¿Es posible vivir la pasión juvenil pasados los cincuenta? ¿Nos podemos enamorar de forma alocada pasados los setenta? ¿Está el amor apasionado reservado a los jóvenes amantes? Estas son solo algunas preguntas de las muchas que plantea esta pieza, que nos muestra la vulnerabilidad, la inseguridad, el miedo de estos enamorados ante el implacable paso del tiempo. La sociedad mira extrañada la pasión entre personas de cierta edad, cuando no deja de ser un precioso ejemplo de un amor que ha perdurado en los años. Ellos, Romeo y Julieta, tienen miedo al verse envejecidos y muchas dudas sobre su pasión juvenil puede permaneces ya pasados los sesenta. Un viaje por su vida les hará ir recomponiendo su historia para poder responderse a todos estos interrogantes.
Llega uno de los estrenos más esperados de la temporada al Teatro Español, y en la tarde del sábado en su puesta de largo se notaba el ambiente de las grandes noches. Y no era para menos, ya que íbamos a ver como dos de los personajes más emblemáticos de la literatura universal cambiaban su destino. Todo estaba dispuesto para ver como los grandes amantes shakespirianos regresaban a la vida. La expectación es máxima por saber qué harán, como reaccionarán ante este regalo, ante esta nueva oportunidad... con más de cincuenta años de retraso.
Esta producción de Entrecajas Producciones Teatrales ("Silencio", "Miércoles que parecen jueves", "Tea Rooms", por nombrar sólo sus éxitos más recientes) y el Teatro Español (con la colaboración del Teatro Calderón de Valladolid y el Ayuntamiento de Fuenlabrada) nos presenta un "final alternativo" para el gran clásico de Shakespeare. Ese amor adolescente, impregnado de pasión y de la vehemencia de la juventud se torna en este montaje de modo mucho más reposado. Shakespeare dice que la muerte es el fin de todo y que los amantes veroneses murieron abrazados en el mausoleo. Pero cuatro siglos después la historia cambia, veremos como el amor puede sobrevivir al paso de los años, como una mirada puede derretir a los setenta del mismo modo que a los quince. En esta distópica historia descubriremos un nuevo final para el amor prohibido entre Romeo y Julieta.
El texto de E.L. Petschinka (traducción de Luis Carlos Mateo Ruiz) navega entre una revisión del clásico y esa nueva trama en la que los amantes no murieron, sino que han estado dormidos durante cincuenta años. De este modo vemos a una Julieta enérgica y vivaz frente a un Romeo vulnerable, que al despertarse no sabe quien es ni el motivo por el que está en ese lugar. Tras la sorpresa inicial por "regresar de la tumba", Julieta empieza a reconstruir su historia de amor imposible, mientras que Romeo va encajando las piezas en su mundo de fantasía, en el que solo recuerda que quería ser payaso. Como si de un rompecabezas se tratase, las imágenes van regresando y Romeo se va dando cuenta de quien es, al tiempo que los dos amantes toman conciencia del tiempo pasado, de que lo que iban a ser tres días se han convertido en cinco décadas. El amor y la pasión en la tercera edad, el Alzheimer, el paso del tiempo, el miedo a envejecer, son algunos de los temas que se van diseccionando a lo largo de la obra.
La dirección de la pieza corre a cargo de Rafael Sánchez ("Tiempo de silencio") que nos propone un viaje onírico por las entrañas de estos personajes universales. El director explica que "hasta hoy nuestro interés solo se debía a la historia de amor entre dos adolescentes. La juventud es un poderoso vehículo para vendernos toda clase de emociones, y no solo emociones. Nuestro sistema capitalista no sería tan eficaz si no supiese vendernos también toda clase de productos para sentirnos más atractivos y jóvenes". Y en este punto es donde reside el potencial de la obra. Las preguntas que debemos hacernos son ¿Por qué el amor apasionado solo está reservado a la juventud? ¿Quién o qué nos prohíbe vivir nuestras emociones más allá de los 50? ¿Uno se puede enamorar con 70 años o solo le queda la opción de cuidar a sus nietos? Unos interrogantes que se plantean estos dos amantes en el momento en que despiertan de su largo letargo.
Sánchez habla de esta versión en la que "contamos que la edad solo es un número abstracto que no nos debe preocupar. Romeo tiene 80 años y Julieta casi 70, la edad no les pone límites; bueno quizás les frena un poquito la memoria o la agilidad, pero no las emociones y las ganas de vivir". La función transita desde lo metateatral a lo distópico, pasamos de ver a Romeo y Julieta para disfrutar de Ana Belén y José Luis Gómez, que transitan las distintas etapas de la vida de los personajes a la vez que nos muestran sus relaciones personales con la obra.
