Teatro: Moria. Teatro Fernán-Gómez.

Hay espectáculos necesarios por lo que nos cuentan, pero otros traspasan esa barrera para llegarnos directamente al corazón. Este es un ejemplo de la crudeza de la emigración, de la deshumanización de los campos de refugiados, del sinsentido de una legislación que deja a millones de personas sin vida, sin hogar, sin futuro. Una obra que nos estremece, los conmueve, nos golpea con fuerza con cada escena, porque así de cruda es la realidad de estas mujeres que viven hacinadas en campos de refugiados. Tras huir de la guerra en busca de una vida mejor, solo encuentran el ostracismo, la pérdida de libertad, el horror de vivir encarceladas por el simple hecho de venir de otro lugar.



Un relato real, que vemos interpretado a la vez que sus verdaderas protagonistas nos lo cuentan en imágenes. Nos adentramos en su mundo para vivir en primera persona sus vivencias en una de las tiendas del campo de refugiados de Moria (Grecia). Ellas nos miran, vemos el horror en sus ojos, mientras notamos la lluvia fuera de la tienda. Un toque de queda les impide salir, una larga noche en la que dos mujeres muy diferentes descubrirán todo lo que tienen en común. Dos realidades, a cual más escalofriante, que nos va destrozando poco a poco. El silencio es sepulcral, nadie quiere perderse una sola palabra de lo que estas mujeres nos desvelan, incluso una vez finalizada la obra el público permanece helado, intentando digerir todo lo que acabamos de vivir.


Unahoramenos Producciones ("Los malditos", "Ana, también a nosotros nos llevará el olvido", "Clara y el abismo") nos presenta este desgarrador montaje de teatro-documento en la línea creativa de sus anteriores proyectos, basados en la crítica social. Se vuelven a adentrar en el drama de los refugiados (como ya hicieran con "Me llamo Suleimán"), "para denunciar la nefasta situación que se vive en los mal llamados campos de refugiados". Para la creación del texto se trasladan a la isla de Lesbos a comienzos de 2020. En palabras de su director Mario Vega, "allí pasamos una semana en ese infierno en la tierra que lleva el nombre de Moria". Acompañaron al director Nicolás Castellano (periodista de la SER especialista en migraciones forzadas), Anna Surinyach (fotoperiodista de la Revista 5W), Valentín Rodríguez (producción), en una experiencia que sentó las bases de este contundente montaje. 


La compañía se ha caracterizado desde su nacimiento en abordar temas de actualidad, sin olvidar nunca la denuncia social. Con esta nueva obra participa en proyectos educativos como Moria Conciencia o PROA+ Artes Escénicas. El espectáculo es finalista en esta edición de los Premios MAX como "Mejor labor de producción". Actualmente han puesto en marcha un proyecto junto al Teatro Pérez Galdós denominado Segunda Lectura, "para revisar, actualizar y potenciar textos clásicos con nuevas propuestas de participación directa del público en el acercamiento a los procesos". El primer montaje de esta unión se llamará "Tamora" y será "una versión libérrima de Tito Andrónico de Shakespeare".



En el texto firmado por Mario Vega, han participado Ruth Sánchez y Marta Viera, intérpretes de la obra, Luis O´Malley, Nicolás Castellano y Valentín Rodríguez. El relato se crea a partir de las entrevistas que se realizaron en aquellos días en Moria a las refugiadas Saleha Ahmadzai, Zohra Amiryar (Ambas de Afganistán) y Douaa Alhavatem (Irak). Vega reconoce que "nos centramos en mujeres porque su situación se ve agravada por el mero hecho de ser mujer". Aunque la mayor parte del texto está basado en los testimonios de las refugiadas, la obra añade "un único elemento de ficción con el que se jugó para la puesta en escena es que Saleha, Zohra y Douaa se conocieran". Lamentablemente todo lo que se cuenta en la obra es real, demoledor, doloroso, avergonzante. Porque no debemos olvidar que este tipo de campos están en Europa, en países del primer mundo que denigran a las personas hasta el punto de utilizarlas como mero ganado, encerrándolas en cárceles a las que se les llama campos, privándoles de la libertad por el simple hecho de no tener unos papeles que les permitan acceder al país. Mucho nos queda por avanzar, por eso este tipo de obras son tan necesarias.


La experiencia inmersiva que se nos propone comienza antes incluso del comienzo de la obra. Nos dan la bienvenida y nos comentan algunas de las "normas" que debemos cumplir al atravesar la entrada. Todo lo que vemos al atravesar la cortina ha sido traído de Moria. Comienzan los escalofríos. Sólo necesitamos adentrarnos en esta experiencia para ser zarandeados por un cartel que nos recuerda que, según el artículo 14 de la Declaración de los Derechos Humanos, "en caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país...". Tras el shock inicial, nos descalzamos y entramos en la tienda del campo de refugiados, en el que viviremos con las dos protagonistas momentos de esperanza y de celebración, pero sobre todo de miedo, de vergüenza, de dolor haber abandonado su país, incertidumbre por un futuro incierto. Todo esto con "la sombra de la muerte que se cierne sobre este campo de refugiados". 


Un espectáculo teatral que se convierte en una experiencia vital, un viaje a los infiernos de las vidas de estas mujeres. La dirección, a cargo de Mario Vega, es impecable. Al introducirnos en la tienda todo se magnifica, estamos dentro de la historia. Por si esto no fuese suficiente, la interpretación de las actrices se va combinando con los vídeo proyectados sobre las lonas de la tienda, en la que vemos los testimonios reales de las reales SalehaZohra y Douaa. Un montaje que nos envuelve, que nos cobija al calor del fuego con el que se cocina a fuego lento la cena. Dos mujeres fuertes que se van desmoronando ante nosotros, al desvelar su historia, al contarnos la odisea vivida hasta llegar hasta aquí. Y todo se les desmorona al ver que este lugar no es lo esperado, no ha terminado la violencia, no se vive en paz, se siguen teniendo pesadillas, se sigue viviendo con miedo.



