Teatro: La profesora. Teatro Bellas Artes.

Comienza la temporada en el Teatro Bellas Artes con una deliciosa comedia que nos dejará muchos debates abiertos y nos hará recapacitar sobre la importancia de la educación (tanto dentro como fuera del aula) para el desarrollo de los adolescentes. Una interesante historia, que va cogiendo cuerpo conforme avanza la obra, pasando de una serie de tutorías entre un padre y la tutora de su hija, a algo mucho más complejo, conforme vamos conociendo a los personajes y las pesadas mochilas que llevan a sus espaldas. Acompáñenos en este viaje, entren en el complejo mundo que separa a estos personajes, que al final parecen tener muchas más cosas en común de las que imaginaban.


La historia se plantea en clave de comedia dramática, aunque en el fondo tiene más de lo segundo que de lo primero. Una pieza que nos muestra el modo en que nos personajes aparentemente antagónicos van acercando posturas, limando asperezas, buscando lugares comunes en los que poder ser ellos mismos. Dos personajes muy diferentes, tanto por la edad como por sus conocimientos, pero que con el paso de las tutorías en las que coinciden acaban construyendo una gran relación.



Esta bonita y divertida historia ha sido producida de Secuencia 3, El Terrat, Saga Producciones, Hawork Studios, Avant Events, Agente Kaplan y Magasaz Gestoría. La obra original, titulada "Life lesson", fue estrenada en junio del pasado año en Nueva York y desde entonces no ha dejado de cosechar premios, como el Premio ATI, el Hola Special Recognition For Its Theme of Inclusion and Education, y el reciente Premio Talía a la mejor producción de artes escénicas de Nueva York de autoría hispana contemporánea. Una pieza cargada de emotividad, de ternura, con un duro trasfondo que nos habla de lo difícil es la educación, tanto para los educadores, como para los padres, cuando los hijos se sienten excluidos del entorno escolar por algún motivo. Lo que comienza con un tono de liviana comedia va adquiriendo la aspereza de los temas importantes, la contundencia de las decisiones difíciles, la oscuridad de una realidad dura y compleja.



El texto, obra de Eduardo Galán (responsable de adaptaciones tan interesantes como las de "Un marido ideal", "Tristana", "El zoo de cristal" o "Los pazos de Ulloa"), "utiliza la comedia para poner en acción preguntas como los límites de la educación, el miedo a la soledad, el poder redentor de la cultura y la dificultad de la sociedad y las familias para aceptar la diferencia y superar los roles de género". Una impecable obra donde la ternura baña toda la historia, para esconder todas esas temáticas que golpean a los dos protagonistas, que les hace llevar pesadas cargas sobre sus hombros. Dos personajes que en un principio se nos presentan como antagónicos, pero que a lo largo de la historia verán unidas sus vidas bajo un objetivo común. 

El texto de Eduardo Galán "nos ofrece un retrato de la realidad actual poniendo en relieve grandes problemas de la vida contemporánea que a todos de una manera u otra nos resultan familiares: una adolescencia conflictiva, el miedo a la soledad, el impacto de los prejuicios, la importancia del acceso a la educación, las rupturas de pareja...", pero también habría que destacar la delicadeza y la sencillez con la que se tratan estos temas, sin cortapisas y con la naturalidad que nos ofrecen las propias situaciones vitales de los personajes. El dramaturgo las aborda con seriedad y con sencillez, de forma directa y precisa, con toques de humor para que le llegue más directamente al espectador, que se siente cercano a los personajes y adopta la necesaria reflexión desde la confianza adquirida.



La joven Carla Nyman da el salto a los grandes teatros, tras haber dirigido algunos éxitos en el Off madrileño, como "Yo solo vine a ver el jardín", "El delirio de las ranas" o "Taronges". Y tenemos que reconocer que no le ha temblado el pulso en este debut en un gran escenario, ya que dirige con la precisión de una veterana, pero con la frescura propia de la juventud. Así consigue un montaje lleno capas, que se nos van descubriendo conforme vamos conociendo a los dos personajes protagonistas y la historia de la niña que ha unido sus caminos. Carla sabe moldear a los dos personajes para que se vayan ablandando ante los espectadores, desvelando pequeños secretos, haciéndonos partícipes de sus confesiones, hasta crear unos vínculos muy fuertes, tanto con los personajes como con el público que se entrega a esta deliciosa y dura historia. Otro punto a reseñar en la dirección de Nyman es la ingeniosa composición escénica, en la que nos muestra la intimidad de las casas de los protagonistas en un segundo plano (como a modo de secreto) mientras que la relación común en el despacho de la profesora se desarrolla en primer término.


Pero vayamos a lo que nos cuenta la historia, en la que conoceremos a una profesora y el padre de una de sus alumnas, que poco a poco irán hilvanando lazos para intentar ayudar a la niña y para salvarse a ellos mismos. Él es Ortiz, un pescadero entrado en la cincuentena que trabaja en un supermercado y acude a una tutoría con la profesora de su hija Daniela, por algún problema de conducta de la niña. La tutora de la niña, América Alcalá es una mujer a punto de jubilarse, enamorada de su trabajo, de la literatura y las palabras, que teme el momento de tener que dejar de dar clases por el miedo a la soledad. El primer encuentro entre ambos resulta desastroso, ya que ella no para de corregir el modo de hablar de él, mientras Ortiz no deja de increpar los motivos que alude la tutora para la reunión. Un combate de boxeo que no acaba bien, pero que tendrá un segundo asalto porque los dos quieren, por encima de todo, ayudar a Daniela. A lo largo de todo el curso asistimos a las distintas tutorías, en las que conoceremos mejor las vidas de los tres personajes, sus problemas, sus miedos, sus debilidades y sus esperanzas.



