Teatro: Perfect Ass. Nave 73

Nos adentramos en la Nave 73 para conocer uno de sus últimos éxitos de esta temporada, coincidiendo con las últimas semanas del año. Y como suele ser habitual en esta sala, el espectáculo no defrauda. Este divertido y elocuente montaje es un viaje por diferentes situaciones, tan dispares que no tendremos una visión completa hasta el final de la función, con continuos giros insospechados que nos llevarán a lugares de lo más variopinto. Escenas aparentemente inconexas que cobran más fuerza al verlas como un conjunto donde el lenguaje y las certezas se tambalean a cada pasoPerfect ass “(sí o no) es un viaje teatral por las contradicciones del feminismo contemporáneo a través de cuatro tableaux que van del lenguaje académico a la carencia de lenguaje, de sentido”.



Entramos en la sala con la tensión que provoca ver el espectáculo en marcha. Una proyección preside el escenario mientras el público toma asiento, mientras una de las actrices permanece en escena esperando que todo de comienzo. Nos convertimos de voyeurs de lo que ocurre en escena, minutos antes de que todo comience. Un montaje que comienza de forma abrupta y abrumadora, con una declaración de intenciones muy clara sobre lo que vamos a ver. Un arranque que pilla con el pie cambiado y sorprende a propios y extraños por su originalidad, rotundidad e ingenio. Sin apagar las luces ni los típicos mensajes de "apaguen sus teléfonos móviles", la obra comienza por todo lo alto, con una profesora de historia que nos cuenta lo que estábamos viendo, con una gestualidad que se mete al público en el bolsillo desde el primer momento. Una forma original y muy impactante de dar inicio a este collage de historias.



Esta producción de la compañía La Impura ("Nacer con culpa y sin nombre", "Háblame de sexo", "Veneno azul espera", "Inútils") es una oda a la imperfección y a esas preguntas incómodas que preferimos evitar. Compañía creada en 2020 por Ale Lacour y Candela Solé, destinada a producir proyectos que cuenten historias cercanas, imperfectas, incluso incómodas, con las que el público pueda sentirse identificado, y si no, interpelado. Ellas reconocen que sus proyectos siempre están empapados de humor. No concebimos otra forma que hablar de temas serios abordados desde el sarcasmo y la ironía. Así que el público para el que van dirigidas nuestras obras es uno que sepa ver en nuestra impureza, la originalidad y la belleza.



La obra, escrita y dirigida por Ale Lacour (que también forma parte del reparto), es una oda a la imperfección y a esas preguntas incómodas que preferimos evitar. La creadora nos propone una serie de relatos aparentemente inconexos, que se van encajando para convertirse en un elemento conjunto que crece desde esa concepción de piezas ensambladas. El texto es demoledor, invitándonos a cuestionarnos todo lo que creemos como establecido, haciendo que dudemos de todo aquello que hemos dado por correcto, para ver todos los errores que tenemos en nuestras ideas preconcebidas sobre muchos temas esenciales. Desde el humor más mordaz, la autora invita a la reflexión y no nos deja indiferentes con todos las cuestiones que plantea. 

"No busco que el público esté de acuerdo conmigo, yo no estoy de acuerdo con la obra. Busco que salga inquieto, cuestionándose qué significa "libertad" cuando eres mujer en 2025. El teatro debe ser placentero ante los ojos del público e ingrato ante su mirada" reconoce la propia Ale Lacour "En la obra cuestiono la ilusión de que las mujeres ya somos libres". El espectáculo es una oda a la imperfección y a esas preguntas incómodas que preferimos evitar.




