¿Cómo se atreve usted a interpelarme de esa manera? ¿Estamos dispuestos a que nos interpelen? ¿y a ser juzgados como especie? ¿alguna vez se ha planteado cómo sería su vida si fuera una vaca? ¿y un cerdo? ¿quizás un mono?
Estamos ante una experiencia dolorosa, porque todo lo que nos hace ver aquello que evitamos observar, nos molesta. La pieza nace de la obra "Elizabeth Costello" del escritor ganador del Premio Nobel de Literatura de 2010 J.M. Coetzee, y ha sido versionado por la dramaturga Lola Blasco. Esta reflexión sobre los derechos de los animales a modo de conferencia, indaga en las diferentes formas que tiene el ser humano, desde el deseo a la violencia. ¿Qué ocurre cuando una mujer, una erudita, una escritora, decide darle la espalda a la humanidad y recuperar la animalidad perdida?
Esta coproducción de SEDA y el Teatro Español es la cuarta colaboración entre la dramaturga Lola Blasco y la directora de escena Pepa Gamboa tras las exitosas "La pasión de Yerma", "En palabras de Jo... Mujercitas" y "Música y mal". Blasco y Gamboa se compenetran, les interesan los mismos temas y ambas tienen un recorrido intelectual y vital similar. Las dos dicen que se miran y saben leerse el pensamiento, y con esta química trabajan en la creación de obras singulares, "de nada que esté de moda" afirman orgullosas.
Blasco reconoce que "hay personajes que nos persiguen, nos asaltan, que los cargamos sobre los hombros y que, más allá de las novelas, dialogan con nosotros en nuestro devenir cotidiano. Eso solo sucede con los grandes personajes, a veces deleznables o ridículos, pero de una claridad meridiana". La autora dice que fue esta contundencia la que le atrajo del personaje creado por Coetzee. "Es un personaje con gran sentido de la moral, pero que a veces puede caer en la tiranía. Es un personaje que entiende lo atractiva que puede resultar la violencia, y también el mal".
El texto de Blasco es una radiografía de nosotros mismos, "un retrato de la humanidad en general de manera solapada. Habla del mal, de la sinrazón absoluta que solo nos lleva al exterminio". Por eso dice que habla de algo que va más allá que el maltrato animal, habla de las vergüenzas de los seres humanos. La autora aporta inquietudes personales a la obra, lo que le lleva a plantearse "hasta que punto los escritores contribuimos al mal. Tiendo a meterme en charcos, en historias bastante duras. ¿Hasta qué punto, si yo hablo del mal, sigo contribuyendo a que el mal se expanda?". La dramaturga reconoce que busca "dibujar personajes contradictorios. No se salvan a sí mismos como yo no me salvo a mí misma. Este personaje también se siente juzgado al final".
Para la directora Pepa Gamboa "de "La vida de los animales" me gustaría destacar lo que es obvio, la defensa de los animales". Para ella, "el ser humano contemporáneo inflige una violencia industrial sobre los animales a modo de cadena alimenticia natural en lugares donde los confinan para más tarde ser devorados. Elisabeth Costello invoca los campos de exterminio nazi como paralelismo directo, quizá para persuadir a generaciones futuras de esta producción de comida en nuestras prácticas alimentarias". Sobre la dramaturgia de Blasco, Gamboa reconoce que "me interesa mucho el concepto de pensamiento de los animales". Gamboa resalta como la dramaturga "ha trabajado con un buen poder de síntesis de la obra de Coetzee, contemplando su parte más radical al usar a Elzabeth Costello como un inquietante personaje que resuena como alter ego del Premio Nobel".
Elizabeth Costello es escritora, septuagenaria, tiene dos hijos, seis novelas, dos libros de
poemas y su mayor éxito, se lo debe a Joyce. Según ella misma ironiza, perdón,
bromea, los escritores no plagian, “hacen
homenajes”. La escritora viene a Madrid a dar una conferencia, pero avisa, no va a hablar de ninguno de sus libros, hablará solo
sobre la vida de los animales, o mejor dicho, sobre la mala vida que los humanos propinamos a los animales en multitud de ocasiones. Se pasea por el
escenario con su bastón, despejando el pelo de la cara mientras sonríe como
quien cuenta resignado una derrota.
Nos habla de
Kafka, de su “Informe para una academia”
y de cómo, mediante un ejercicio intelectual, Kafka nos presenta a Pedro el
rojo, un mono que es capturado y termina siendo lo que él mismo considera un
europeo medio. Incluso nos cuenta, divertida, que los familiares de Kafka eran
incapaces de comer en su presencia por el sentimiento de culpa.
Nos habla también
de los estudios de Köhler en Tenerife y de Sultán, cómo el hombre que lo
alimentaba a diario un día deja de hacerlo y coloca los plátanos enganchados a
un alambre colgando del techo. Le facilita, para su tarea, unas cajas, unas
varas y observa.
Y todo esto nos lo cuenta en escena la televisiva Nathalie Seseña, que reconoce que "la primera vez que leí el texto se me saltaron las lágrimas". Este punto de partida le ayudó a poner toda el alma y el cuerpo al servicio de este personaje tan complejo y de un texto tan doloroso. Seseña confiesa que "la vida te trae cosas que no esperas, algunas tan bonitas y emocionantes como este proyecto. Soy una persona muy implicada con los animales, y me parece mentira que en el momento en el que nos encontramos todavía se tenga que estar recordando que los animales tienen sentimientos. Me parece un discurso absolutamente necesario".
Pese a la crudeza del texto, la encomiable vis cómica de la actriz consigue impregnar la escena, llevando algo tan desgarrador a un terreno algo más liviano en el que podamos asimilar lo que nos dice sin desgarrarnos por la crueldad del contenido. "Las cosas más duras, si no tienen humor, no se pueden digerir de ninguna manera" reconoce la actriz sobre su personaje, una mujer que se ríe de si misma y que está de vuelta en muchos de los aspectos de los que nos habla. Seseña nos habla de que "las personas que ya tienen conciencia sobre los derechos de los animales, ya la tienen. Si con este montaje hemos conseguido abrir una brecha, plantear una reflexión, ya es un éxito".
¿Es una obra
cómoda? En absoluto. ¿Es acaso la realidad cómoda? ¿o nos anestesiamos por nuestro propio bien?, ¿Qué sucede
con aquello que decidimos ignorar? Nuevamente, ¿estamos dispuestos a
cuestionarnos?
Por momentos nos
recuerda a Rebelión en la granja, de Orwell, con su célebre frase "Todos los animales son iguales,
pero algunos son más iguales que otros”. Si los animales pudieran decidir, ¿nos
expulsarían a los humanos de su reino?
Diseño de espacio sonoro y composición musical y audiovisual: Ignacio Ysasi
Diseño de iluminación: Juanjo Llorens
Diseño de vestuario: Pier Paolo Alvaro y Roger Portal
Coreografía y movimiento escénico: Zoe Sepúlveda
Producción ejecutiva SEDA: Lope García
Jefe de producción SEDA: Pablo Villa
Ayudante de producción SEDA: Sara García
Ayudante de dirección: Hugo López
Residente ayudante de dirección: Fran Weber
Técnica de iluminación y audiovisual: Paloma Cavilla
Una producción de Teatro Español y SEDA
Agradecimientos: A los maravillosos fotógrafos Pierre Gonnord y Estela de Castro quienes, gracias a su implicación en la defensa de los derechos de los animales, han aceptado cedernos las fotografías que tomaron en diferentes refugios de animales abandonados. Agradecimiento especial a Isabel de Ocampo por su apoyo.
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