Quiero comenzar esta crítica hablando de lo original de la propuesta que pudimos ver el pasado Martes en el Corral de Cervantes. Pero no puedo evitar comentar la poca educación de las personas que no paraban de vociferar mientras comenzaba la función en la zona de terraza. La educación y el respeto por el trabajo de los actores (los cuales hay que decir que intentaron no venirse abajo pese al poco silencio reinante), parece incomprensible que haya personas que no se puedan estar calladas un cuarto de hora (o simplemente hablar bajo) en un lugar concebido para el teatro.
Dicho esto, esta primera parte de la obra es ingeniosa, mordaz, divertida, pero parecía evidente que necesitaban haber llevado micros, ya que el espacio no es el adecuado para que la voz llegue con nitidez a los espectadores. Tras este comienzo "accidentado", nos adentramos en el Corral para retomar la historia, ansiosos por conocer más de estos estrafalarios personajes.
Esta producción de Teatro a Canone, Festival Millenium Sancti Genesii y Comune di Castagneto Po, nos traslada de lleno al mundo del teatro clásico en su forma más tradicional, con la esencia más pura del teatro italiano. Esta compañía italiana vertebra su trabajo "a través de una dialéctica continua entre la investigación y el entretenimiento". Teatro a Canone está dirigido por Luca Vanella y "el trabajo diario consiste en la formación según los principios de la Antropología Teatral, el estudio de las danzas clásicas de la India, la exploración de la propia vocalidad y el trabajo de las acciones físicas en relación con la música, Al mismo tiempo, la creación de espectáculos lleva al grupo a enfrentarse a técnicas de composición escénica".
"Entre el trabajo de pedagogía interna y la realizaación de espectáculos hay un conjunto de actividades en los territorios pensados como espacio geográfico con el que el Teatro a Canone, a través de la dimensión del laboratorio, teje nuevas relaciones culturales, pero también como territorios sociales en cuyo malestar se convierte en el lugar privilegiado para crear nuevas dramaturgias". Desde sus comienzos en 2011 han realizado montajes con diversas estructuras y temáticas. Desde su debut con "Orazio- vite nude" hasta la obra que nos ocupa hoy, han realizado "La Pioggia dura- estudio para una tempestad" (basado en "La Tempestad" de Shakespeare), "Il Clan delle Scatrici" o "Greta, la muñeca y el abedul".
La idea original de Pippo Rampulla es una tragicomedia que nos cuenta la historia de la vida y el martirio al que fue sometido San Ginés, santo patrón de los actores. La adaptación dramatúrgica de la obra corre a cargo de Luca Vonella y Chiara Crupi. La obra original de Lope de Vega fue escrita durante su estancia en la Congregación de Esclavos del Santísimo Sacramento de Madrid, en un retiro espiritual que le llevó a su publicación en el año 1620. El texto lo tiene todo, desde la comedia más alocada a los pasajes más espirituales, teniendo como telón de fondo la religión y la bravuconería de San Ginés, que cae en su propia trampa al mofarse de los cristianos para acabar rendido perdidamente a la fe.
El director Luca Vonella comenta sobre la obra que "este espectáculo tiene dos almas. Por un lado está el goliardico y mendigo de un grupo de mujeres y hombres enmascarados, con vistosos sombreros y grandes túnicas de colores y, por otro, el puro como la túnica blanca de un recién bautizado. El cuerpo de Ginés transmuta de un estado a otro, solo para morir, es decir, para convertirse en un icono legendario". Como ya comentamos al comienzo de esta reseña la primera parte del espectáculo se desarrolla fuera de lo que será el propio espacio escénico de la obra. El director cuenta que en la concepción original del montaje "los actores de la compañía de Ginés llegaron desde la esquina de la plaza, cantando una canción provenzal. Declaman versos y chillidos, dan volteretas y se patean la espalda. Al disponer las herramientas y barrer el escenario, se narra el sangriento ascenso al trono de Diocleciano. Luego, se lleva a los espectadores al interior de la iglesia (en nuestro caso del Corral). Ginés practica y dirige a los actores pero le llama la atención la voz de un ángel que lo llama en nombre de Dios".
