La noria invisible en Teatro Español

El Teatro Español y La Estampida nos hicieron el mejor regalo. Ayer asistimos a un ensayo de La Noria Invisible. Abrumados, emocionados, es poco.

Era como estar en las entrañas de un nuevo género que sabes que está surgiendo. El universo Troncoso y demás, sí. Pero en los libros de texto dentro de 80 años, no va a poner universo Troncoso, tendrá que ser otra palabra. Y tuvimos la mayor suerte del mundo, algo que yo deseaba con todas mis fuerzas. Dúctilmente, Jose Troncoso paró en una ocasión para dar alguna directriz. Ahora sí que sí estábamos en las entrañas de La Estampida. Ante todo y antes de comenzar, gracias por un regalo impagable.

Prepárense, cojan fuerzas, activen la máquina del recuerdo porque durante unas líneas vamos a volver a tener 15 años. Los tan temidos 15 años, esos a los que la mayoría no estaríamos dispuestos a volver ni por todo el oro del mundo.

Con 15 años, uno no sabe si va o viene, en una búsqueda inconexa y desordenada, mirando el mundo, sobreviviendo a los complejos y a la mirada de los otros. Recuerden ustedes, cuando uno aprobada era el “listo” cuando uno suspendía era “el tonto”, que estabas rellenita “la gorda” que estabas delgada “la flaca”, así “la plana”, “ la tetas”. Y que no te diera por tener alguna virtud en especial, que para que queríamos más, que pintabas bien, escribías, entonces eras “el favorito” que con 15 años valgan motes, pero ser el favorito es lo peor que te podía pasar. ¡Ay! la adolescencia.

En el instituto no te entendía nadie, un instituto lleno de nadies, porque todos estábamos igual, que “el popular”, “el malote”, vete tu a saber que revolución personal estarían viviendo por dentro. El caso es que llegabas a casa que tampoco solía ser con esa edad un lugar amable; “sube la persiana”, “baja la persiana”, “ordena el cuarto”, “haz la tarea”.

Había pocas salidas, unos se refugiaban participando en la revista del instituto, que por lo general, estaba compuesta por personas un poco mas tratables, otros en la música, todo para evadirse de una realidad que sabías que no podía perdurar en el tiempo, que no podía ser un todo constante. Porque de ser así a los 18 ya te habrías vuelto loco de remate.

Jose Troncoso nos vuelve a emocionar con un texto, tan cercano y emocionante que no tenemos como siempre nos sucede con el dramaturgo palabras para describir. Estamos seguros de que algún día se le pondrá nombre a este género.

Costumbrismo, realismo, tragicomedia, esperpento, es que todo se queda corto, no describe del todo lo que genera en el público. Henos allí en el patio de butacas llorando de drama, moqueando, mientras reíamos de risa, literalmente.  Y yo, ya no sabía si moqueaba por la risa o por el llanto.

Lo que estaba viendo en escena no es mi historia exactamente, pero podría haberlo sido, podría haber sido la historia de la compañera de la primera fila a la que no supe ver, en tanto preocupada por mí misma sentada en la fila de en medio intentando pasar desapercibida y que los 15 pasasen pronto. ¡Ay! la adolescencia.

Una historia tan cercana que nos interpela a todos, porque todos estuvimos allí algún día.

Troncoso nos hace mirar de frente a la chica de la primera fila, a la que hace años no supimos ver y ella nos mira, nos enfrenta a una realidad sin permitirnos mirar para otro lado. No se trata de culpas, se trata de hacernos comprender, de acercarnos a lo invisible, a lo que parece no existir, pero y tanto que existe.

 

Juana es una chica de 15 años, inteligente, buena, con dudas existenciales y filosóficas, vamos lo que era ser "mongola", con la capacidad de dar amor y recibirlo sin complejo. Se presenta a los concursos de escritura porque ella escribe poesía y tate que gana los concursos, porque eso, que escribe muy bien y ella lo sabe. Por eso, o por aquello ha asumido que no va a tener amigas en lo que queda de curso y vive sola su presente existencia. Le da igual, lo que digan de ella y si la llaman “la gafas” es pues por eso, porque tiene gafas. 

Ella sabe que su vida es un videoclip, que esto es como un experimento para ver como se comporta, para ir construyendo los mimbres de su futuro.  Sí, un videoclip, han leído bien, no les podemos desvelar más, ya lo descubrirán ustedes.

A mitad de curso llega una chica nueva, y ¡tate!, lo nunca visto, tan increíble que Juana no se lo podía creer, que la chica se sienta a su lado y unas coincidencias entre las dos, unas anécdotas comunes, que a Juana la dejan  alucinada. Vamos que sí o sí tienen que ser amigas. Que a la chica nueva, le costó revelar su nombre, abrirse, que es un poco macarra. Pero ya la conocerán, ella también está viviendo su propia revolución personal.

