Teatro: Villa y Marte. Teatro Pavón

Una masa de estrellas nos recibe en el Pavón en la pre nochebuena tan añorada y entrañable. Perfecto escenario para el teatro, ¿no creen? Ej que Madrid, o Martid mola mazo, y desde ese Houston, tenemos un problema hasta nuestros días Madrid o Martid esta noche, nuestra ciudad sigue molando un puñao. Entremos en faena. 



Ron Lalá nos sirve en bandeja este sainete cómico-lírico de chulapos mutantes, como reza su folleto, folletín o gaceta martidiana en esta noche cálida de invierno. Un viaje espacial a Marte. Colonizar el planeta rojo. Pero atención, Marte ya está habitado y llegan a la ciudad de Martid, con su verbena castiza y tó. Y claro, el capitán terrícola bebe los vientos por Marta, alienígena chulapa de ocho ojos hechiceros, y a raíz de todo esto, la trama, el sainete, el género chico en esencia. 



El Madrid en Martid. El enredo se enreda en esta comedia chulapona ambientada en ese Martid que nos sirve para visualizar el nuestro, tan querido, tan temido, tan cruel a veces. Un martileñismo a tope en un entramado tan sencillo como eficaz. Ej que estos chicos ronlaleros son muy buenos, y todo lo que tocan lo convierten en arte, en disfrute, en comicidad, en teatro. Si bien mi recuerdo del maravilloso Juan Rana en el Abadía no eclipsa este Villa y Marte, la risa está asegurada. La carcajada a veces, y el chotis también. 


Este musical castizo nos traslada a un escenario martiano donde mediante un texto ágil, dinámico y cercano, nos hace participar en la verbena, como unos manolos o chulaponas más, martianos y martianas, que como en todas partes, buscan desahogo en esta nuestra ajetreada ciudad. “Yo también tuve un abuelo chipén”, como Doña Isidra, que nos evoca ese Madrid verbenero, esas corralas tan idílicas y tan distintas a lo que en realidad eran, un hacinamiento vertical pero con clase. 


Ron Lalá nos lleva a ese Martid, a esa realidad tan lejana pero tan cercana con la música y el humor por banderín, haciendo del género chico algo grande, divertido y entrañable. Porque este Martid mola mazo. Insisto. Este Villa y Marte también. A ratos me veía en el Alfil con Yllana, cambiando gestos por canciones, miradas por rimas ingeniosas, silencios por casticismos, risas por risas. 


El texto, el acertado texto de Álvaro Tato, un texto ingenioso que no ingenuo, como hilo conductor cargado de clichés, de expresiones chelis que a nuestro Ramoncín le harían sonrojarse, que a nuestros abuelos les harían recordar sus comienzos en esta villa y corte. Nos invita a reflexionar desde el humor sobre nuestro presente, y el futuro incierto que nos espera en esta urbe tan anónima como nuestros propios vecinos, con referencias a esas zarzuelas tan entrañables y tan escondidas, que cogen polvo en nuestra propia historia


Con la dirección del gran Yayo Cáceres, como siempre, grande. Poco más que decir. El tándem Tato - Cáceres funciona, siempre funciona. Son muy buenos, son muy martianos ambos dos, y si a eso le sumas el elenco formado por Daniel Rovalher, Juan Cañas, Miguel Magdalena, Luis Retana y Diego Morales, “pa qué queremos más“. Éxito asegurado. Vuelvo a repetir, son muy buenos, y lo saben. 


Da igual lo que hagan, da igual donde lo ambienten. Siempre nos sorprenden, siempre nos agradan. Daniel Rovalher como capitán de la nave espacial, muy humano, muy tierno, muy poco galáctico, adaptativo, adaptado. El escenario cobra con su voz una dimensión especial, espacial. Muy martiano todo. Y se enamora de la martiana Marta Martínez, interpretada por Diego Morales, formando un tándem muy divertido. Y que martiana tan salerosa, con qué garbo, con que chulería, con que donaire, cual tabacalera reivindicativa, de corte y rasga, con ocho ojos enigmáticos, teatrales, teatreros. Maravillosa interpretación. Juan Cañas es el androide Trasto, y menudo trasto está hecho. Una inteligente interpretación que dota al androide de humanidad, de sentido del humor, de deber, de pertenencia, de rigor, pero también con esa versatilidad que dota Juan a este personaje que nos enamora y divierte a la par. Miguel Magdalena, el alguacil, el bipolar, el serio, el gracioso, cual cacique con varias caras, que nos recuerdan a una de cuyo nombre no quiero acordarme. Siempre me ha parecido un toque soez innecesario. Completa el quinteto Luis Retana, el chulapo, el buscavidas, el vividor bebedor empedernido, mujeriego, machista, o martista, o marxista, vete tú a saber, con unos brazos como panes, que nos brinda el contrapunto del pillo, del buscavidas que también tiene su corazoncito. 



Miguel Magdalena además es el encargado de la dirección musical del montaje, brillante, costumbrista sainetista, disparatada. Acompañada de la iluminación de Miguel Ángel Camacho, el vestuario fantástico de Tatiana de Sarabia y la escenografía sencilla, vistosa y brillante de la propia Tatiana, “Villa y Marte”, nos embauca, nos traslada a las noches verbeneras de la Paloma, de San Cayetano, tomando unos botellines en Cascorro, en Calatrava al son de un agasijo postinero con la crema de la intelectualidad. Y así seguimos con el chotis. 



Vengan estas navidades al Pavón, a Martid, a revivir con humor estas zarzuelas galácticas que nos tocarán un poquito el corazón, y un mucho nuestro humor. Ron Lalá nunca defraudan. Siempre aciertan. Su trabajo también. Una caña, un bocata de calamares, y al Pavón. Vengan al teatro, vivan la cultura. Cada vez más segura.


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Teatro: Teatro Pavón
Dirección: Calle Embajadores 9.
Fechas: Del 23 de Diciembre al 22 de Enero. De Miércoles a Domingos a las 20:00. Funciones especiales días 26 y 27 de Diciembre y 2 y 3 de Enero, a las 20:00.
Entradas: Desde 18€ en elpavonteatro.


Ficha artística

Creación colectiva: Ron Lalá
Texto: Álvaro Tato
Director: Yayo Cáceres
Intérpretes: Daniel Rovalher, Juan Cañas, Miguel Magdalena, Luis Retana y Diego Morales
Composición y arreglos: Yayo Cáceres, Juan Cañas, Miguel Magdalena, Daniel Rovalher
Dirección musical: Miguel Magdalena
Diseño de iluminación: Miguel Á. Camacho
Ayudante de iluminación: Paloma Cavilla
Diseño de sonido: Eduardo Gandulfo
Diseño de vestuario: Tatiana de Sarabia
Ayudante de vestuario: Elena Arias

Talleres de confección: Maribel RH, Alejandro Jaén
Pintura de vestuario: Laura Cosar
Diseño de escenografía: Tatiana de Sarabia y Ron Lalá
Colaboración técnica: Ismael Garcia Vinuesa
Taller de realización: Scnik
Acabados: Elena C. Galindo, Eduardo Gandulfo
Técnico de sonido: Ismael Aguilar, Arsenio Fernández
Técnicos de luces: Francisco Galán, Guzmán Pérez
Maquinaria: Lea Béguin, Raúl Carazo
Ayudante de producción: Alma Vidal
Fotografía y audiovisuales: David Ruiz
Diseño de producción: Ron Lalá / Emilia Yagüe
Distribución: Emilia Yagüe Producciones, SLU
Una coproducción de Teatros del Canal y Ron Lalá



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