Teatro: Mañanas de Abril y Mayo. Teatro Fernán-Gómez

Llega la Primavera al Fernán-Gómez con todo el colorido de los parques floridos, y con toda la emoción de los amantes que buscan el amor con los rayos de sol que comienzan a calentar y los días que se van alargando. En esas mañanas de Abril y Mayo en las que nos encanta pasear y comenzamos a degustar el calor que aún se puede soportar, la sangre hierve y el corazón se acelera. Lo contaba el gran Calderón de la Barca y lo volveremos a degustar en esta impecable comedia de enredo, llena de amores, peleas, confusiones, y mucha diversión. Acudan a descubrir todo lo que puede pasar en esas calurosas mañanas en las que cada mirada puede significarlo todo y los amantes se buscan con tenacidad.


Deliciosa versión la que se estrenó el pasado jueves en sala Guirau del Teatro Fernán-Gómez. Todo en esta obra destila frescura, ingenio, diversión, audacia, entretenimiento. Una versión que resulta de lo más actualizada, con un ritmo vertiginoso que nos lleva en volandas por toda la historia, sin que podamos parar de reír, de sorprendernos, de disfrutar. Lo que comienza con el tono de una pieza de misterio, se destapa como una desternillante comedia de enredo, en la que todo es posible, en las intensas mañanas de Abril y Mayo. 


Esta Producción del Teatro Fernán-Gómez, en colaboración con Teatro de Malta y del Festival de Teatro Clásico de Peñíscola, es el segundo montaje que dirige Laila Ripoll (tras la memorable "Tea Rooms" que agotó localidades la pasada temporada y en su reposición en Octubre del pasado año) desde que está al frente de la programación. La expectación, como no podía ser de otra manera, era máxima y tenemos que reconocer que ha colmado todas nuestras expectativas. Una brillante producción con todos los ingredientes para convertirse en uno de los éxitos de la temporada. El ritmo, la alegría que desprende, la vitalidad que transmite, el humor y el desparpajo que destilan cada uno de los personajes, la delicada y efectiva puesta en escena, todo ello suma para conseguir una gran comedia, con divertidas canciones interpretadas en directo.




Otro de los alicientes que me llevaron a marcar esta obra en mi agenda fue que la versión del texto de Calderón de la Barca corriese a cargo de Carolina África. Tengo que reconocer mi admiración por todo lo que hace esta mujer, tanto en sus textos propios ("Verano en Diciembre", "Vientos de Levante", "Otoño en Abril", "El cuaderno de Pitágoras") como sus adaptaciones de los clásicos ("El desdén con el desdén", "Sueño de una noche de verano"). La sensibilidad con la que escribe se transmite en este texto, transformando esta comedia de enredo en una preciosa pieza coral en la que crea un ramillete de personajes divertidos y entrañables. Para la autora "adentrarse en un clásico para hacer una versión es siempre una aventura estimulante e inspiradora". El hecho de contar con un elenco "reducido" de solo ocho actores "planteaba un reto interesante que ha requerido una intervención minuciosa del original: eliminar personajes, completar vacíos argumentales y tomar decisiones dramatúrgicas que ayuden a resolver el conflicto principal sin traicionar la idea original del texto". Damos fe que lo ha conseguido, con una versión redonda en la que no sobra ni falta nada.

Carolina explica que "uno de nuestros objetivos ha sido transmitir con frescura, donaire y algún guiño contemporáneo este canto a la primavera, a la belleza de pasear por los jardines con el espíritu predispuesto al amor, a los enredos y a lidiar con los celos e inseguridades. Clarificar, buscar la teatralidad y agilizar las tramas han sido otras prioridades, pero, por encima de todo, favorecer absolutamente la comedia para que el espectador se divierta con los comportamientos, vicios, engaños, torpezas, recelos, pasiones y venganzas que observamos en nuestros protagonistas y reconocemos, irremediablemente, en nosotros mismos". El resultado, una historia ingeniosa, una comedia entretenida, un montaje divertido, una obra redonda.



Como hemos dicho antes, la otra gran responsable de este montaje es la directora Laila Ripoll ("Rif (de piojos y gas mostaza", "El triángulo azul", "Donde el bosque se espesa"), que explica que han intentado plasmar en la obra "un Calderón como si fuese una película de Blake Edwards, ¿por qué no? Colores, luz, sensualidad, alegría, música y juventud brillan en cada elegante verso de este texto. Mujeres que bien podrían ser aquella Ava Gardner que se divertía en el Madrid de finales de los 50, Marcello Mastroianni paseando por San Antonio de la Florida, galanes con el punto tenebroso del Mr. Ripley de Alain Delon en "A pleno sol", Peter Sellers buscando la Pantera Rosa, pero también López Vázquez y Gracita Morales planeando un "Atraco a las tres"... todo parece hecho a la medida de este Calderón sensual y divertido, en el que una mujer son un sombrerito blanco, al más puro estilo Audrey Hepburn, ubicua y juguetona, es responsable de un enredo monumental que deja al espectador boquiabierto". Todo ese ambiente nostálgico y cinematográfico se destila a la perfección en toda la obra, que rezuma todo el aroma de aquellos años de glamour y pomposidad, contrarrestados con la picaresca y astucia de aquellos tiempos en los que muchos tenían que hacer cualquier cosa para sobrevivir frente a los coloridos trajes de los ricos. 



Una obra con esencia costumbrista, pero con todo un colorido casi naif que la hace mucho más actual, nos muestra un interesante retrato de lo que son las relaciones humanas, de los amores y los celos, de la soberbia del poderoso y de la fuerza emocional del fugitivo. Un precioso homenaje al tandem formado por Miguel Narros y Andrea D´Odorico, los dos maestros que la llevaron a escena hace más de veinte años. Una impecable comedia de enredos, en la que los personajes, como suele ocurrir en este tipo de obras, se encuentran cegados por el amor. En un Madrid primaveral en el que todo es florido y lleno de color, las parejas que pasean por el Retiro se confunden, se engañan, juegan a buscarse con el peligro de no llegar a encontrarse. 


