Teatro: Cuando caiga la nieve. Teatro Fernán-Gómez

Las personas que transitan la ciudad se cruzan de forma fortuita, pero en determinadas ocasiones el destino puede hacer que esos encuentros sean trascendentales para sus vidas. Este cruce de caminos, de almas perdidas, nos lleva a situaciones límite, en las que se pone de manifiesto hasta donde somos capaces de llegar por conseguir aquello que anhelamos. La ciudad como un elemento vivo que nos atrapa y a la vez nos guía, que nos lleva de la mano por el oscuro camino que es la propia vida. Pequeños instantes, lugares comunes, que en momentos determinados se convierten en determinantes para que tomemos decisiones que nos hacen avanzar.





Nunca me había pasado que antes de entrar a una obra un cartel nos indique de los "peligros" que puede acarrear el espectáculo. La curiosidad nos invade al entrar en la sala y ver el precioso manto de plumas que llena el escenario, una imagen que nos habla bien a las claras del carácter onírico de la pieza que vamos a ver. Un precioso espacio que va transformando en miles de lugares, las plumas comenzarán a volar, a inundarlo todo, como las cenizas de una hoguera llevadas por el aire, como los copos de nieve que van decorando de un blanco impoluto las calles. Un elemento, las plumas, que hace de escenografía y de atrezzo, pero sobre todo dota de una personalidad singular a todo el montaje


Esta comedia negra nos habla de la soledad desde la más bella de las visiones, desde una poética que nos embriaga de principio a fin. Cuatro historias que se entrelazan sin llegar a tocarse, para descubrirnos personas que viven en los límites de la sociedad, aislados en sus pequeños mundos, en una inmensa ciudad que los atrapa y los condena. Personajes que se encuentran solos por diferentes motivos, y que encaran esas soledad de maneras muy distintas, que se revelan contra su destino o dejan que la vida los guíe, con quien viaja a la deriva en un río. El autor utiliza estas cuatro historias para hablarnos de diversos temas que aparecen de forma tangencial en la obra, como son la migración, la precariedad, la falta de esperanza, las reacciones ante la pérdida de un ser querido, las relaciones familiares o la muerte. Todo esto se nos plantea en un escenario como la ciudad de Madrid, la gran metrópoli en el que nadie es extranjero, pero todos se sienten abandonados.



Las Compañías La Belloch Teatro ("Vientos de Levante", "Verano en Diciembre") y Becuadro Teatro ("Placenta") presentaron este proyecto en la Plataforma de Proyectos Guindalera, dentro de la programación de la IV edición del Festival Surge Madrid. Este texto sobre la vida y como el azar puede cambiar nuestro destino, fue escrito dentro del V programa de Desarrollo de Dramaturgias actuales INAEM. El proyecto destila ternura, una historia tratada con la delicadeza de quien habla de temas tan profundos como la muerte, la soledad, el abandono o la familia. La Belloch sigue con su firme apuesta por la dramaturgia contemporánea y la búsqueda de nuevos lenguajes con los que transmitir al público las realidades que nos rodean, con obras siempre cercanas, que nos hablan de personajes a los que fácilmente podríamos conocer. 


El poeta y dramaturgo Javier Vicedo Alós ha creado una obra que tiene un poco de estas dos facetas, ya que es un texto cargado de poesía, con una estructura modelada para hacernos sentir, un montaje para disfrutar "más con el corazón que con la cabeza". El autor de obras como "Summer evening" (premio Calderón de la Barca 2014), "Calderón cadáver" o "Genealogía discontinua" llegó al teatro por contagio, en un momento en el que su poesía se había estancado, y encontró en el teatro el modo de ampliar sus registros, de tocar otras voces que como poeta no se sentía capaz de tocar.

Vicedo Alós define esta obra de la siguiente manera: "La soledad dolorosa es la de las grandes ciudades, esa regla parece perseguir a los personajes de esta obra. Personajes habitados por el silencio y la distancia a pesar de vivir en Madrid. Un baile alrededor de la muerte, de las relaciones familiares incomprensibles. "Cuando caiga la nieve" se sitúa en un tiempo por llegar o en un tiempo que ya fue, una obra acosada por la idea de desplazamiento, movimiento como forma ilusoria de huir de uno mismo".


El director Julio Provencio ("Placenta", "El cazador de ojos", "Hebe", "Macrophylla") ha creado un montaje de historias que se entrelazan, sin llegar a juntarse, de personajes cotidianos en situaciones normales, que nos podrían pasar a cualquiera. Una bella historia, un collage de pequeños momentos vitales en los que sus personajes deambulan por un Madrid reconocible para todos. Un montaje sencillo en su estructura formal, pero complejo en el tránsito de las historias, momentos que el director resuelve con brillantez. Como es habitual en sus propuestas, parte de la realidad más cercana para intentar crear algo novedoso, que sólo tenga sentido sobre el escenario. 


