Teatro: La Fortaleza. Teatro de la Comedia.

Dentro de los Diálogos contemporáneos que el Teatro de la Comedia ha establecido entre nuestros clásicos y autores contemporáneos; en esta ocasión llega La Fortaleza, un texto de Lucía Carballal que pone en relación con El castillo de Lindabridis de Calderón y que se está representando al mismo tiempo en la sala grande de la Comedia.


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Para hacer frente al encargo que el Teatro de la Comedia le ha hecho, Lucía Carballal ha optado por su propia vida, por su propia persona. De este modo la figura sobre la que gira la Fortaleza es la de Jesús Carballal, su padre.


En el primer monólogo nos cuenta como era su vida en Madrid y como la misma cambió cuando toda la familia tuvo que ir a un sitio al que nunca habían ido, y al que probablemente no habrían ido nunca si no fuera por motivos laborales, ese sitio no es otro que Murcia.


Su historia volvió a dar un gran giro cuando ella con su hermano y su madre volvieron a Madrid. Su padre se quedó en Murcia donde vivió y trabajó, obteniendo cierto prestigio y éxito en su trabajo como arquitecto.


Su relación con él se limitaba a algún que otro fin de semana que iban a verle y poco más.



Tomando como eje la relación que tuvo con su padre (o más bien la ausencia de la misma) va estableciendo cierto paralelismo entre su vida y la obra de Calderón.


En el castillo de Lindabridis el padre muere sin poder decir a sus hijos a quien ha elegido como su sucesor. En la Fortaleza acompañamos a la autora en un viaje a través de sus recuerdos para intentar llegar a entender cual fue el legado que le dejó su padre.


La obra es una reflexión sobre el papel que en su vida, en lo que es hoy tuvo su padre.  Un padre que tras el divorcio de su mujer se quedó a vivir en Murcia, mientras sus hijos y su mujer volvían a Madrid. En definitiva, cual es la influencia que puede tener un padre ausente en el momento en que una hija más necesita a su padre.


“Mi padre pensaba que pagando nuestros colegios, llamando por teléfono de tanto en tanto y recibiéndonos en su casa alguna vez, estaba haciendo lo que debía”.


El primer monólogo lo hace Eva Rufo, que alterna con gran solvencia sendos personajes, el de la joven Lucía y el de actriz de la Compañía de Teatro Clásico a la que se incorporó en el año 2007.



Tras la correspondiente transición vuelve a aparecer Lucía que sigue desgranando anécdotas de su padre “que construyó decenas de castillos, el primero de ellos para la abuela Lola, su suegra. Fue su primera clienta. Un castillo inspirado en las villas romanas. Mi abuela quería una piscina, pero a mi padre eso le parecía vulgar”.


Nos cuenta como era la vida en su piso del barrio de Tetuán en Madrid, tras la separación de sus padres y como eran las veces que le visitaban.


En este segundo monólogo Mamen Camacho, vuelve a intercalar a Lucía con su paso por la Compañía de Teatro Clásico a la que se incorporó en el año 2009.


Nos cuenta que para hacer teatro clásico te piden un acento castellano neutro y nos explica uno de los ejercicios que se hacía –“Como una rosa la avispa golosa”. Indica que a pesar de su acento del sur (“Nadie respeta el acento del sur”).



“No terminar las palabras siempre da esa imagen como de no acabar nada en la vida, ser un gandul”.


El tercer y último monólogo lo interpreta Natalia Huarte, que se sale aunque sea un poco de las actrices que la han antecedido. Comienza con las primeras estrofas del castillo de Lindabridis

 

Tartaria, aquella provincia

que sobre las dos cervices

de Africa y Asia se sienta,

rica hermosa y apacible….

 

Y nos va explicando de una forma asombrosa cual era su método para aprender el texto. Simplemente maravilloso. Natalia se incorporó a la Compañía de Teatro Clásico en 2012.



Y acaba hablando de recuerdos de su padre y de la última vez que fue con su hermano al almacén donde hace un tiempo habían guardado las cosas de su padre hasta que tomaran una decisión sobre qué hacer con ellas.


La escenografía de Pablo Chaves Maza, nos traslada a varios sitios a la vez. Por un lado, una especie de castillo suspendido en el aire (un castillo volante como el de Lindabridis o un homenaje a los muchos castillos que el padre de Carballlal construyó en Murcia). Y a sus pies lo que parecen los restos de una construcción (escombros, ladrillos…). Restos que bien se podrían ver en cualquier museo moderno de arte contemporáneo.


Pablo es también el responsable de vestuario, donde se mezcla la ropa actual con vestidos utilizados en su momento por cada una de las intérpretes en representaciones de la Compañía de Teatro Clásico.



