A menudo familia, no es sinónimo de hogar. Otras veces, en los amigos es donde se encuentra la verdadera familia y es que quizás lo que habría, es que buscar una palabra nueva. Que a tener unos hermanos y un padre a los que ya no conoces y a los que solo ves en Navidad, se nombrase con otro término, por ejemplo, Stracciatella.
José Vergara presenta un texto donde el drama y la
comedia son una constante. Los recuerdos con una pátina de añoranza, la
realidad de la que todos se quejan pero ninguno se esfuerza por cambiar.
Rencores, silencios, palabras que no se dirán, palabras contadas y que pronto
se olvidarán. Egoismo en estado puro, la incapacidad de mirar al otro.
Generaciones educadas a golpe de silencio. Cada uno viviendo su realidad, y la
realidad común, por separado, “no
grites”, “no llores”, no muestres tus emociones y así parecerá que en esta
casa nunca sucede nada.
En casa era en el último lugar en el que alguien te preguntase, ¿Qué tal estás? Y así, pasa el tiempo y la culpa de tus inseguridades, tus miedos, viene a tenerla. La familia. Al encontrarte con ellos, solo queda desahogar años de rabia contenida. En realidad puede que, nadie necesite esa reunión.
Si bien, Vergara ha decidido reunirlos a todos acompañándose de un elenco en el que cuatro hermanos tendrán que mirarse a los ojos después de mucho tiempo y mirar a su padre, incapaz ya de reconocer errores.
Se lo contamos:
María vive sola en un modesto estudio abuhardillado. Verdaderamente, lo utiliza sólo para dormir… Y salta a la vista: el caos y el desorden se han apoderado de la estancia. Tal vez un poco de tiempo libre cambiaría las cosas, pero no es posible cuando se acumulan las responsabilidades: un trabajo por la mañana, otro por la tarde y la preocupación de su padre enfermo que, desde hace un tiempo, es atendido en una residencia. Una serie de inesperados sucesos conducirán a María a tomar la pronta y delicada decisión de reunir en Nochebuena a sus hermanos pequeños que, escurridizos, no volvieron a apostar por la familia desde que se fueron de casa.
Stracciatella es una deliciosa mezcla de drama íntimo con elementos de comedia sobre el destino propio y los lazos familiares. Tan emocionante como tierna.
Verónica Gregory se pondrá en la piel de Maria, toda la vida se ha preocupado por todos, mas que de ella misma, no tiene grandes aspiraciones y destila la dulzura de aquellas que no tienen nada que perder y se alimentan de recuerdos o más bien de la construcción de una existencia que nunca fue real. Gregory será hilo conductor, nexo de una familia, en la que todos dan excusas y piden explicaciones. Sentiremos con ella el peso de una responsabilidad que a todas luces no la pertenece, de la mano de Conchita interpretada por Clara Gillman comenzará una noche, entre un móvil que no para de sonar, los compromisos ineludibles de Conchita y un pavo en el horno con destino incierto. Gillman dota al personaje de continente sin contenido, haciéndonos llegar una vida vacía, un aura de tristeza entre las conversaciones y los juicios a su hermana sin nada material.
José Vergara o más bien Andrés a regañadientes y para echar en cara todo lo que lleva consigo ha llegado a la cena con aires de triunfador y traje de auxiliar de banca, ese hálito de perdonavidas, por encima de su “hermanita”, una moral y valores por encima del resto, un cariz paternalista, cuando en realidad tampoco estuvo nunca, no se ayudaron entre ellos porque tampoco supieron como salvarse a ellos mismos. Andrés hay algo por lo que no pasará en esta noche convulsa y se negará en rotundo, encontrarse con su padre.
¡El pavo sigue en el horno! el destino del ave imagínense ya cual puede ser. Mientras tanto, entra Maite interpretada por Sara Sabater, ella ha triunfado, ha escrito un libro y parece estar teniendo éxito. María siempre alabando al resto a cada uno que va entrando en casa, un baúl antiguo, un recuerdo. Nadie se fija en Maria, demasiado preocupados por ellos mismos, mirar de verdad a Maria sería enfrentarse al nexo, al significado de familia, a los propios errores cometidos.
Hasta que sucede algo en escena que dará un giro a la obra, cambia el hilo conductor y cambia el foco. Lo mas tangible, ahora sí, se vuelve invisible. Llega Javier Martínez, el padre junto a Elena su cuidadora interpretada por Alba Carrillo. De un modo inteligente, la unión de dos personajes contrapunto entre la risa y el nudo en la garganta, la fragilidad y la máxima energía.
Con su presencia, lo presente ya no tiene sentido, pero el pasado tampoco. Únicamente les une una suerte de magia, de sueños e historias que les llevaban a otros lugares. Un lugar este sí, que era común para todos ellos, donde no existía el dolor. A partir de este punto, parecen sentirse parte de algo, comienza la construcción del hoy y el ahora. La construcción de un universo común pero real, no infantilizado, desde la verdad, con las alegrías y las penas que la vida conlleva, sabiendo que alguien siempre estará ahí, que la casa de María, de Maite, de Conchita siempre será un lugar al que volver.
José Vergara y Clara Gillman en el trabajo de escenografía y atrezzo, nos llevan de la mano a cualquier reunión familiar. Cada miembro completamente diferente al anterior, en una casa que podría ser cualquier piso en el centro de una gran ciudad, con el orden del que nunca tiene tiempo o interés por arreglarlo. Elementos y detalles, llenos de simbolismo en el pequeño apartamento. Mesa que será un barco, silla que será timón, una construcción entre la realidad y un universo onírico que facilitará el trabajo de iluminación, llegará al máximo nivel con la coreografía y composición musical trabajo de Pablo Guarino y José Vergara, interpretado por Julio de la Vega.
Que pasó con el pavo, si Andrés decidió quedarse, si se volverán a reunir las próximas Navidades o se verán mas a menudo, les invitamos como siempre que vayan a descubrirlo. Una comedia en la que reirán. Ciertamente gris, también. Como la vida, como las relaciones. Es Stracciatella.
Stracciatella
Teatro: Sala Nueve Norte
Dirección: Calle del Norte 9
Fechas: Del 12 de octubre hasta el 26 de octubre.
Horario: 20:00
Duración: 110 minutos
Precio: 12 euros (reserva anticipada), 16 euros (taquilla)
Dirección: Jose Vergara
Reparto: Javier Martínez, Verónica Gregory, Clara Gillman, Jose Vergara, Sara Sabater, Alba Carrillo
Dramaturgia: Jose Vergara
Sonido: Pablo Guarino
Coreografía: Sara Sabater
Música: Pablo Guarino y Jose Vergara
Producción musical: Pablo Guarino
Producción: Marte Dramático
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