La sala Fernando Arrabal de las Naves del Español nos ofrece la posibilidad de disfrutar de la obra El caballero incierto. A partir de uno de los personajes de La carne - la novela de Rosa Montero- Laila Ripoll nos descubre la apasionante historia de Josefina Aznárez.
Llegamos y nos recibe la estancia de una casa, probablemente el salón. Por los muebles y la decoración parece que nos encontramos a finales del XIX, principios del XX.
Una mujer sale a escena, se dirige a nosotros como si hubiéramos ido a su casa a una especie de conferencia impartida por Luis Freeman, quien intuimos es su marido o pareja.
Ella es Josefina Aznárez y nos está hablando de Luis, un autor, escritor e intelectual de origen cubano, al que describe como “un prosista con alma de poeta”.
En un principio nos descoloca el monólogo de Josefina, sólo interrumpido por las “preguntas y comentarios” que le hace a Luis, quien al parecer se halla en la habitación contigua.
En esa primera escena Josefina nos va poniendo en antecedentes, la llegada a Santander en 1892 del señor Freeman (cuyo nombre nos indica significa hombre libre), y del revuelo que se formó entre la burguesía cántabra. Todos pugnaban por invitarle a sus casas y que estuviera en sus fiestas. Llegando incluso a ser retratado en una célebre pintura titulada “El caballero incierto”.
Unos minutos después aparece Luis Freeman en escena con una tremenda labia llena de palabras en inglés-español y con un marcado acento cubano. Vestido impecablemente, disfrutando de un puro habano, nos va contando como fue el primer encuentro con Josefina y como ha ido evolucionando su historia de amor.
A partir de ahí nos van contando la historia que hay detrás de ambos, iremos descubriendo los sueños y las inquietudes de Josefina y Luis, de Luis y Josefina.
El caballero incierto nos cuenta la sorprendente historia de Josefina, una mujer increíble, apasionante. Una persona culturalmente muy inquieta, que había leído con apenas 18 años la cuidada biblioteca de su padre. Un personaje que sin duda quedará en nuestro pensamiento.
Josefina se nos muestra como una escritora de indudable talento que crea un personaje masculino para conseguir el reconocimiento y el éxito que el hecho de ser mujer le niega.
La vida y la historia de Josefina es la de tantas y tantas mujeres que, una sociedad dominada en todos los ámbitos por los hombres, silenció y cuyo único resquicio fue el de hacerse pasar por un hombre.
Todo esto que podemos disfrutar ahora tuvo su origen en 2016 cuando Silvia de Pé leyó La carne, novela de una de sus escritoras favoritas Rosa Montero.
Silvia contaba que “Cuando leí que Josefina Aznárez era un personaje inventado por Rosa, me hizo sentir decepcionada y emocionada a partes iguales. Había que hacer algo con esa maravilla de personaje y con ese impulso le escribí un email al que ella respondió unas pocas horas después. Así empezó todo. Fue un impulso absoluto e irracional. Pero había que hacerle justicia a Josefina, había que darle voz, dignidad y un escenario. Josefina es una mujer muy inteligente, es una luchadora que busca su libertad y hace todo lo posible por conseguirla”, explica. “El camino andado ha sido largo, como los buenos guisos, y emocionante. No podía ser de otra manera. A veces, también, doloroso”.
Lo siguiente fue ponerse en contacto con la autora para solicitar permios para hacer una obra de teatro basada en el personaje. Una vez obtenido su beneplácito la encargada de la dramaturgia fue Laila Ripoll.
Laila crea un maravilloso monólogo como homenaje a todas las Josefinas del mundo. Como decía a las miles y miles de mujeres silenciadas, condenadas al ostracismo y olvidadas.
El caballero incierto es una alegato contra la histórica desigualdad sufrida por las mujeres y los distintos vericuetos que tuvieron que tomar para poder “sacar un poco la cabeza”. Una historia sobre la imaginación como mecanismo para poder dar rienda suelta a su creatividad e intentar en la medida de lo posible tener una vida un poco más libre.
La dirección corre a cargo de Alberto Castrillo-Ferrer y José Recuenco, que con su trabajo obtienen un suspense a lo largo de toda la historia que engancha y mucho. Impecable el ambiente que han conseguido crear, recreando a la perfección la época en la que se desarrolla la historia. Ayuda y mucho el sobresaliente espacio escénico obra de Anna Tusell, con un salón con muebles de época coronados por un gramófono donde suenan grabaciones de Bellini.
Destaca también la labor en la iluminación de Juan Gómez-Cornejo que ha conseguido una atmósfera de misterio muy adecuada para la trama de la obra.
Imprescindible también la aportación en el vestuario de Arantxa Ezquerro, así como de David Angulo en la composición de la música original y el espacio sonoro.
Silvia de Pé es la encargada de dar vida a Josefina y Luis. Un trabajo donde interpreta a los dos personajes de la historia, con la consiguiente exigencia tanto física como mental. A lo largo de la representación demuestra un control de los registros y una enorme versatilidad.
Su trabajo es sobresaliente, destacando sobre el resto la escena final donde nos ofrece una versión de JeKyll y Hyde simplemente espectacular.
En definitiva quizás el gran reto que tenemos como sociedad sea ir sacando del ostracismo el nombre, el trabajo desarrollado y la creación de tantas y tantas mujeres. Que se conozca poco a poco su historia, su talento.
Que tomemos conciencia de que no se puede vivir silenciando, dejando sin voz a la mitad de la población.
VOLVAMOS A LOS TEATROS. LA CULTURA ES SEGURA.
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Ficha artística
Dirección: José Recuenco y Alberto Castrillo-Ferrer.
Texto de: Laila Ripoll, basado en un personaje de la novela La carne de Rosa Montero.
Idea original: Silvia de Pé .
Reparto: Silvia de Pé.
Diseño de espacio escénico: Anna Tusell.
Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo.
Espacio sonoro y música original: David Angulo.
Diseño de vestuario: Arantxa Ezquerro.
Una producción de Teatro Español, Come y Calla y Silvia de Pé.
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