Tras este preludio o introducción a la obra, nos adentramos en el Corral y pasamos a ser los espectadores del montaje de la obra de la compañía, teatro dentro del teatro. "Las pruebas continúan y la voz se convierte en una aparición celestial: un Tableaux Vivant que recuerda La Depresión de Cristo de Caravaggio. Entra Diocleciano, invisible como el poder, y comienza la obra. El mimo romano parece casi un atleta delirante, un saltador que se prepara para dar el gran salto a los brazos de Dios. Grita un río de salmos que lo sacan del guion, en el escenario, están sus actores que gravitan a su alrededor, primero enérgicos, paródicos y divertidos, luego sobresaltados y paralizados por el perturbador descarrilamiento del gerente. Con el temblor de quien le está pasando demasiado grande, con la dulce inconsciencia de quien fue artista errante y amaba disfrutar de la vida entre mujeres y poesía, Ginés se quita la máscara de la nariz aguileña con la que se burlaba de medio mundo, y de repente revela a Christian en la cara del Emperador. La decapitación acaba pronto y lo que es más, ocurre en el escenario, durante el espectáculo".
La parte final de la obra es un canto al oficio del actor. "Los actores privados de su manager, se abrazan y emprenden un nuevo viaje, buscando un lugar para continuar, para hacer teatro. Y salen por la gran puerta de madera de la Iglesia cantando una canción con tono melancólico y orgulloso. Una canción provenzal. Actores, extras y ayudantes de escena para la composición del Tableaux Vivant, como en la antigua tradición, se pueden encontrar en el lugar a raíz de una convocatoria pública promovida por los organizadores, a la que seguirá una reunión de organización y dos días de ensayos". Un teatro que busca "la participación de la ciudadanía, en lo que pretende que sea una experiencia de teatro popular".
La obra nos habla del actor y comediante Ginés (interpretado por Luca Vonella), en una historia que transita entre la realidad y la ficción, o más bien con dos ficciones dentro de la misma historia. Ginés fue decapitado bajo el mandato de Diocleciano, pasando de inmediato a convertirse en mártir. La razón por la que fue condenado a muerte no fue otra que la de representar la farsa del rito bautismal de los cristianos, que por aquellos años estaban perseguidos. Durante la representación ante el emperador, ocurre un hecho insólito. Ginés sufre una crisis mística y en medio de su interpretación se convierte al cristianismo, comenzando a decir oraciones a Jesús.
La función deambula entre la realidad de la compañía que interpreta la obra y la propia obra que van a hacer, llegando a solaparse ambas. Todo el montaje se mueve en un limbo en el que todo parece real y a la vez se promueve que es ficción. Un interesante juego en el que quedamos atrapados desde el primer momento. Los actores de la compañía de Ginés fueron arrestados, interrogados y puestos en libertad, mientras el cómico fue condenado a muerte. La compañía fue condenada al exilio, en una escena final muy impactante.
El elenco lo encabeza, como ya hemos dicho, Luca Vonella en el papel de Ginés. Junto a él tenemos a Anna Fantozzi interpretando a Octavio y a uno de los miembros de la compañía. Anna destaca por encima del resto del elenco por su plasticidad de movimientos, por su presencia y por la fuerza de su interpretación. Junto a ellos, Ilaria Fantozzi interpreta a Celia, Francesca Vignali a Marcela y Lucio Barbati a Fabricio, los otros miembros de la compañía de Ginés. El resto del elenco, en papeles menores, está compuesto por Valentina Antonaros como el Ángel, Gianmarco Bisesti como Salustio, Francesco Maria Punzo como el soldado.
El montaje es un complejo juego de escenarios, o mejor dicho se desarrolla en distintos lugares del espacio escénico. Muy interesantes los elementos escenográficos, diseñados por el propio Luca Vonella, que crean los distintos ambientes por los que discurre la historia. La iluminación, muy cuidada en este caso pese a las dificultades que presenta el Corral, corre a cargo de Alessia Massai y Luca Vonell. Por ultimo, y quizás lo más importante en la parte técnica, el fabuloso vestuario es obra de Anna Fantozzi. Todo ello viene acompañado de la música creada por Luca Vonella.
En definitiva, estamos ante una obra muy original en su formato, que nos mantiene en vilo en todo momento. Es una pena que los actores saltaran del italiano al castellano, por lo que la función perdía fuerza por momentos. De todos modos es un espectáculo con una belleza visual abrumadora, con momentos de un ingenio muy impactante. El ritmo que marca la compañía de Ginés nos lleva en volandas por la historia, para aterrizar en el prodigioso final. VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Teatro: Corral de Cervantes
Dirección: Parque Madrid Río, Palacio de Cristal, frente al Paseo de la Chopera.
Fechas: Del 10 al 14 de Agosto. De Martes a Sábado a las 21:00.
Entradas: Desde 11€ en corralcervantes.
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