Centrándonos en la historia, vemos a Julieta y Romeo despertar después de un largo sueño. Lo que todos pensamos que había sido el punto final de su historia de amor prohibido, resulta que sólo había sido un pequeño paréntesis, un letargo de cincuenta años. Pero ellos han cambiado, son dos personas adultas que al despertar no se reconocen. Julieta, que piensa que sólo han pasado tres días desde que se durmieron, solo ve ante ella a un caballero ochentón que puede imaginar que sea su amado. Por su parte, Romeo, que no recuerda nada de quien es ni de su pasado, se encuentra con una mujer madura muy bien conservada. Ambos siguen pensando que son adolescentes, con la pequeña diferencia de que ella recuerda toda su historia de amor mientras que él tiene pequeños flashes, pero no tiene nada seguro.
Los dos amantes se encuentran desubicados. Julieta piensa que sólo se ha dormido un rato, y se despierta con la emoción de esperar que llegue su amado para escapar juntos. Romeo no recuerda nada, ni quien es, ni lo que pasó, ni porque está ahí. Le vienen ciertos recuerdos que no consigue hilvanar, mientras que Julieta lo mira con recelo y sin saber que hace ese hombre tan mayor junto a ella. Ella comienza a recordar como fue toda su relación, desde que se conocieron, casi de forma fortuita, hasta el fatídico desenlace tantas veces contado. Con cada recuerdo, Romeo va encajando poco a poco las piezas dentro de su cabeza, como si de un puzzle se tratara. Ambos recorren de la mano este camino para descubrir lo que ocurrió realmente... y cuando todo encaja Julieta tiene que reconocer que ya no tiene dieciséis años y Romeo tiene que enfrentarse a una pared blanca contra la que choca al intentar recordar quién es y de donde viene.
Y ellos no son otros que los maestros Ana Belén y José Luis Gómez (que estará en la obra hasta el 28 de Mayo, para ser sustituido luego por Jesús Noguero), dos leyendas de nuestro teatro que nos regalan dos interpretaciones maravillosas. Dos actores esenciales en las últimas décadas para entender la escena nacional. Ana Belén nos deslumbra una vez más con su presencia, con su voz, con su destreza a la hora de manejar todos los registros, con la facilidad para transitar todos los estados emocionales que requiere esta Julieta, ilusionada y desconcertada a partes iguales. Por su parte José Luis Gómez vuelve a darnos una clase magistral de interpretación, desde los miedos y las dudas que azotan a Romeo. Un personaje que se mueve entre las sombras de su propia vida y que Gómez consigue manejar a la perfección, para pasar de la vulnerabilidad a la soberbia, de la galantería al olvido. En escena les acompañan una banda de músicos que harán también los distintos personajes que van apareciendo en la historia. Ellos son José Luis Torrijo (que ejerce también de narrador y maestro de ceremonias en diferentes momentos), Irene Rouco (impecable en su papel de madre de Julieta) y David San José (muy convincente en el papel de confesor de los amantes).
Y todo esto sucede en una ambigua escenografía, diseñada por Ikerne Giménez (responsable también del diseño de vestuario) que destila un halo de misterio, pero que también está llena de versatilidad. Una propuesta onírica, en la que solo vemos las dos "camas" sobre las que yacen los amantes dentro del mausoleo familiar. Pero este, aparentemente sencillo, decorado va transformándose, como si al recuperar las piezas de la historia se fuese construyendo un nuevo espacio. En este aspecto es fundamental el impecable diseño de iluminación de Carlos Marquerie, que dota a la escena de un tono casi espectral, jugando de forma magistral con las luces, las sombras y la penumbra. Fabuloso el elemento circular sobre el que se apoyan los focos y se acaba convirtiendo en un elemento fundamental de la obra. Por último, no podemos dejar de hablar de la maravillosa dirección musical de David San José, que nos lleva de la mano por toda la historia.
En definitiva, estamos ante una propuesta original, con dos actores imperiales que la hacen crecer un par de escalones. Una historia en la que veremos el miedo a envejecer, el vértigo ante el paso del tiempo, el amor en personas de la denominada tercera edad, pero ante todo veremos a Ana Belén y José Luis Gómez desplegando todas sus destrezas interpretativas, que es mucho decir. Vayan al Teatro Español y sumérjanse en esta historia distópica, en la que los amantes tienen por fin la posibilidad de vivir su amor en paz, aunque sea con las de cincuenta años de retraso...
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Teatro: Teatro Español. Sala Margarita Xirgu.
Dirección: Plaza de Santa Ana. Calle Príncipe 25.
Fechas: Del 15 de Abril al 4 de Junio. De Martes a Domingos a las 19:00. 1h 30 min. aprox.
Entradas: Desde 6€ en Teatro Español.
FICHA ARTÍSTICA
De E.L. Petschinka
Traducción: Luis Carlos Mateo Ruiz
Dirección: Rafael Sánchez
Con Ana Belén, José Luis Gómez (del 15 de abril al 28 de mayo), Jesús Noguero (del 30 de mayo al 4 de junio) José Luis Torrijo, Irene Rouco y David San José
Diseño de espacio escénico y vestuario: Ikerne Giménez
Diseño de iluminación: Carlos Marquerie
Dirección musical: David San José
Una producción de Entrecajas Producciones Teatrales y Teatro Español con la colaboración del Teatro Calderón de Valladolid y el Ayuntamiento de Fuenlabrada
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