace plantearnos qué pasaría si esa situación la vivieras tú en primera persona, como lo afrontaríamos, como… 


Con los recuerdos de esa casa, de ese estudio donde Nicolás esperaba a los ángeles, de esa habitación de hospital, la 206, donde la vida se escapaba por momentos. Donde solo quedaba esperar, vamos recorriendo la historia de esta familia tan atípica, y también la historia de este nuestro país en esa época previa al cambio. No es necesario extenderse más. Mejor descúbranlo. No soy objetivo. Soy devoto. Devoción por su trabajo, ya sea en cine o teatro. Admiración por toda una vida, una vida dedicada a actuar a interpretar, a hacernos sentir, a crecer, una vida por y para su gran amor. Su profesión . Una voz irrepetible, una expresión profunda, camaleónica. Un pedazo de actor, con todos mis respetos. 


 

Declaraba Sacristán que volver a Delibes es no dejar de aprender a mirar. Volver a Sacristán, don José es volver a sentir el teatro. Porque él es teatro. Vengan a mirar, vengan a admirar. Vengan al Bellas Artes. Vengan al teatro. Vivan la cultura. Seguro y segura.

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Teatro: Teatro Bellas Artes
Dirección: Calle del Marqués de Casa Riera 2.
Fechas: Del 5 de Mayo al 27 de Junio. De Martes a Viernes a las 20:00, Sábado y Domingo a las 19:00.
Entradas: Desde 15€ en TeatroBellasArtes.


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