Y todo esto nos lo transmiten Ruth Sánchez (Saray Castro la sustituyó los días 26, 27 y 28 de Abril) y Marta Viera con unas actuaciones soberbias, desgarradores, imponentes, que nos transmiten todo el miedo y la angustia que sufren las refugiadas. A ello hay que sumar las voces en off de Angels Barceló, Susana Moyano y Salim Yeraij Hanna, que participan en determinados momentos de las proyecciones. Con todo ello, los asistentes vivimos la experiencia de muy diferentes maneras. "Las dinámicas y la relación con el público son muy diferentes y el espectador tiene la posibilidad de construir su propia historia" reconoce la compañía, que consigue llevarnos a ese espacio difuso en el que pertenecemos a la historia, nos mira a los ojos y nos invita a ir más allá, a sentir lo que ellas nos cuentan, a traspasar la ficción para meternos en ella. Todo este envolvente artefacto en el que sucede la historia nos atrapa, nos hace partícipes de lo que ocurre entre las dos mujeres, mientras escuchamos con el mismo miedo que ellas lo que ocurre fuera. "Las líneas entre el intérprete y el público y entre la ficción y la vida están borrosas".



Ruth Sánchez y Marta Viera, dos mujeres valientes que se transforman en Douaa y Zohra respectivamente,  en una prodigiosa caracterización tanto física (impecable trabajo de Nauzet Afonso en la asesoría de caracterización) como vocal. Ellas son la viva imagen de las mujeres que vemos en las proyecciones, pero además transmiten todos los sentimientos que las agarrotan. Todo ello en dos pases diarios que deben dejarlas extasiadas. Porque el esfuerzo interpretativo es descomunal, y aún más a la mínima distancia en la que transcurre todo el montaje. Lo que hacen ambas es difícil de explicar con palabras. Un derroche de pasión por lo que quieren transmitir, abriéndose en canal para mostrarnos el alma de estas dos valientes mujeres. Unas interpretaciones bestiales, cargadas de verdad y de sentimiento, de fuerza y de amor.


Como ya hemos dicho, una de las decisiones más interesantes de este montaje es el diseño de la escenografía de Mario Vega. No solo por la inmersión en la tienda del campo, sino por las texturas de las telas, por el espacio previo y posterior a la representación. Todo cuidado, ejecutado con maestría, con la emoción y la sensibilidad que se debe poner en una obra de este calibre. El espacio se complementa con las proyecciones de Tony Perera, impecables en su ejecución y demoledoras en su contenido. Tony Perera también es el encargado del diseño de la iluminación, que ayuda a meternos en ese ambiente de refugio que necesita la historia. Por último hay que destacar el envolvente espacio sonoro creado por Blas Acosta, que nos hace percibir lo que ocurre dentro como cercano y nos aleja lo que pasa fuera de la tienda.


En definitiva, estamos ante una obra poderosa, íntima, cercana, que nos lleva a una experiencia mucho más allá del teatro. Y por todo lo dicho, este montaje es tan necesario, por la sinceridad y realismo con el que se trata el tema, por la verdad que destilan las interpretaciones de Ruth y Marta, por la brutalidad de los testimonios que escucharemos. No queremos decir más para no desvelar demasiadas cosas de lo que viviréis dentro de esa tienda, solo deciros que saldréis conmocionados, exhaustos, emocionados. Para esto también sirve el teatro, para concienciar, para reivindicar, para poner voz a aquellos que viven en estos oscuros lugares mal llamados campamentos de refugiados. Gracias de corazón a todo el equipo por el impecable trabajo.

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Teatro: Teatro Fernán-Gómez
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 20 de Abril al 14 de Mayo. De Martes a Sábado a las 19:30 y a las 21:00. 
Entradas: Desde 11€ en teatro-fernan-gomezPrograma de mano.

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FICHA ARTÍSTICA

Un texto de Ruth SánchezMarta Viera, Mario Vega, Luis O´Malley, Nicolás Castellano y Valentín Rodríguez.
A partir de las entrevistas a:  Saleha Ahmadzai (Afganistán), Zohra Amiryar (Afganistán) y Douaa Alhavatem (Irak).

Elenco: Ruth Sánchez Marta Viera 
Desarrollo pedagógico: Gemma Quintana 
Dramaturgia escénica: Luis O ́Malley 
Fotografía y video: Anna Surinyach 
Asesor de contenidos: Nicolás Castellano 
Dirección de producción: Valentín Rodríguez 
Dirección y espacio escénico: Mario Vega 
Dirección técnica: Ibán Negrín Tony Perera
Diseño de iluminación y proyecciones: Tony Perera
Espacio sonoro: Blas Acosta
Asesoramiento de caracterización: Nauzet Afonso
Técnicos de escena: Raquel Hernández Erick González
Foto y vídeo en escena: Aridane Díaz Gino Maccanti
Voz en off: Angels Barceló, Susana Moyano Salim Yeraij Hanna
Administración: Elena Álamo
Producción en gira: Raquel Magaldi
Prensa: María Díaz
RRSS: Raquel Hernández
Distribución en península: Masé Moreno m.moreno@unahoramenos.es


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