Desde la trastienda de una zapatería, nos reencontraremos con aquello que soñábamos ser de la manera mas original posible. Veremos como unos tenían muy claro lo que querían en un futuro, otros no tenían ni la menor idea. Y quizá ambas cosas fueran igualmente horribles en una etapa de búsqueda y de probar cosas diferentes y nuevas.

Belén Ponce de León es una actriz mágica, la conexión con el público es del todo especial, parece mirarnos a todos y cada uno de nosotros y decirnos ¿lo ves? ¿lo recuerdas?. Ponce de León es luz en escena, compañerismo, escucha, conciencia del movimiento, del gesto, los tonos medidos.

Una actriz con una brutal presencia escénica interpretando a una chica de 15 años y que sea capaz de llevarte donde ella quiere. Ella será Juana, con ella no hay dramas, hay sensibilidad, que la actriz editará en este videoclip junto con Olga Rodríguez, una actriz que nos hará disfrutar con sus múltiples aristas y cambios de registro, nos llevará de la mano a vivir con ella su proceso vital, haremos frente a sus miedos, y añoranzas. Rodríguez en la piel de la chica nueva, contrapunto de Juana , más enérgica, más nerviosa, harta de todo, con rabia, dispuesta a enfrentarse al que la mira para hacer daño. Es más vulnerable que Juana en realidad.  Su nombre, ella os lo dirá, tanto la costó soltarlo. Que no seré yo quien lo desvele.

La actriz compone un hermoso tándem con su compañera de reparto, coreografías, movimientos limpios entre ambas. Porque ellas no saben bailar y lo que podría ser un desastre lo convierten en una realidad bellísima, de la mano de  Luis Santamaría en el diseño de coreografías y movimiento. Y es que la chica nueva, no sabe que también forma parte de este videoclip.

Mariano Marín en el trabajo de música original, sin duda construye un relato en sí mismo. Es una historia dentro de la historia que ya se está contando. Emociones en escena a través del ritmo. Metamúsica en escena.  Un mensaje propio que engarza a la perfección con la historia de los dos personajes, pero que suma más si cabe a la historia. Los sintetizadores, lo dicen todo sobre una generación, las letras expresan la rebeldía de ambas, que juntas son mas fuertes, en un ambiente tan hostil. "¡ Vamos a mil ! Esto ya no lo para ni Dios..."

Leticia Karamazana en el diseño de iluminación, estructura a la perfección realidad y ficción, la mirada propia y la ajena. Trabajo de vestuario que al llegar pensé, lo han llevado astutamente a la caricatura, el pendiente de Olga Rodríguez, su carpeta escolar, daba fe de ello, en unos minutos pensé, no tanto. Que vaya pintas llevábamos a los 15. 

Alessio Meloni en la asesoría de escenografía. Con pocos elementos se componen múltiples realidades y ficciones, elipsis, que permiten cambios de vestuario en el lateral de escenario, de manera dulce, nada resulta brusco aquí.

Un día la música de este videoclip se va apagando y tomamos tierra en esta noria invisible y pasa el tiempo, pasan los años. Al salir del teatro, me hacía una pregunta. Ustedes ¿son hoy lo que soñaron a los 15 años?. Yo no, pero tengo un zapato negro con un lazo delante, elegante, pero cómodo, con un poquito de tacón. Por si las moscas, que nunca es tarde para seguir soñando.

Lleven clinex, ganas de reír y sorprenderse. Todo junto. Íntimamente recomendable.

  ---------------------------------------------------
 
La noria invisible
Teatro: Teatro Español
Dirección: Plaza de Santa Ana.
Fechas: Del 8 de septiembre al 9 de octubre.
Entradas: 6 € a 18 € en Teatro Español
Sala: Margarita Xirgu . 
Duración: 90 minutos

Ficha artística

Dramaturgia y dirección: José Troncoso

Con: Belén Ponce de León y Olga Rodríguez

Diseño de iluminación: Leticia L. Karamazana

Ayudante de iluminación: José Muñoz

Asesoría de escenografía: Alessio Meloni (AAPEE)

Ayudante de escenografía: Iván López-Ortega

Música original: Mariano Marín

Coreografías y movimiento: Luis Santamaría

Ayudante de dirección: José Bustos

Una producción de La Estampida y Teatro Español

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Critica, Blog de critica teatral, Critica teatral. Teatro. Reseñas. Cartelera. Programación, Crítica teatral, critica teatral Madrid, crítica teatro, crítica teatro Madrid, crítica, críticas, Madrid

Traductor