Uno de los puntos fuertes de este montaje es la originalidad de la propuesta y la contundencia con la que nos plantea nuestras propias contradicciones. La obra se cuestiona lo que significa ser libre en el mundo que nos ha tocado vivir, y las barreras que se deben derribar para conseguir esa libertad real. El montaje se conforma en cuatro escenas que nos plantean diferentes formas o modelos de gestionar esta libertad buscada, en un mundo que nos observa desde las redes, que todo lo juzga, una sociedad para la que todo es negocio y la visibilidad depende de que nos mantengamos en los límites establecidos. La mujer como objeto de deseo, que es examinada en cada movimiento y juzgada por lo que haga, con mucha mayor contundencia que a los hombres. La obra nos coloca en una situación incómoda, al hacernos preguntas que no queremos plantearnos. El mundo visto desde la contradicción constante, ya que todos vivimos en esa dicotomía constante, en la que tenemos que estar sopesando todo lo que hacemos desde los diferentes parámetros que nos "impone" la sociedad. Una lucha constante en la que todo es cuestionable, pero en la que muchas veces dejamos de preguntarnos por las cosas que de verdad merecen la pena.




La compañía define el montaje como un drama contemporáneo fragmentado con elementos grotescos sobre la libertad de la mujer en el s. XXI. Esta interesante propuesta se configura en cuatro escenas, que realmente podrían haber sido obras completas cada una de ellas, por la complejidad de los personajes (fantásticamente confeccionados) y por la necesidad de hablar de cada uno de los temas que en ellas se tratan. Todo comienza con "mujer frente al espejo" una rotunda propuesta sobre el mostrarse, el dejarse ver, la necesidad de ser aceptado o la impostura que a todos nos rodea (en mayor o menor medida). Esta primera escena nos muestra a una profesora de historia del arte que expone la tesis de una de sus alumnas sobre la codificación del cuerpo femenino. Una exposición que se interrumpe de forma abrupta por una de las alumnas, que pone en tela de juicio todo lo que dice la profesora. Bombazo inicial, ruptura drástica de la cuarta pared y una declaración de intenciones de lo que nos espera.

La segunda de las escenas lleva por título "La dona e mobile" y el cambio de registro con respecto a la anterior es radical. Comienza la escena con dos niños (maravillosas interpretaciones de las actrices, con unos cambios de registro magistrales) inocentes, que se ven superados en sus intentos de llegar a la matanza de un pollo. Una escena tierna y surrealista, fascinante e hipnótica, deliciosa. De ahí saltamos (triple salto mortal, vaya cambio, que maravilla) a conocer a sus abuelas, dos mujeres en constante verborrea, que solo se escuchan a sí mismas mientras de manera increíble mantienen una fluida (y por momentos incomprensible para el resto) conversación. Delante de un puesto del mercado, nos deleitan con el momento más divertido y delirante de la función.



Otro cambio radical para entrar en "Perfect ass", el tercero de los relatos. Nos adentramos en un club de striptease como prólogo de una ácida y corrosiva entrevista en las que nos sorprenderemos y nos divertiremos a partes iguales. En esta potente escena conoceremos a una stripper cuya moral no le permite prostituirse. Un nuevo giro para aportar una visión diferente de la mujer, de la visión que tenemos de ellas y de las que ellas mismas tienen de sus cuerpos y de su relación con el mundo. En este relato veremos a una stripper que traza su propio límite con una honestidad desarmante, ante el asombro de su entrevistadora y todo un aprendizaje para el público asistente. El montaje termina con "She says No" una situación de pareja en la que la comunicación parece brillar por su ausencia. Tengo que reconocer que fue el relato que menos me llegó, pero aún así tengo que reconocer que es ingenioso y mordaz. En él, una pareja que no sabe si sí o si no. Cuatro relatos que parecen no tener nada que ver pero que se retroalimentan para conseguir un todo de lo más contundente y relevador.