Carolina África cuenta que "la acción se ha ambientado con una estética años cincuenta, dotándola en este caso de color y alegría. Ese tono de festividad es uno de los objetivos que nos hemos propuesto, igual que la idea de disfrutar al máximo de estos personajes que podrían ser contemporáneos a nosotros. Para ello, he tratado de dotar a las mujeres de un papel más activo y menos doliente y potenciar la comicidad en todos. Clarificar, buscar la teatralidad y agilizar las tramas han sido otras prioridades, como también ofrecer una mirada contemporánea sobre las palabras de Calderón, cuestionando con humor y determinación comportamientos que hoy, afortunadamente, nos parecen inadmisibles". Una pintoresca versión llena de color y de pillería, para mostrarnos lo poco que hemos cambiado en todos estos años, ya que la obra, como reconoce Carolina, es un reflejo de lo que somos, de nuestra lucha por el amor, de la incapacidad para ver más allá de nosotros mismos.




Centrándonos en la historia que nos vamos a encontrar, ya de inicio nos vemos sorprendidos ante la llegada de don Juan de Guzmán a casa de don Pedro para pedirle ayuda y asilo. Ha regresado a Madrid tras meses huido, porque le busca la justicia por haber matado a un hombre que vio salir de la casa de su amada doña Ana de Lara. Pero no puede olvidarse de ella, por eso ha regresado a Madrid y pide refugio a don Pedro, que vive en la casa contigua a la de doña Ana. Tras dar cobijo a su amigo, don Pedro va al parque a galantear con doña Clara, amante de don Hipólito (el más fatuo y maldiciente caballero de todo Madrid) de la que está enamorado. Don Hipólito ha prohibido a Clara ir al parque, pero ella acude disfrazada para ver lo que hace su amado, que como buen galán no tarda en seducirla y enamorarse perdidamente de ella. En ese juego de seducción, Clara escapa de su amado, que la persigue hasta que ella se esconde en casa de Ana, que por azar acaba con el sombrero de Clara cuando llega Hipólito. Aquí comienza el enredo, cuando éste comienza a seducir a Ana pensando que es la misteriosa mujer del parque. Enredos, juegos, luchas, todo tiene cabida en esta comedia en la que al final triunfará el amor y ¿todos? acabarán consiguiendo lo que quieren.



Todo esto lo lleva a escena un maravilloso elenco formado por Pablo Béjar (en el papel de don Juan), Alba Recondo (como doña Ana), Juan Carlos Pertusa (dando vida a don Pedro), Ana Varela (como doña Clara), José Ramón Iglesias (interpretando a don Hipólito), Nieves Soria (en el papel de doña Lucía), Guillermo Calero (interpretando a Arceo, el servicial mayordomo de don Pedro) y Sandra Landín (dando vida a Inés, la sirvienta y cómplice de doña Clara). Un formidable elenco que se maneja con impecable soltura en el verso, con una naturalidad poco habitual. Pablo Béjar vuelve a demostrar que es un maestro a la hora de recitar, Juan Ramón Iglesias nos regala un Hipólito caricaturesco y delicioso, que compite en la parte cómica con Ana Varela, impecable en su papel de sufridora y maquiavélica Clara. Un grupo de intérpretes que trabajan a la perfección como elenco, creando parejas de gran complicidad (como Clara e Inés), de gran bis cómica (Arceo y Lucía) o de conflicto en busca de su objetivo (Clara e Hipólito, Juan y Ana).



No podemos dejar de hablar de la ingeniosa escenografía, diseñada por Arturo Martín Burgos. Lo que aparentemente es una sencilla puesta en escena, con una plataforma y dos entradas a los lados, se va convirtiendo en todo tipo de lugares dispares con la proyección de las maravillosas videoescenas creadas por Emilio Valenzuela, y que se convierten en pieza esencial del montaje. Esto, acompañado de la impecable iluminación de Luis Perdiguero, consigue transportarnos a los coloridos años cincuenta, a los verdes parques del Madrid primaveral, que contrarresta con los colores más fríos del interior de las casas. Todo ello se acompaña magistralmente por la música de Mariano Marín, que interpretan Luis Mari Moreno "Pirata" (saxos y trombón) y Steve Jordan (batería y percusiones). Por último tenemos que hablar de divertidísimo diseño de vestuario de Almudena Rodríguez Huertas, lleno de colores vivos y con un carácter muy primaveral. 


En definitiva, estamos ante una comedia impecable, entretenida, gamberra, que nos muestra lo vigentes que siguen los textos clásicos en nuestros días. La mordaz versión de Carolina África es una nueva muestra de la maestría de la autora a la hora de hacer frente a los clásicos. La dirección de Laila Ripoll es impecable, en un cuidado y minucioso trabajo con los actores, de los que consigue personajes únicos. Todo el conjunto transmite alegría, buen rollo, fiesta, entretenimiento, diversión. ¿Qué más se le puede pedir a una comedia? Una obra que se convertirá en cita ineludible para esta primavera. No la dejen pasar, es una de las comedias de la temporada.

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Teatro: Teatro Fernán-Gómez. Sala Guirau
Dirección: Plaza de Colón 4.
Fechas: Del 13 de Abril al 14 de Mayo. De Martes a Sábado a las 20:00. Domingos a las 19:00. Martes y Miércoles, día del espectador. 
Entradas: Desde 18€ en Teatro- Fernán-GómezPrograma de mano.

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