La obra refleja problemas de actualidad, propios de la vida de nuestros días. Familias desestructuradas, mujeres que se agarran a su trabajo por escapar de la soledad, padres a los que sobrepasa la educación de sus hijos, adolescentes que no se adaptan, vidas complejas que no parecen encajar, o que no les dejan buscar la forma de hacerlo. El texto nos plantea la posibilidad de esa relación entre personas de edades muy diferentes y posiciones sociales antagónicas, que van buscando sus lugares comunes hasta conseguir tener su parcela en la que pueden ser ellos mismos y conseguir una felicidad añorada durante demasiado tiempo. Dos personas que se encuentran solas, perdidas por diferentes circunstancias, que pueden apoyarse mutuamente para poder conseguir salir a flote, aunque nunca pensasen que podrían conseguirlo con esa persona. De fondo también se vislumbra la relación de Ortiz con su ex, que le abandonó dejándolo a cargo de la hija en el peor momento posible.


Pero el tema principal de la obra es todo lo que rodea a Daniela. La educación de un adolescente, siempre difícil, en el que ni los profesores ni los padres parecen acertar con la tecla correcta. También nos habla de la inestabilidad emocional en esos años de continua búsqueda, en la que todos fuimos grandes rebeldes con ganas de comernos el mundo. Pero el tema que aúna todo esto es el de la transexualidad de la niña. Ella lucha contra los insultos de sus compañeros, y el mundo que le rodea se ve superado por una situación desconocida para ellos, tanto para sus padres como para la profesora.



Y todo esto es posible gracias a las magníficas interpretaciones de Isabel Ordaz ("El beso", "He nacido para verte sonreír", "El jurado", "Coraje de madre") en el papel de la profesora, y Marcial Álvarez ("El curioso incidente del perro a medianoche", "César y Cleopatra", "Los Pazos de Ulloa", "El cojo de Inishmaan") dando vida a Ortiz, el padre de la adolescente. Ambos nos regalan unas interpretaciones llenas de matices, de capas en las que ir descubriendo poco a poco la verdadera realidad del personaje. A lo largo de las intensas tutorías, los dos intérpretes nos van mostrando pinceladas de su personalidad, de sus miedos y sus anhelos, de sus errores pasados y sus incertidumbres futuras. La relación entre ambos comienza como un tira y afloja, una lucha por ver quien es la persona más adecuada para llevar las riendas en la educación de Daniela, pero con el paso de las reuniones los dos van descubriendo que es el trabajo conjunto el que más puede ayudar a la adolescente.



Como hemos dicho antes, uno de los puntos fuertes de este montaje es el delicioso espacio escénico diseñado por Mónica Teijeiro (responsable también del atrezzo y el vestuario) y que nos plantea dos niveles dentro de la escena. El espacio principal, colocado en primer término, representa el despacho de la profesora, lugar en el que se desarrollan las tutorías y, por tanto, avanza la relación entre la profesora y el padre. En un segundo término veremos las intimidades de cada personaje, representando en la penumbra de sus casas. El juego de luces diseñado por José Manuel Guerra es otro de los aciertos de la obra, con una marcada diferencia entre la luz intensa del despacho que contrarresta con el juego de penumbras y luces tenues de las casas. Por último, no podemos dejar de nombrar la música y el espacio sonoro creados por Julio Awad y que nos envuelven hasta meternos dentro de la escena.


En definitiva, estamos ante una conmovedora historia llena de comedia pero que esconde una cruda reflexión sobre muchos temas de actualidad. Todos estos conflictos que tienen un mayor o menor peso en la historia, son importantes como piezas de un puzzle que necesita todos sus piezas para encajar en su conjunto. La historia se nos plantea sin discursos moralistas (pese a tratar temas de gran debate social) ni tendenciosas proclamas ideológicas, sino que nos plantea los conflictos como parte de una realidad que es la que les toca vivir a los personajes, y que tienen absolutamente asumida. Amparados por el realismo mágico de Gabriel García Márquez, iremos descubriendo como profesora y padre van creando su propio universo en el que poder convivir y ayudar a Daniela. Una historia delicada, con mucha carga social en lo que cuenta, con grandes pinceladas de humor que hacen más llevadero el drama real que se esconde dentro de esta historia

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Teatro: Teatro Bellas Artes
Dirección: Calle del Marqués de Casa Riera 2, 28014 Madrid
Fechas: Del 6 de Septiembre al 15 de Octubre. De Miércoles a Viernes a las 20:00. Sábados a las 18:00 y 20:30. Domingos 19:00. 
Duración: 90 minutos.
Entradas: Desde 9,75€ en TeatroBellasArtes.


Reparto


Isabel Ordaz
Marcial Álvarez

Ficha artística


Autor: Eduardo Galán
Dirección: Carla Nyman
Asesor dirección actores: Francisco Vidal
Ayudante de dirección: David Huertas
Espacio escénico, atrezzo y vestuario: Mónica Teijeiro
Diseño de iluminación: José Manuel Guerra
Música original y espacio sonoro: Julio Awad
Dirección de producción: Luis Galán y Javier Ortiz
Coordinación técnica: Luis García Sánchez
Comunicación y producción: Beatriz Tovar y Borja Galán
Producción ejecutiva: Secuencia 3
Una producción de Secuencia 3, El Terrat, Saga Producciones, Hawork Studios, Avant Events, Agente Kaplan y Magasaz Gestoría.


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