Y a todas estas pequeñas historias les dan vida Lola Silva, Caterina Mengs y Ale Lacour, tres actrices solventes y polifacéticas, capaces de cambiar de registro de forma muy natural, para crear los diferentes personajes y dotar a cada uno de una personalidad muy diferenciada. Un elenco descarado, poderoso, con ganas de dejar claro lo importante de lo que nos vienen a contar, dejando pinceladas de gran comedia para golpearnos con las "verdades como puños" que nos cuentan. Impetuosas y arrolladoras, cada una de ellas sabe en todo momento el tono que debe dar a sus personajes para hacerlos crecer en cada escena y darle al público lo que quiere, potenciando cada frase y cada gesto con sus poliédricas interpretaciones. Cada una de ellas consigue dar el máximo en cada una de las historias, configurando personajes tan interesantes que querríamos seguir conociéndolas (quizás en obras posteriores sepamos más de ellas), ya que nos evocan multitud de preguntas, de poderosos temas de conversación, de debates abiertos sobre los que indagar.



Todo el montaje gira en torno a una ingeniosa estructura que comienza siendo la pantalla en la que se proyecta el vídeo de la tesis de la primera escena, para al girar ir convirtiéndose en los diferentes espacios en los que transcurren las diferentes escenas. Este espacio polivalente sirve también de apoyo para que las actrices se cambien de vestuario entre cada una de las historias. Esta ingeniosa composición del espacio ha sido diseñada por las chicas de La Impura. Esencial en el montaje es el diseño de iluminación, a cargo de María Potocosi, que consigue darle a cada escena una textura y calidez muy diferentes, dotando a cada historia del tono apropiado. También tiene gran peso en la obra el diseño de sonoro de Miguel Ángel Feria (que también ejerce de ayudante de dirección) y las coreografías de Sara Frías, así como los vídeos proyectados, obra de Ale Lacour.


En definitiva, estamos ante una interesante propuesta, en la que una sucesión de relatos nos van mostrando diferentes realidades sobre la mujer, los estereotipos que la sociedad les marca y las miradas que sobre ellas recaen. El montaje coloca a las mujeres frente el espejo del deseo, la mirada y la libertad. Contundente y mordaz, esta secuencia de escenas nos agita, nos emociona, nos provoca, nos zarandea, para que consigamos salir de los corsés marcados por la mirada patriarcal y vayamos a situarnos en otro lugar (o en varios) para tener una visión más periférica (y real) de lo que ocurre en el mundo, concretamente en la realidad que viven día a día las mujeres. Como dice la autora de esta contundente obra "el teatro debe ser placentero ante los ojos e ingrato ante la mirada".

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Teatro: Nave 73
Dirección: Calle Palos de la Frontera 5.
Fechas: Del 9 de Noviembre al 28 de Diciembre. Domingos a las 19:00.
Duración: 90 minutos.
Entradas: Desde 16€ en Nave73.


ficha artística

DRAMATURGIA Y DIRECCIÓN
Ale Lacour

ELENCO
Lola Silva
Caterina Mengs
Ale Lacour


COREOGRAFÍA
Sara Frías

AYUDANTE DE DIRECCIÓN Y DISEÑO SONORO
Miguel Ángel Feria

DISEÑO LUMÍNICO
María Potocosi

MOTION GRAPHER
Paco Llonch

CARTEL
Belén Cabello

FOTOGRAFÍA
Guille Cuidadillo

VÍDEOS PROYECTADOS
Ale Lacour

PRODUCCIÓN
Pablo Botas

ESCENOGRAFÍA Y PRODUCCIÓN EJECUTIVA
La Impura Compañía

PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS
La compañía La Impura gana el certamen de la segunda edición de la RiojaFilmCommision con su primer film Sestil en 2021
Ale Lacour gana el premio La Mistral Nouvelle 2025 con la novela Todos Caen
Miguel Ángel Feria ha obtenido el XIV Premio Internacional de Poesía “Ciudad de Salamanca” (2010) por La Consagración del Otoño (Reino de Cordelia, 2011) y el IX Premio de Poesía “Andalucía Joven” (2007) por El Escarbadero (Renacimiento, 2008)



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