"A veces basta con lanzar un suceso anecdótico al engranaje rutinario de nuestras vidas para que se desvelen los resortes que las mueven: sorpresas, miedos, recuerdos y decisiones salen a flote, provocando una pequeña explosión en el ritmo cotidiano del día a día. Eso les ocurre a los personajes de "Cuando caiga la nieve", unidos por el acontecimiento a priori banal, pero lo suficientemente simbólico como para suponer un antes y un después en el camino a ninguna parte que es la vida. A través de sus historias, tan cargadas de comedia como de rabia y melancolía, se va configurando un peculiar collage que retrata el Madrid de nuestro tiempo desde la voz de sus ciudadanos anónimos, cargados de las mismas preguntas que nos asaltan a todos en nuestro rincón particular de la ciudad".



Partiendo de la anécdota un poco surrealista y bastante macabra del robo de unas cenizas a la entrada de una funeraria situada en cualquier calle de Madrid, la historia nos presenta un interesante collage de antihéroes que deambulan en torno a las cenizas. En una secuencia de viajes por el pasado, presente y futuro de los personajes, les vamos conociendo un poco más y descubriendo la relación de cada uno de ellos con los hechos ocurridos aquel día en el que "se perdieron" las cenizas. Las vidas de estos cuatro personajes se entrelazan para configurar un interesante mosaico sobre la ciudad de Madrid y los seres solitarios que la habitan.

Un joven marcado por los recuerdos de una familia desestructurada, en el momento en que muere su madre, un peculiar limpiador que acelera sus últimos días en Madrid con el sueño de poder volver a su país, un hombre que malvive como muñeco de la Plaza de Oriente, escondiendo su cara, y una mujer que busca las cenizas de su padre por toda la ciudad, para poder cumplir su última voluntad. Mientras la urna con las cenizas va cambiando de mano en mano, recorremos distintos rincones de la ciudad, desde una comisaria a una tienda de segunda mano, pasando por la línea circular del metro.


Un elenco con los roles muy diferenciados marca las distintas temáticas que marca la obra, con cuatro historias muy diferentes, a las que sólo les une la soledad de los protagonistas...y las cenizas extraviadas. El chico joven que acaba de perder a su madre es interpretado por Fernando Delgado-Hierro ("Scratch", "Comedia fallida", "La distancia"), que nos presenta a un solitario melancólico, que se encuentra desubicado ante la pérdida de la madre, y se refugia en sus recuerdos para buscar algo a lo que agarrarse para continuar su camino. Un joven que nos marca desde el inicio el camino de la obra, los distintos matices, las aristas que componen este cruce de caminos en el que se convierte la historia, marcada por la muerte y por una extraña nieve que lo cubre todo.


Efrín Rodríguez ("Fiesta, fiesta, fiesta", "Our town", "Impulsos (BMP)") es el limpiador extranjero que vive angustiado por la distancia que le separa de su madre, y que tras no encontrar su lugar dentro de la ciudad sólo piensa en regresar a su país. Este personaje nos plantea de forma directa la soledad de un emigrante lejos de su país, en una ciudad en la que todo le resulta demasiado caótico y acelerado. Este personaje es interpretado también por Fabián Augusto Gómez. El hombre sin cabeza, al que da vida Juan Carlos Talavera ("La tortuga de Darwin", "Misericordia", "Diálogo de fugitivos"), es una metáfora de la vida del propio personaje, que ha sobrevivido sin pensar mucho nunca sobre lo que debía hacer. Por último Chupi López ("Beatriz Galindo en Estocolmo", "Rinoceronte", "Edipo torero") da vida a la angustiada hija que ha perdido las cenizas de su padre al salir de la funeraria y se recorre la ciudad buscándolas. Un precioso personaje que nos muestra las dificultades que se crean dentro de las familias ante el fallecimiento de un ser querido.



La concepción del espacio escénico (creado por el propio director Julio Provencio) de la obra es sublime. Un lugar creado por plumas, que nos hace transitar por distintos lugares, pero siempre dentro de un onírico concepto global. Las plumas que vuelan como la nieve, que se bifurcan como caminos en el asfalto, que sirven para enterrar los cadáveres que deja la historia. Una abstracción del espacio que lo tiene todo sin necesidad de ningún alarde, con la ingeniosa propuesta que nos lleva a tomar conciencia desde el primer momento de lo que vamos a ver. Junto a este espacio tan bucólico, la iluminación diseñada por David Benito nos traslada por los distintos lugares por los que transitan los personajes, mientras la creación sonora de Nacho Bilbao y David Benito nos mete de lleno en una atmósfera marcada por los silencios de estos personajes solitarios. También hay que destacar el vestuario diseñado por Yeray González Ropero, que nos marca claramente la identidad de cada una de las personalidades que aparecen en la obra.


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La obra es una poética visión de la vida en este Madrid acelerado, en el que no podemos pararnos a disfrutar de un momento de tranquilidad. Si nos relajásemos un poco quizás podríamos ver a alguno d estos seres solitarios que habitan la ciudad. Seres que pasan desapercibidos porque no quieren hacer ruido, no quieren molestar, solo quieren que la vida les de un poco de tregua y les ayude a seguir. Una comedia negra que nos enseña a cuidar a los seres queridos, esos de los que nos acordaremos cuando ya sea demasiado tarde...
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Cuando caiga la nieve
Teatro: Teatro Fernán-Gómez
Dirección: Plaza de Colón 4
Fechas: De Martes a Sábados a las 20:30. Domingos y festivos a las 19:30
Entradas: Desde 14€ en teatrofernangomez. Del 12 de Abril hasta el 5 de Mayo.


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