Transparencia, ruedas de prensa, gabinetes de comunicación, los partidos políticos minuto a minuto en twitter. Señoras y señores pasen y vean porque esto es lo que hemos interiorizado como democracia. Ver, oír y callar frente a una pantalla y votar cada cuatro años, legitimando una y otra vez la misma cosa.
Formas de poder instaladas a fuego en las entrañas del sistema y una sociedad que por rutina deja hacer en un sistema representativo que poco representa a la sociedad.
Para los interesados por la política para los que no, esta es su obra, La Trapecista autómata construye este parlamento que nos interpela a todas, nos veremos reflejados, convirtiéndose el escenario en espejo social en el que mirarnos. Una reflexión divertida y a todas luces profunda sobre el papel del ciudadano en la cosa pública. Mas aún veremos las dos caras del gobernante para con el pueblo, esa otra cara que dista mucho de la pública, está en escena.
Una pieza ácida, delirante,
ecléctica, setenta minutos en los que Elena Corral despliega energía, llena el
escenario y repasa la historia de los sistemas políticos occidentales entre
anécdotas de lo mas reciente y un pasado gris muy cercano. Ella es el poder en
su máxima expresión, sin un nombre concreto, en
cualquier parte del mundo, cualquiera vale. El sistema global hace que veamos
ya pocas diferencias entre las relaciones entre la política y el ciudadano en
cualquier parte del mundo, si bien está Política se asemeja mucho a una gobernante
que tenemos bien cerca.
Un texto en el que Patricia Benedicto inspirada en El Político y El Héroe de Baltasar Gracián utiliza el humor inteligente para desgranar las formas de poder, ritmo trepidante, ágil y entendible ante un tema que muchos piensan que les es ajeno y vemos como nada mas lejos de la realidad.
Elena Corral o más bien la Política conversa con Hobbes frente a teorías de Rousseau, con Hegel, les interpela con argumentos propios, porque la Política se mira a sí misma, a sus intereses y arribismo propio, no parece existir en ella una Razón de Estado que no sea la de su propio beneficio, desvirtuando y acaparando el todo social.
La Política ha sido elegida democráticamente, como cada cuatro años, los ciudadanos han acudido a las urnas para hacer la parte que entienden les toca, votar y legitimar a un gobernante al que poco o nada conocen y que guiará sus vidas y su ciudad. Ahora la Política ensaya para el retrato oficial que será el símbolo de su mandato, aparecerá en las portadas de todos los periódicos y durante el ensayo veremos la cara mas oculta a la opinión pública, sus verdaderos planes al margen de la portada que mas tarde veremos, con ella vestida a la moda del S.XVI y de negro español.
Ella sueña con la impunidad de sus acciones, con tener el poder absoluto, solo hay un cabo suelto, para eso, necesita a la masa que se agolpa a las puertas de su casa pidiendo explicaciones sobre la guerra, sobre los muertos en la costa y un largo etcétera. La Política no cree que tenga que rendir cuentas a nadie, pero tiene que construir un relato y devolver a la masa la fe en la democracia, esto es, que la dejen hacer y deshacer a sus anchas en un sistema representativo en el que deviene, que el representante poco o nada nos representa. Porque en política no es importante ser bueno, lo importante es parecerlo. No hay por qué preocuparse, si no tiene la legitimidad, siempre quedará la legalidad.
Elementos simbólicos en escena. Laura Lorenzo la sirvienta, conoce de primera mano los pensamientos de la Política, pero ver, oir y callar porque Lorenzo nos representa a todos , a un pueblo al que sabiendo los desmanes, artificios y estrategias de la Política queda en un segundo plano, y no asiente pero tampoco niega, ni se enfrenta. Ella acaricia al cordero que será pisoteado por la Política con sus botas de football, elemento que une al país. Un gobernante sin elementos patrios viene a no ser nada. Lorenzo se convierte en apoyo y contrapunto mudo manejado por la Política.
Rojos y amarillos en escena sin resultar cargantes, ni excesivos. Visualmente podemos construir una bandera nacional en escena con los vestidos, colores , flores pero será nuestro imaginario quien la construya, simbólicas flores blancas. Absolutamente todo en esta pieza tiene un motivo, como en la propia política.
Elementos cuidados milimétricamente, nada está improvisado entre las dos actrices en escena mientras la Política, ironiza, caricaturiza, y extiende un recuerdo a la memoria histórica y se esconde curiosamente el amarillo de su vestido. Todo el escenario se vuelve rojo, rojo clavel, el profundo rojo de las rosas y por un momento desaparecen de nuestro imaginario las banderas.
Apuntaba Robert Dahl que estamos ante una poliarquía, mas que ante una democracia. Es esta una función, una divertida y muy amena clase de Ciencia Política, acercando a todo el público temas que podrían ser farragosos. Una puerta abierta al debate, a nuestro papel en la sociedad como partes de un todo.
Un trabajo muy carismático y personal por parte de Elena Corral que llena el escenario junto a Laura Lorenzo en un trabajo de teatro gestual, en un parlamento que no pierde ritmo ni en un solo segundo, donde todas las palabras tienen peso, coherencia y se basan en la teoría política académica unido a un humor inteligente y sagaz.
Interesantes cambios de vestuario, para diferentes aristas y cambios de registro de la gobernante, un espacio escénico que va de lo sobrio, pasando por lo mas íntimo a lo mas festivo. Obra también de La Trapecista autómata no puede estar mejor ejecutado.
Setenta intrépidos minutos para la puesta en escena que más he disfrutado en mucho tiempo. No seremos originales y como dicen todos los que van a verla, nos sumamos, el mandato de esta Política no puede ser que acabe en febrero, larga vida a este mandato.
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REPARTO
LA POLÍTICA – Elena Corral
SIRVIENTA – Laura Lorenzo
DRAMATURGIA
Patricia Benedicto
(Inspirada en El Político y El Héroe de Baltasar Gracián)
DIRECCIÓN
Patricia Benedicto
VESTUARIO Y ESPACIO ESCÉNICO
La trapecista autómata
DISEÑO DE LUCES
Roberto Cerdá
PRODUCCIÓN
La trapecista autómata
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