Pilar Valdevira se encarga de la cuidada iluminación con tonos básicos muy teatrales y Benigno Moreno se encarga del espacio sonoro alternando sonidos muy duros y repetitivos que sirven de transición entre los monólogos con armonías.


La dirección y dramaturgia son de Lucía Carballal, sin duda una de las autoras más prolíficas y exitosas de nuestro tiempo.


Dramaturga, directora teatral y guionista. Cursó estudios de Dramaturgia en la RESAD y en el Institut del Teatre de Barcelona, donde se licenció en dicha especialidad en 2008.



En teatro es autora de más de una decena de obras entre las que destacan Los pálidos, Las bárbaras, La resistencia, Una vida americana, Los temporales o A España no la va a conocer ni la madre que la parió.


En 2019 fue una de los siete dramaturgos europeos elegidos por el prestigioso autor Simon Stephens para participar en el Encuentro Internacional de Dramaturgia de la Sala Beckett de Barcelona Siete de un golpe.


En paralelo ha trabajado como guionista en exitosas series de televisión como Vis a vis o La edad de la ira.



Respecto a la presencia de su padre en la obra indica “Nunca pensé que mi padre, su ausencia y su arquitectura me darían la llave para acceder a Calderón, o que Calderón me daría la llave para acceder a mi padre al que no pude conocer demasiado”.


En cuanto al texto señala que “La relación con el material no era tanto con el texto de Calderón sino con lo clásico y que este interrogante me iba a conectar con los espectadores, porque todo el mundo tiene más o menos una relación compleja con ese molde o esa herencia que todos hemos recibido de las generaciones anteriores o de nuestros maestros y que, de alguna manera, ya no sabemos muy bien cómo articular para convertirlo en algo personal o privado o importante para nosotros”.


Por lo que respecta a la elección del elenco añade “pensando en qué pinta podía tener esta obra llegué a la conclusión de que eran tres monólogos, tres aproximaciones distintas a esta historia, pensé que tenía sentido llamar a tres actrices, que habían estado muy vinculadas a la CNTC y que se sucedieron en el rol de actriz principal en diferentes montajes, y pensé que esa trayectoria y ese juego de relevos también podía tener un papel en la obra: la idea de que son actrices que se han ocupado profesionalmente de relacionarse con ese legado, con esa herencia y que han hecho de ello su tarea durante muchos años y que también han tenido que gestionar el peso de ello y el dejar de dedicarse a ello, y encontraba paralelismos entre la propia historia y mi relación con el texto clásico”.



Un elenco como hemos indicado compuesto por Eva Rufo, Mamen Camacho y Natalia Huarte. Con una carrera paralela en la Compañía de Teatro Clásico cada una de ellas sustituyó a la otra -de hecho aparecen en escena en el mismo orden en que fueron accediendo a la Compañía.


Impecable la selección de las tres. Sólo por ver su actuación ya merece la pena acercarse al teatro de la Comedia. Eva Rufo forma parte de la primera promoción de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, protagonizando Las bizarrías de Belisa, de Lope de Vega. Cuenta con una dilatada carrera en teatro y televisión, donde hay que mencionar su inolvidable su papel de Helen Keller en Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio.




Junto a ella Mamen Camacho que en 2009 pasa a formar parte de la segunda promoción de la joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, en la que protagonizó La moza de cántaro, de Lope de Vega.


Completa el elenco Natalia Huarte, también componente de la joven Compañía Nacional de Teatro Clásico; ha participado en algunas de las más exitosas obras de los últimos tiempos como Nise, la tragedia de Inés De Castro, Safo, Supernormales, El bar que se tragó a todos los españoles, París 1940, Los pálidos o Psicosis 4.48.



Sin duda tres de las actrices llamadas a estar en el panorama teatral actual. Por todo lo dicho hasta ahora se trata de una obra imprescindible.

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Teatro: Teatro de la Comedia (Sala Tirso de Molina).

Dirección: C/ Príncipe, 14.

Fechas: Del 15 de febrero al 3 de marzo.

            Martes a domingo a las 18 horas.

Entradas: 25 €.

  

Equipo artístico

Dirección: Lucía Carballal.

Elenco: Eva Rufo, Mamen Camacho, Natalia Huarte.

Espacio escénico y vestuario: Pablo Chaves (AAPEE).

Diseño de iluminación: Pilar Valdelvira (AII).

Diseño de sonido: Benigno Moreno.

Ayudante de dirección: Aitana Sar.

Producción: Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Agradecimientos: Pablo Carballal, Luis Sorolla y Sergio Adillo.


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